L'italiana in Algeri
Gioachino Rossini
Vesselina Kasarova, Michele Pertusi, Maxim Mironov, Carlos Chausson, Davinia Rodríguez, Borja Quiza, Angélica Mansilla.
Jesús López Cobos, Joan Font
Teatro Real de Madrid,
Lunes, 16 de noviembre de 2009
La italiana en Argel del Real ha estado bien, pero pesadita, y ahí miro a sus directores musical y escénico como máximos responsables, por haber mozartianizado a Rossini el primero y por haber soltado un cúmulo de efectos visuales sin ton ni son el segundo.
La ópera entera ha estado falta de brillo, de chispa, de dinamismo. Y si el argumento de por sí es bastante básico (sí, vamos, tiene momentos graciosos, pero poco más), no por mucho llenar la escena de elementos vistosos naïf y gracietas varias se logra hacer cómica una ópera. Sí, se consigue la risa rápida y fácil, pero hace falta más.
A la orquesta, ligereza y cambios de ritmo. A la escena, continuidad en vez de tanto efecto aislado y más espontaneidad. Y a los cantantes, implicación y un pelín de desparrame y descontrol.
Vesselina Kasarova tiene una voz sobresaliente, bella de timbre y con proyección. Ahora, entubada como ella sola, con unos graves que le salen de los higadillos y una coloratura un poco a golpes. Su aria de entrada quedó como la de Renée Fleming del otro día: rara, rara, rara. Mejoró mucho en el segundo acto, donde dio buena muestra de su categoría y fama. Pero vamos, que al principio me asustó.
Pertusi me encantó como Mustafá. Primero, porque se apropió del personaje y lo hizo bufo sin llegar a caricaturizarlo, y luego, porque de voz muy bien.
El tenor es un ruso jovencito con voz muy de tenor rossiniano a la antigua, de timbre agudo y blandito, un poco tembloroso, sin problema en los adornos. Bien.
Chausson me suele poner de los nervios con sus exageraciones bufas, especialmente cuando hace donizettis, pero mira, ayer, entre tanta contención, agradecí sus excesos. Sigue teniendo voz más que de sobra para estos papeles y junto al Mustafá fue lo más logrado de la noche.
Con las Elviras yo no sé qué pasa que todas las que he oído son gritonas a más no poder. Desde luego, Davinia Rodríguez destacaba por encima de todos en los concertantes. Habrá que escucharla en otros roles menos histéricos. Qué mujer.
¿Sensación global? Pues una italiana agradable, estética y globalmente aburridita. De las de ver en vídeo e ir pasando directamente a los highlights. Para cubrir expediente rossiniano.
Página web del Teatro Real
Gioachino Rossini
Vesselina Kasarova, Michele Pertusi, Maxim Mironov, Carlos Chausson, Davinia Rodríguez, Borja Quiza, Angélica Mansilla.
Jesús López Cobos, Joan Font
Teatro Real de Madrid,
Lunes, 16 de noviembre de 2009
La italiana en Argel del Real ha estado bien, pero pesadita, y ahí miro a sus directores musical y escénico como máximos responsables, por haber mozartianizado a Rossini el primero y por haber soltado un cúmulo de efectos visuales sin ton ni son el segundo.
La ópera entera ha estado falta de brillo, de chispa, de dinamismo. Y si el argumento de por sí es bastante básico (sí, vamos, tiene momentos graciosos, pero poco más), no por mucho llenar la escena de elementos vistosos naïf y gracietas varias se logra hacer cómica una ópera. Sí, se consigue la risa rápida y fácil, pero hace falta más.
A la orquesta, ligereza y cambios de ritmo. A la escena, continuidad en vez de tanto efecto aislado y más espontaneidad. Y a los cantantes, implicación y un pelín de desparrame y descontrol.
Vesselina Kasarova tiene una voz sobresaliente, bella de timbre y con proyección. Ahora, entubada como ella sola, con unos graves que le salen de los higadillos y una coloratura un poco a golpes. Su aria de entrada quedó como la de Renée Fleming del otro día: rara, rara, rara. Mejoró mucho en el segundo acto, donde dio buena muestra de su categoría y fama. Pero vamos, que al principio me asustó.
Pertusi me encantó como Mustafá. Primero, porque se apropió del personaje y lo hizo bufo sin llegar a caricaturizarlo, y luego, porque de voz muy bien.
El tenor es un ruso jovencito con voz muy de tenor rossiniano a la antigua, de timbre agudo y blandito, un poco tembloroso, sin problema en los adornos. Bien.
Chausson me suele poner de los nervios con sus exageraciones bufas, especialmente cuando hace donizettis, pero mira, ayer, entre tanta contención, agradecí sus excesos. Sigue teniendo voz más que de sobra para estos papeles y junto al Mustafá fue lo más logrado de la noche.
Con las Elviras yo no sé qué pasa que todas las que he oído son gritonas a más no poder. Desde luego, Davinia Rodríguez destacaba por encima de todos en los concertantes. Habrá que escucharla en otros roles menos histéricos. Qué mujer.
¿Sensación global? Pues una italiana agradable, estética y globalmente aburridita. De las de ver en vídeo e ir pasando directamente a los highlights. Para cubrir expediente rossiniano.
Página web del Teatro Real