Mi visión personal (y limitada) del mundo de la ópera. No esperes leer aquí tesis doctorales ni críticas periodísticas. Relax y a disfrutar.
lunes, febrero 19, 2007
Cyrano de Bergerac en Valencia
Cyrano de Bergerac, de Franco Alfano. Valencia. Palau de les Arts. 18 de febrero de 2007.
Miedo tenía yo con esta ópera. La había intentado ver en casa en DVD (el de Alagna & co.) y me había quedado dormido. Pero claro, a quién se le ocurre ponerse un dvd en casita recién llegado de trabajar.
El principio de la obra es durito. Primero, porque el argumento es muy sencillo en lo que a la historia principal se refiere, pero un cacao tremendo en lo que le rodea. ¿Son soldados, poetas, qué hacen, por qué se pelean? Y luego, porque la música, siendo tonal, es muy anárquica, no hay un momento melódico. No me centraba yo, no.
Afortunadamente, al final de la primera parte (segundo cuadro del segundo acto) está la escena del balcón, donde Alfano encuentra la inspiración, y ya no la suelta hasta el final de la ópera. Esa escena del balcón, el solo de Roxane en el campo de batalla y la escena final de la carta son de un lirismo exquisito.
La solución escénica -después del desastre de la plataforma- fue sencilla, un poco de teatro de segunda, pero efectiva: Dos estructuras semicilíndricas sirven como base para todos los decorados, y en el fondo había unas proyecciones. Vamos, el típico decorado que si te lo ponen en un Verdi saltan los puristas eternamente indignados a decir que es una mierda pero si es en un Wagner le encuentran hasta el simbolismo. Bien. Cutrecillo, pero bien.
Yo no vi el Fidelio, así que no puedo comparar, como hacía todo el mundo, el nivel de la orquesta. Pero estuvo muy bien, en mi humilde opinión.
Del reparto, Rod Gilfry me dejó un poco frío. Yo suponía que es una voz de calidad a juzgar por su curriculum y grabaciones. Se le perdía la voz en la amplitud de la sala.
Justo todo lo contrario que a Itxaro Mentxaka, la eterna mezzo secundaria de los teatros españoles. Esté donde esté y suene la orquesta lo fuerte que quiera, su inconfundible timbre siempre se distingue.
El segundo tenor, Arturo Chacón-Cruz, no estaba en el mismo nivel que sus compañeros y su papel de Christian quedó algo deslucidillo.
Plácido Domingo, soberbio. Cualquier cosa que se pueda decir de él es poco. Vale que a su edad ya no tiene agudos, pero qué belleza de timbre, qué poderío, qué centro más precioso. Y, sobre todo, qué entrega. Emocionó en la escena final.
Y la gran sorpresa, Sondra Radvanovsky: qué señora, por favor. Timbre algo oscuro, potencia bestial, gran fiato, seguirdad en el agudo y total empaste con Domingo. Se marcó un aria en el tercer acto que nos dejó a todos ojipláticos. Brava.
El público del Palau habla bastante y van todos vestidísimos. Yo creo que era el único que no iba de negro a la entrada del teatro, caray. Overbooking de abrigos de piel.
A la salida, carrera hasta el aparcamiento y... 350 km de vuelta a Madrid solito, de noche, con lluvia en algunos tramos y escuchando a Prim Lalá. Uffffffffffffffff.
Pero mereció la pena.
En el vídeo, la escena de la carta, cantada por Roberto Alagna y Nathalie Manfrino.
jueves, febrero 15, 2007
Danza de las horas
Aunque todos tenemos en la cabeza la imagen de las hipopótamas y los cocodrilos de Fantasía, aquí va una versión un poco más ortodoxa de la parte final de la danza de las horas de La Gioconda de Ponchielli.
Desde el Liceo de Barcelona, con Ángel Corella como bailarín.
Desde el Liceo de Barcelona, con Ángel Corella como bailarín.
martes, febrero 13, 2007
jueves, febrero 08, 2007
Die tote Stadt
Uno de los primeros fragmentos de ópera que escuché en mi vida fue la canción del pierrot de Die tote Stadt, de Korngold. Era una versión instrumental y me quedé totalmente colgado de su belleza. Ni que decir tiene que no conocía para nada a ese compositor ni había oído hablar en mi vida de esa ópera.
Compré la versión existente (la de Leinsdorf con Neblett, Kollo, Prey y Luxon) y... como principiante, me resultó durilla (era un novato en la escucha). Esa mezcla entre Strauss y Puccini me desconcertaba.
Pero con el tiempo se convirtió en una de mis óperas favoritas. Y no veáis la emoción que sentí cuando por fin la pude ver representada el año pasado en Barcelona, con una producción bestial.
Con todos vosotros, los dos fragmentos más conocidos de LA CIUDAD MUERTA, recién extraídos de un dvd con Karan Armstrong (Marie/Marietta), James King (Paul) y William Murray (Pierrot):
1. La canción de Marietta
2. La canción del pierrot.
Compré la versión existente (la de Leinsdorf con Neblett, Kollo, Prey y Luxon) y... como principiante, me resultó durilla (era un novato en la escucha). Esa mezcla entre Strauss y Puccini me desconcertaba.
Pero con el tiempo se convirtió en una de mis óperas favoritas. Y no veáis la emoción que sentí cuando por fin la pude ver representada el año pasado en Barcelona, con una producción bestial.
Con todos vosotros, los dos fragmentos más conocidos de LA CIUDAD MUERTA, recién extraídos de un dvd con Karan Armstrong (Marie/Marietta), James King (Paul) y William Murray (Pierrot):
1. La canción de Marietta
2. La canción del pierrot.
lunes, febrero 05, 2007
El mejor final para Turandot
Ni suicidios "a la Espert" ni bobadas "a la Berio", ni apaños "a la Alfano" ni recortes "a la Toscanini".
El mejor final para Turandot es éste:
El mejor final para Turandot es éste:
viernes, febrero 02, 2007
Glitter and be gay
Aburrido ya de peleas sordas por el Don Carlós, descontextualizaciones y justificaciones, me relajaré con un fragmento del Candide de Bernstein.
A falta de algún vídeo de Dawn Upshaw, mi favorita cantando el Glitter and be Gay, aquí tenemos al histrión de la Dessay.
Besitox.
A falta de algún vídeo de Dawn Upshaw, mi favorita cantando el Glitter and be Gay, aquí tenemos al histrión de la Dessay.
Besitox.
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