A partir del domingo, en Madrid, La italiana en Argel (L'italiana in Algeri), de Rossini.
Como anticipo, una entrevista a Joan Font, el director de escena:
Stendhal definió esta ópera como “una locura organizada” y “la mejor ópera bufa”, ¿qué piensa usted?
Suscribo por completo la afirmación […]. Para mí, L’italiana es un divertimento cargado de irrealidad y fábula que, sin ser una historia de enredos al uso, muestra constantes idas y venidas, con transformaciones de los personajes. Toda la obra es una gran fiesta de los sentidos […]. Es una metáfora divertida que respira ironía, sensualidad y sexualidad.
Comediants se caracteriza por sus aproximaciones fantásticas a los temas que tocan. ¿También con L‘italiana?
Esta aproximación fantástica nos permite darle una dimensión universal e intemporal a las historias, porque se trata de llevar lo que se cuenta a un mundo onírico y con ello se abren las puertas de la imaginación y la fabulación […].
Esta obra plantea las relaciones entre hombre y mujer.
Efectivamente, aunque está llena de hombres, en realidad es una obra de mujeres, porque Isabella, Elvira y Zulma son […] mucho más inteligentes, astutas y emprendedoras. En cambio los personajes masculinos son mucho más débiles, por no decir bobos.
La playa, el mar, es otro protagonista de esta puesta en escena.
El mar es el gran protagonista, porque es el elemento que todo lo trae y lo lleva […]. Así, aunque haya interiores, siempre está presente el mar. […]La acción arranca al atardecer, en la playa, y llegamos a la noche con las hogueras, con toda la magia de las noches mediterráneas, que encierran soledad, amor, sexo y placer, en las que suelen pasar más cosas que durante el día.
Se ha comentado que la estructura de la obra guarda mucha relación con el teatro clásico de Plauto y también con el de Molière. ¿Coincide usted con esta opinión?
Por supuesto, aunque a mí me parece más cerca de Aristófanes que de Plauto, y muchísimo más de Molière […]. Si nos centramos sólo en el libreto, éste es de una gran calidad teatral y funciona. Tiene un gran calado, y unos diálogos hilarantes. Es una obra muy moderna. Toda la ópera respira modernidad.
¿Qué es lo que le ha resultado más difícil de esta puesta en escena?
Lo más difícil es el trabajo teatral con los cantantes y bailarines-actores, para que entiendan este juego del absurdo que raya en el esperpento, los gestos, las situaciones, las acciones, las miradas, los silencios cargados de intención… Los cantantes tienen que ser buenos actores […]. Es importante que experimenten el personaje en todas sus facetas […].
Y no me toca hasta el 16.
Como anticipo, una entrevista a Joan Font, el director de escena:
Stendhal definió esta ópera como “una locura organizada” y “la mejor ópera bufa”, ¿qué piensa usted?
Suscribo por completo la afirmación […]. Para mí, L’italiana es un divertimento cargado de irrealidad y fábula que, sin ser una historia de enredos al uso, muestra constantes idas y venidas, con transformaciones de los personajes. Toda la obra es una gran fiesta de los sentidos […]. Es una metáfora divertida que respira ironía, sensualidad y sexualidad.
Comediants se caracteriza por sus aproximaciones fantásticas a los temas que tocan. ¿También con L‘italiana?
Esta aproximación fantástica nos permite darle una dimensión universal e intemporal a las historias, porque se trata de llevar lo que se cuenta a un mundo onírico y con ello se abren las puertas de la imaginación y la fabulación […].
Esta obra plantea las relaciones entre hombre y mujer.
Efectivamente, aunque está llena de hombres, en realidad es una obra de mujeres, porque Isabella, Elvira y Zulma son […] mucho más inteligentes, astutas y emprendedoras. En cambio los personajes masculinos son mucho más débiles, por no decir bobos.
La playa, el mar, es otro protagonista de esta puesta en escena.
El mar es el gran protagonista, porque es el elemento que todo lo trae y lo lleva […]. Así, aunque haya interiores, siempre está presente el mar. […]La acción arranca al atardecer, en la playa, y llegamos a la noche con las hogueras, con toda la magia de las noches mediterráneas, que encierran soledad, amor, sexo y placer, en las que suelen pasar más cosas que durante el día.
Se ha comentado que la estructura de la obra guarda mucha relación con el teatro clásico de Plauto y también con el de Molière. ¿Coincide usted con esta opinión?
Por supuesto, aunque a mí me parece más cerca de Aristófanes que de Plauto, y muchísimo más de Molière […]. Si nos centramos sólo en el libreto, éste es de una gran calidad teatral y funciona. Tiene un gran calado, y unos diálogos hilarantes. Es una obra muy moderna. Toda la ópera respira modernidad.
¿Qué es lo que le ha resultado más difícil de esta puesta en escena?
Lo más difícil es el trabajo teatral con los cantantes y bailarines-actores, para que entiendan este juego del absurdo que raya en el esperpento, los gestos, las situaciones, las acciones, las miradas, los silencios cargados de intención… Los cantantes tienen que ser buenos actores […]. Es importante que experimenten el personaje en todas sus facetas […].
Y no me toca hasta el 16.