lunes, diciembre 23, 2013

Cenicienta Cendrillon

  



Noche de cuento de hadas en el Liceo este viernes con la Cenicienta de Massenet.

Cendrillon dista de ser una gran ópera. Es más un divertimento, una amable y agradable opereta, tanto en un argumento que no se sale ni un milímetro del conocido cuento (como podría ser la Cenerentola de Rossini) como en una música que, aún con buenos momentos, no está en general muy inspirada.

Juega a su favor que el primer acto es muy sorprendente, con música de pompa y boato, muy brillante, que envuelve enseguida. Si a ello le unimos una producción sensacional y un reparto "de los de Metropolitan", el camino al éxito de la velada está conseguido, ya cuando se apagan las luces por un par de minutos la Cendrillon del Liceu nos tenía conquistados a todos.

Musicalmente hablando, los tres siguientes actos son más rutinarios. Las arias están bien, pero tampoco son un prodigio, en la parte puramente orquestal hay una presentación de princesas al baile que se hace eterna, y sólo en los dúos príncipe-cenicienta la música toma altura de nuevo. Pero ya lo digo, el nivelón artístico fue tal que ya nos tenía al público ganado, y el final fue la explosión de aplausos que merecía.


Joyce DiDonato. Estupenda. Es el papel que le va como anillo al dedo, no tiene graves incómodos, puede lucirse en los agudos y le permite desplegar una elegancia de canto de primerísimo nivel. Aparte, ¿le ha crecido la voz o es que estaba tan cómoda con el rol que lo dio todo sin dificultad alguna? Deliciosa, no se le puede poner una pega. Me gusta aquí mucho más que en barrocos y rossinis.


Alice Coote, el príncipe, a la que sólo había visto en cine en el último Giulio Cesare del Met. Voz plena, intensa, que sube al agudo como si nada, con volumen. No llega a tener la personalidad vocal de DiDonato pero es muy notable. También el papel del príncipe no es tan lucido.

Y las dos mezzos, compenetradas a la perfección, ofrecieron unos dúos de amor espectaculares. 



Annick Massis. Sorpresa sorpresa. ¿Es la misma que no me pareció ni chicha ni limoná en una Sonnambula de Bellini hace más de una década en el Real? ¡Pero qué señora! ¡Cómo le ha crecido la voz! ¡Qué gustazo de agudos, sobreagudos y filigranas vocales! Y qué estilazo cantando, moviéndose y actuando como una Mae West.... bueno, mejor Jean Harlow. Se lo pasó en grande y nos lo hizo pasar en grande a los demás. Sensacional.


Seguimos con las señoras. Doña Ewa Podles.
Una de las contraltos favoritas de este teatro, y de donde vaya, porque es soltar uno de sus graves y ya te deja encandilado. Está pasadita de años y ya no tiene ese volumen de antaño, pero es imposible no rendirse a sus pies. Los graves de la casa siguen siendo rotundísimos: baja a la caverna más profunda del centro de la tierra. Pero es que los agudos también están allí. Y si la Massis estaba encantada con el papel, la Podles ni te cuento. Graciosísima de madrastra, qué manera de moverse y de expresarse. Genial. Se metió a todo el mundo en el bolsillo.


Toca un hombre (el único del reparto principal), Laurent Naouri, el papel de padre de Cenicienta. Suficiente en sus intervenciones solistas y elegantísimo y sentido en el dúo con DiDonato. Muy bien como contrapunto a tanta voz femenina.


Las hermanastras, Marisa Martins y Cristina Obregón, cumplieron con creces con sus papeles, pequeños pero lucidísimos. Porque para hacer estos roles no sólo hay que estar graciosas, que lo estaban, sino también a buen nivel vocal, y audibles.

Una batería de comprimarios quedaron también encantados por la varita mágica del hada madrina y, de verdad, no se les puede poner pega alguna. Igual que el coro, integradísimo y entregadísimo.

Vamos, que vocalmente,  reparto de campanillas.

¿Y la orquesta?
Pues de lujo, oye. Andrew Davis, artífice de la maravillosa Rusalka del año pasado, levanta el nivel de una partitura a menudo monótona, llevando la orquesta a un sonido rotundo, con brillo, cuidando al cantante. Bravo.

 
Pero todo esto no hubiera sido suficiente sin la participación del director de escena. Laurent Pelly ilustra el cuento de una manera deliciosa, plagando la ópera de detalles que te impiden que se te vaya la atención. Se pueden comentar mil cosas... no sé, hay que verlo. Yo destacaría la primera aparición del hada con los clones de Cenicienta y el ballet del segundo acto.

Ese ballet es una escena larguísima y bastante rollete. Pero ahí teníamos a un reducido cuerpo de baile (excelente) perfectamente integrado con el coro, convirtiendo lo que podría ser un aburrimiento en una de los más animados fragmentos de la obra.

Con ayuda, claro está, de un vestuario excéntrico a más no poder y de una escenografía que consigue la espectacularidad con elementos bastante sencillos. Todo un acierto.


Existe DVD de la producción, y se pueden encontrar fragmentos por Youtube. Recomendabilísima.

Vamos, que para ser la única ópera de esta temporada del Liceu a la que voy a ir me ha merecido mucho la pena, he tenido el placer de saludar a amigos y conocidos (iba yo como loco por los varios pisos del Liceo) y es un auténtico regalo de Navidad. Salí encantado, una noche de cuento de hadas.

Hay funciones hasta reyes y un segundo reparto. De verdad merece la pena.



Jules Massenet.
Cendrillon
Gran Teatro del Liceo.
Barcelona, viernes 20 de diciembre de 2013.

DiDonato, Massis, Coote, Podles, Naouri, Obregón, Martins.
Andrew Davis, Laurent Pelly

Enlaces:
Página web del Liceu
Youtube
Mp3
Vídeo completo en La Monnaie
DVD Covent Garden


martes, diciembre 17, 2013

Vámonos a Gandía Shore (L'elisir d'amore)



Absolutamente irreverente y gamberra producción de L'elisir d'amore en el Real de Madrid. Queda muy feo empezar una crónica por la puesta en escena pero en esta ocasión es fundamental, porque la puesta de Damiano Michieletto... se las trae.

El pueblecito italiano donde Nemorino suspira por los amores de Adina se ha trasladado a un chiringuito de playa, con sus chonis, sus macarras y toda la parafernalia veraniega que te puedas echar a la cara: tobogán de agua/castillo hinchable, tumbonas, volei, colchonetas, fiestas de espuma, flotadores, cremas... todo lo que se te ocurra y más.

El resultado es un bochinche tremendo con el escenario constantemente lleno de gente, lo que puede llegar a agobiar. Pero bueno, yo conseguí llevarlo bastante bien y me divertí bastante, porque lo que ha logrado el director de escena es conseguir llevar la ópera a un sitio tan diferente pero sin quitarle la esencia a los personajes.


Nemorino es el simplón que recoge la basura de la playa. Belcore sigue siendo un fanfarrón, ahora disfrazado de marinerito en vez de de soldado. Adina es la marisabidilla del local, Giannetta la camarera del chiringo y Dulcamara es el embaucador de siempre, convertido también en el camello (perdón, dealer) oficial.

Sinceramente, es digna de ver. Sirve perfectamente al argumento, entretiene y divierte. Totalmente recomendable.

Existe un vídeo completo en Youtube de esta producción en Palermo el año pasado, pero sólo he encontrado algunos extractos. Quien quiera un vídeo de mayor calidad lo puede encontrar en Rutracker.


Actualizo: Gracias  a Fernando y a su blog "Ya nos queda un día menos", he aquí el vídeo:



Quien me conozca ya lo sabe: a mí el Donizetti cómico no me suele gustar, y L'elisir no entra para nada entre mis óperas favoritas, pero en la función de anteayer reconozco que me lo pasé como un enano y además disfruté mucho de la parte musical.

Señores, que la parte musical es lo importante.

Con este Elisir me ha pasado lo contrario que con el Barbero de hace un par de meses, partiendo de la misma base: todos los elementos musicales estuvieron dentro de una corrección que se puede calificar de más que decente pero que no llega a un nivel de decir "qué buenos", y sin embargo el conjunto funcionó muy bien. La suma de todos llegó a levantar mi apreciación final de la representación. Ya te digo, lo contrario que con el barbero, en el que todos estuvieron correctitos pero el conjunto era tiraba a mediocrín.


Porque vayamos por partes:

La orquesta se limitó a acompañar a los cantantes. Y punto, nada destacable ni para bien ni para mal. Y las intervenciones del coro también dentro de esa misma discreción.

Giannetta fue Ruth Rosique, suficiente para el papel y graciosa actuando. Tampoco es que sea una parte de mucho lucimiento.


Para Dulcamara teníamos a Erwin Schrott (que sí, que es uruguayo pese al nombre, el ex de la Netrebka, para los fans del Hola). Bueno, aquí hizo lo que muchos bajos cuando se acercan a este papel: pasarse de buffo. Que sí, que estuvo muy simpático y pegó unos bocinazos de volumen atronador, ok, pero lo que es la parte musical se la dejó un poquito olvidada en casa.


Y de Belcore estaba Fabio Maria Capitanucci, a quien ya lo vimos en aquellos soporíferos puritanos o en Las Bodas de hace 4 años. Parece ser que estaba convaleciente de un proceso gripal y no dio todo lo de sí que podría haber dado, porque me pareció que andaba un poquito escaso de volumen,c uando en las otras ocasiones no tenía problema con este tema. El Capitanucci lo hizo muy bien y consiguió mezclar la parte belcantista de su canto con la mamarrachez y comicidad de su personaje (porque hizo el ganso a base de bien).

Pareja protagonista.

La pobrecita Nino Machaidze tiene un gran defecto: es guapa. Y Sony ya le ha publicado un par de cd's, con lo cual ya sabemos cómo se ponen los operafanáticos: hay que despotricar de ella por ser sólo imagen y producto de consumo impuesto por las multinacionales. Así que ya me he aburrido de escuchar a supuestos entendidos que ha sido un bluff y una mediocridad.


Y no: Nino Machaidze ha estado muy bien como Adina. El timbre no es particularmente bello y un poco sosita sí que es (no estuvo todo lo intrigante que una Adina debe ser), pero vocalmente cumple con el papel, llega sin dificultad a un agudo limpio, puede con la coloratura y, especialmente en el segundo acto, matizó e hizo cosas muy muy bonitas. Vamos, que lo único que le reprocho es que quitara de la circulación al brutángano de Guido Loconsolo, su marido.

Y como Nemorino estaba Celso Albelo.


Ayyyyy, sensaciones enfrentadas. Por una parte fue quien ofreció lección de fraseo y belcanto (en algunos casos pasándose, como en la Furtiva lagrima, que hizo rebuscadísima a base de meterle matices y matices), pero por otra tenía mala noche o la voz no le corría. Se quedó en muy buenas intenciones pero resultado que no acaba de cuajar.

En fin, como ya digo, si uno lee todo lo anterior dirá: pues vaya ful. Pero no, insisto: todo junto, cocteleado, dio una función la mar de aceptable.

Algún día tendré que hablar de "la señora de al lado", qué mujer más maleducada (aparte de halitósica).

En fin, que yo me lo pasé muy bien.


Gaetano Donizetti
L'elisir d'amore
Albelo, Machaidze, Capitanucci, Schrott, Rosique.
Piollet, Michieletto
Teatro Real de Madrid, domingo 15 de diciembre de 2013


Mira

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