He borrado el comentario de un lector en una de las entradas.
Menuda barbaridad, si son cuatro gatos los que leen este blog, qué ganas de cerrarme puertas a mí mismo.
Sí, pero es que el comentario estaba hecho al más puro estilo forero. Ya me entendéis: desagradable, indignado, en plan guerrilla, apabullándome con datos innecesarios, dando referencias y presumiendo de conocer a tal o cual cantante como únicas razones para rebatirme el que a mí un tenor me pareciera escaso de volumen.
Y este blog no es para eso, lo siento. Aquí no hago críticas concienzudas ni pretendo sentar cátedra de mi ignorancia en muchos temas. Son sólo mis impresiones personales, con un toque desmitificador, de humor y petardeo frívolo, y si me apetece hablar más del vestido que lleva la Kabaivanska que de cómo cala el agudo, pues lo hago, o si un intocable no me llega (tanto me da que se llame Flórez) pues lo soltaré, que ya están otros sitios para pelearse, como son mis queridos foros de Weblaópera o de Operactual.
Además, si hay una característica de los blogs, a diferencia de los foros (aparte de servir para crearse amigos en vez de enemigos), es que el amo y señor es un déspota que no tiene que rendir cuentas a nadie.
Mientras en Mandril hasta dentro de dos meses el Teatro Real no nos anunciará que están terminando de perfilar la próxima temporada, un año más el Liceu de Barcelona ya ha sacado su calendario 2007/2008. Ah, gracias Ximo & Mei, que si no leo vuestros blogs no me entero. Tanta tontería de enviar emails con temas absurdos e innecesarios y no envían uno anunciando que ya están las fechas de la nueva temporada en la web. Ya les vale.
Turno C, el de fin de semana, el de los forasters, el que aplaude todo, le echen lo que le echen. Veamos fechas:
Andrea Chénier. Con la Voigt (!) y Cura (!!) y en una producción de las raritas. Esta ópera me aburre un poco, pero hay que reconocer que es una sucesión de números de lucimiento uno tras otro. Es muy posible que me anime a ir.
Cenerentola: Plantel de lujo con el Flórez y diDonato. No creo que vaya.
Aida: Era de esperar, Alagna sólo canta 4 funciones, y no me toca. Y mira que tengo ganas de ver -una sola vez- la famosa producción de Mestres Cabanes que llevan reponiendo año sí año también, pero francamente paso de gastarme los dineros del viaje para ver a la Fantini y Marco Berti. Una posibilidad: intentar la locura de pillar una entrada para el recital de Juan Diego Flórez el 30 de noviembre y para la última de Alagna el 1 de diciembre. Es por morbo, ya lo sé.
Elektra: La Marton haciendo de Clitemenestra de verduras, Polaski como Electra y la Pieczonka de Crisótemis. Promete. Creo que iré. Es una ópera que me encanta.
Concierto Händel: ¿Un viaje para un concierto? Joder, es que es Händel y David Daniels... aghhhhhh, qué dudasssssssss.
Tannhäuser: No voy. La tengo tan vista y tan revista que paso. Además, Seiffert estará ya un poco mayorcito, ¿no?
El Castillo de Barbazul y Diario de un desaparecido: Es la Fura, ¿no? Lo último que vi de ellos me pareció una ful, pero esto parece que está bien y además no he visto nunca representada la de Bartok (ni la otra, claro). Lo más seguro es que me apunte.
Ballet de Hamburgo: Dinero perdido, una vez más. Cuándo coño quitarán los ballets de los abonos de ópera.
Muerte en Venecia: Mierda, cae en viernes. Pero casi seguro que voy.
Luisa Miller: Tengo muy reciente la estupendísima del Real. El aliciente es la Luisa de Krassimira Stoyanova (aquella Desdémona alucinante), pero no sé, no sé, ya lo pensaré ¡¡¡es el día del Orgullo!!!
Lo de siempre: si hay alguien interesado en ir a alguna de las que yo no voy y no la tengo ya pillada por algún amigo, comentario o mail al canto. .
De todos es conocido que cuando a la Caballé le da por hacerse la graciosa, no se corta un pelo, lo hace y además pone unas caras de lunática alucinada que asusta. Pero como es quien es, se lo perdonamos todo (al menos yo).
Siguiendo un hilo argumental de las últimas entradas de doña Mei del Torn acerca de vídeos con castañuelas (impresionante el de la Cantarero, divertidísimo el de la hernia de la Ludwig), aquí tenemos a doña Montse haciendo el ganso con Samuel Ramey en el recital Rossini à Versailles. No es que haga mucho, pero algo hace, y además nos pone esa cara de flipada que tanto nos encanta.
Así que, para la Castagnette Session, ahí va un fragmentito caballetiano. Tranquilos, que no es lo único que hace en este concierto: después se marca un aria de Guillermo Tell y luego sale la Horne a revolucionar el cotarro. Impresionante el vídeo entero. De 1985.
Para desintoxicarnos del cursilísimo vídeo de la Cosette de nylon del post anterior:
1. Impresionante interpretación de Tiziana Fabbricini cantando Andrea Chénier (sacado del blog de la Cieca). Yo creía que esta mujer había desaparecido del mapa. ¿Os acordáis? Fue la Violetta de aquella Traviata con Alagna hace ya muuuuchos años.
2. Diana Damrau como la Reina de la Noche. A mí siempre me ha gustado más el aria del primer acto que la del segundo, y qué difícil es que lleguen al famoso Fa. ¿por qué le han puesto un frutero en la cabeza?
Y 3. La Manon de Viena con Netrebko y Alagna. Hay a quien le gusta la petite table, la gavota, el fermant les yeux, el je suis seule... A mí, lo que me pone me pone de esta ópera es la parte final de la escena de Saint Sulpice. La Netrebko no logra ponerse tan calentorrísima como la Freni en su fabulosa grabación en italiano, pero al menos no es tan gélida como la Fleming. Atención.... atención al morreo final: TIEMBLA, ÁNGELA.
El Barbero de Sevilla, de Nieto y Giménez + Bohemios, de Amadeo Vives. Teatro de la Zarzuela, Madrid, 8 de marzo de 2007.
Pues no conocía yo la zarzuela EL BARBERO DE SEVILLA salvo por la popular polonesa "Me llaman la primoro-o-o-sa" y me sorprendió para bien, es unsainete de enredo de comedia clásica, es decir: personajes cómicos rodeando a pareja pánfila.
Pero más me sorprendió por la música, que tiene referencias operísticas aquí y allá: Lucia, Faust, Dinorah, Barbiere... Un divertimento muy entretenido.
Teatralmente, la labor del director de escena es fundamental, porque se puede caer en la típica mamarrachada rancia (tipo Moreno, vamos a entendernos todos) o hacer algo dinámico y ocurrente, como así fue.
Aunque hubo momentos que no me convencieron (como el de la polonesa), brilló la chispa de la imaginación en otros, siendo la presentación de La Roldán rodeada de abanicos de marabú la más lucida. Un pasote.
Vocalmente la cosa estuvo muy apropiada: la mejor fue una deliciosa Ruth Rosique haciendo de "la de Lirio". Milagros Martín, con la voz ya un poco así, le puso su toque a "la Roldán"y el resto muy correcto, con Charo Reina, que no canta mucho pero que estuvo muy bien haciendo de madre de artista. Bien la orquesta, y ojito que en esta zarzuela es muy fácil sonar a banda de pueblo.
En el vídeo (que se lo copio a Mei), la pieza más conocida de este Barbero.
Otra cosa fue BOHEMIOS.
Y es que mira que da rabia que una zarzuela con una música tan preciosa tenga ese libreto tan trasnochado y cursi. Una cosa es escuchar en casa lo de "Mudos testigos de mis amores son estas flores de tu jardín" y otra que te lo canten en el teatro. Hombreeee, que clama al cielo.
Vale, los libretos y argumentos de ópera y zarzuela son absurdos, pero es que Bohemios llega a sonrojarme de lo patético que es. Los cinco minutos finales, con el dúo de los árboles, el río, los amores y las flores, son bochornosos.
Menos mal, ya digo, que la música es una maravilla, y eso lo suple todo. Además, aquí la orquesta estuvo lucidísima, especialmente en los intermedios, donde se suele descontrolar mucho.
Ruth Rosique volvió a estar estupenda, aunque una soprano con algo más de cuerpo vocal no le hubiera venido mal a la obra. No hizo el agudo opcional en su romanza, que conste.
Ángel Rodríguez salva la parte de Roberto, pero por ahí sí que no paso: ¿qué es eso de que nos escamoteara el agudo más lucido de la primera escena bajándolo una octava? ¿Es también un agudo opcional, se ha quitado de la edición crítica? Queda rarísimo. Me mosqueó.
Enrique Ruiz del Portal cantó su enésimo Víctor estupendamente, y el pequeñín Javier Galán -tremenda voz, el protagonista de las zarzuelas del Español- se llevó una merecida ovación por su imponente intervención en el coro de bohemios.
El resto, en un nivel mucho más bajo: Gracioso el Girard pero poco más. Escasas las grisetas y muy decepcionante la Pelagia (para dos frases que tiene).
La dirección de escena no pudo hacer mucho con tamaña sosería de obra, teniendo algún detallito cómico para animar. Los decorados quisieron huir del cartón piedra habitual de esta zarzuela, y optaron por la sencillez: sencillez aceptable en el primer cuadro, interesante en el segundo (con unas transparencias que hacían curiosos efectos y hasta una nieve digital) y... pobretona y cutrilla en el tercero.
Buena noche: mejor el Barbero que Bohemios en todos los sentidos, pero muy agradable todo. Además, con eso de que no tienen fragmentos archimegaconocidos (salvo la primorosa), ¡¡¡ EL PÚBLICO NO TARAREABA !!!
Editando: Aquí incluyo un vídeo de la película que se hizo en 1969 con la imposible Dianik Zurakowska como protagonista. Ojo al estilismo capilar y al vestuario. Gloriosos. En la escena final se gastaron metros y metros de nylon amarillo para hacerle la peluca a la señorita. Tremenda.
Boulevard Solitude, de Henze, en el Teatro del Liceo de Barcelona. Viernes 2 de marzo de 2007. Estreno.
Amos a ve. Que se trataba de una ópera rarita ya lo sabía. ¿Se debe seguir llamando ópera contemporánea a obras estrenadas hace más de 50 años? Pues más o menos sí, ¿no?
El argumento, siguiendo el homenaje que esta temporada le hace el Liceu a la novela de Prévost, es el de Manon Lescaut, que nos sabemos todos ya de memoria y no sufre muchas variaciones aunque se traslade del siglo XVIII a mediados del XX.
La música de Henze (primerizo por aquellos tiempos, 1953) mezcla la atonalidad y el dodecafonismo con música tonal y elementos prestados del jazz. La ópera se compone de siete escenas divididas por interludios orquestales.
A mí no me pareció demasiado allá. Había momentos muy interesantes, pero duraban tan poco que se perdían en la monotonía musical reinante. Aburridita. Lo mejor, la parte de la soprano y los breves interludios.
A los que no estén acostumbrados a la música atonal les parecerá un coñazo insoportable. A los que sí, una obra algo menor. No es ninguna genialidad. Tiene sus puntos, pero la cosa no da para mucho.
Por eso hay que adornarla con una escenografía espectacular: la base es una estación llena de gente yendo y viniendo, que se transforma en los distintos escenarios con muy pocas modificaciones: unos cuadros, el juego de luces, movimiento breve de los elementos escénicos... una pasada. Lo mejor.
Bueno, lo mejor no, que lo mejor fue Laura Aikin en el papel de Manon. Qué voz más bonita y carnosa y qué facilidad para subir. Estupenda. Por detrás de ella, el resto. Como la música es tan así, uno no sabe si llegan apurados o dan la nota de verdad: tanto tenor como barítono las pasaron un poco putas. El que hizo del viejo Lilaque, buena voz y proyección estupenda.
La orquesta... puesss.... tinoninonino chin chin chin... plinkkkk. La percusionista del triángulo trabajó como una descosida.
Como detalle sentimentaloide, en la sala estaba Henze, viejecito viejecito, que recibió el aplauso de todo el teatro y los besos de la exuberante Aikin.
Yo me lo tomé con un experimento y procuré disfrutarlo. Mi señor tx salió echando pestes del teatro (una y no más, me dijo) diciendo que ya entendía por qué no ponían intermedio: para que la gente no se fuera. Tampoco es para tanto. Por lo menos, le enseñé el Liceo: sala, espejos y cubierta Fiesta (el foyer), que no lo conocía. .
Y la segunda parte del programa: Los Payasos de Mascagni.
No he comentado antes que por una genialidad del director de escena, el prólogo de los Payasos se interpretó antes de Cavalleria, en un intento de crear un conjunto dramático realista etc etc... Lo que teatralmente puede ser válido, musicalmente queda como un pegote y se carga la unidad de las óperas. Además, si las hubieran puesto las dos seguidas sin intermedio, podría haberse notado ese sentimiento unitario, pero no.
De todas formas, I Pagliacci no es una de mis óperas favoritas en absoluto. Vale que tiene momentos muy bonitos, como las dos arias de Canio o el dúo Nedda-Silvio, pero el resto no me llega nada. No sé, supongo que es por mi animadversión a todo lo circense y a la Commedia dell'Arte.
Como Canio estuvo Vladimir Galouzine. Si hace diez años era un tosco y rudo Calaf, hoy es una mala bestia como Canio. Bruto es poco. Se le podría definir como una voz totalmente baritonal con agudos de tenor. Por supuesto que la sutileza en el canto no es lo suyo. Hizo un Payaso de lo más burro. Muy efectista y efectivo.
A María Bayo sus antifans se la tienen jurada. A ver, la mujer cala arriba y llega con truquitos. Empeño le pone, eso sí, y su particular timbre e interpretación fueron loables. Esta vez al menos no recibió los abucheos de su Doña Ana de la temporada pasada (en la que en mi opinión estuvo ocrrectísima salvo en un concertante donde se le fue la bola y dsafinó todo lo que quiso y más). Salvo el problema del agudo, a mí me gustó como Nedda.
El Tonio de Carlo Guelfi sí que es un despropósito. Si bien en el prólogo cantó algo, en la ópera se limitó a chillar y hacer excentricidades cómicas en vez de cantar.
Ángel Ódena me sorprendió porque lo llevo escuchando muchos años y es la primera vez que me gustó, tanto de timbre como de interpretación. Muy bien.
Antonio Gandía, escasito de volumen, se lució en el fraseo de su serenata. Bien.
La orquesta, más ajustada aquí que en Cavalleria. Muy buen intermezzo.
La escena, un horror. Un par de fotos gigantes de Anita Ekberg en la fontana de Trevi más vistas que el tebeo y el carromato de siempre. Los figurines, todos grises y uniformes. Bastante espantoso todo.
En conjunto, salvo la escenografía, todo muy aceptable. Eso sí, a mí me llega más Cavalleria.
Lo sé, tendría que haber escrito mis impresiones hace un par de semanas, pero entre lo liado que he estado, que la iban a echar en la tele, que quería poner algún fragmento y lo confundido respecto a esta producción del Real, en la que pesaba más mi pasión por Cavalleria que los resultados artísticos en sí, he preferido esperar un poco.
Voy a ponerme un poco telegráfico:
Producción y orquesta: ambas sobrias, contenidas, estáticas tirando a sosas, como queriendo no pasarse en dramatismo, impusieron un tono excesivamente solemne a la ópera.
Violeta Urmana: inmensa, soberbia Santuzza. Quizás no todo lo desmelenada que podría, quizás encorsetada por la producción.
Vincenzo La Scola: reservón. A momentos se ahogaba para luego soltarlo todo en el agudo. Excesivamente esforzado. Correcto Turiddu.
Marco Di Felice: Estupendo Alfio.
Dragana Jugovic: Al principio me pareció una voz rara. Oída en detenimiento, es n despropósito como Lola. Pero está buena, y da el papel (físicamente).
Viorica Cortez: Desgastadísima, pero bueno, el papel es de vieja, como dicen por ahí.
Decorados: Una cantera que se supone que es la plaza del pueblo (un teatro griego, según el director de escena). A la pobre Snatuzza la tienen escondida en un agujero durante casi toda la ópera. Momento ridículo: una procesión de flagelantes. Por lo demás, simplemente sosa.