lunes, diciembre 28, 2015

Rigoletto 2015 en el Real

 

Vaya, parece que últimamente estoy un poco negativo en las crónicas de espectáculos, pero qué quieres que te diga, si no me llegan, no me llegan.
Y este Rigoletto me ha parecido correcto pero sin entusiasmar.
Partimos de la base que fue el 23 de diciembre después de un día de locos en el trabajo y que llegué muy cansado al teatro y eso influía en mi estado de ánimo, pero no me distraje, le presté bastante atención a la ópera. 
Y sólo me llegó a emocionar al final, y eso es gracias a Verdi.

Vamos por partes.

Juan Jesús Rodríguez hizo un buen jubilado. Bien de voz y dando todas las notas.
Tiene que trabajar más el papel. Rigoletto es rastrero, es un personaje con una negrura interior muy acusada. Rodríguez matizó e interpretó, pero le faltó bajeza, su voz es demasiado noble. Notable, sí, pero no sobresaliente. Creo que si lo sigue cantando le podrá sacar mucho jugo en el futuro.

Olga Peretyatko, correcta Gilda, bien cantada y matizada. Pincha en los trinos del Caro nome y en los sobreagudos, que se quedan huecos. Pero se metió en el papel e hizo cosas muy bonitas. Bien.

Piero Pretti me hizo temblar cuando durante todo el primer acto estuvo inexistente. Vale, sí, el Questa o quella es poco lucida y se canta tan al principio de la ópera que ni tenor ni público reaccionan bien, pero es que no le oía nada nada nada. Sin embargo a partir del segundo acto se creció. Se recreó en el Parmi veder le lagrime marcando estilo y ofreció una donna è mobile y cuarteto realmente buenos.

Muy bien los secundarios masculinos, con especial mención al Sparafucile de Andrea Mastroni. Flojitas las mujeres (ese pajeeeee, creo que sólo me gustó la condesa de Ceprano).
El coro algo atronador de más, pero bien.


La dirección musical, atronadora, comiéndose a los cantantes muchas veces. Y con unos cambios de tiempos un poco raros (como que se ralentizaba a veces). De todas formas sonó muy bien. Y desde luego gloria bendita comparada con la charanga de la Viuda Alegre de tres días antes.

La producción es de las versátiles, que lo mismo te vale para Rigoletto que para Norma o Parsifal. Una plancha metálica inclinada con una puerta es el palacio del duque, y cuando gira da pie a una especie de corral que vale para casa de Rigoletto y molino final. Funcional, sí, pero el problema es que es fea de cojones. Todo es gris, oscuro y mal iluminado, y no ayuda para nada a meterse en la obra. ¡Esa escalera, por favor, qué cutrerío!

Es la de Londres, que está en DVD. Horrenda.
El caso es que puede que pretendan ir de modernos, con la orgía inicial y algunos detallitos escénicos pero al final es una puesta de lo más tradicional. Y los trajes son de época, es el decorado el que es feo.
Con todo esto para mí fue una función que fue de menos a más, afortunadamente, y que estuvo correcta, pero sin llegarme. Y mira que he visto muchos Rigolettos (¿los puristas dicen rigoletti?, jajajaja) en mi vida y casi todos me han dejado con el alma encogida, pero éste no.

Aunque también lo mismo es cosa mía, claro.

Felices Fiestas a todos.


Giuseppe Verdi
Rigoletto
Juan Jesús Rodríguez, Olga Peretyatko, Piero Pretti, Justina Gringyte, Andrea Mastroni.
Fernando Radò, Álex Sanmartí, Gerardo López, Tomeu Bibiloni, Nuria García Arrés, María José Suárez, Mercedes Arcuri.
Nicola Luisotti, David McVicar.
Teatro Real de Madrid.
Miércoles, 23 de diciembre de 2015





domingo, diciembre 20, 2015

La viuda sosa


La Viuda Alegre de Lehár es una opereta de argumento antiguo y trasnochado, con un desarrollo simplón que difícilmente puede divertir o emocionar hoy en día. Pero también está salpicada con unas melodías tremendamente inspiradas que la convierten en la reina del género y que salvan el polvoriento libretto.

Ponerla en escena no es cosa fácil, y aquí lo que nos han endilgado es un musical en vez de una opereta. Y mira, si quieres "actualizar" el tipo de espectáculo, condensarlo para que quepa en hora y media sin descanso y dinamizar un poco el acartonamiento de la opereta, hazlo con todas las consecuencias, tírate al río, métele lujo, acción, risas (aunque sea humor burdo), exagérala. 

Pero esta Viuda se queda descafeinada. No sé qué poda se le habrá hecho en el texto pero no hay casi diálogos, con lo que la acción son básicamente los números musicales. Con esto se elimina toda la gracia y, sin miramientos, hay que decirlo y lo lamento porque es una obra que me encanta, pero esta Viuda aburre.


Después de un inicio prometedor en el que un decorado sencillo pero lujoso, unos figurines espectaculares y una aparición apabullante de la prota dejan con la boca abierta, esa apertura de boca se va conviertiendo poco a poco en bostezo.

A ver, no se siente ninguna empatía por los personajes. Hanna es una diva etérea muy rollo "Marisa Paredes en Tacones Lejanos" (y además, el pelucón platino y la delgadez de Natalia Millán te la recuerda). La química con Danilo es nula. El barón no es gracioso. La pareja cómica (Valencienne y Camille) no hacen gracia. No sé, creo que el regisseur se ha preocupado más en vestir la obra que en desarrollar los personajes. 


Bueno, digo vestir. Sí, el primer acto es visualmente atractivo. Pero llega la fiesta en casa de Hanna y... ¿perdón? ¿Todos los elementos que hay en escena son dos bancos (dos) y un panel final tipo lámpara Tiffany que hace de decorado de fondo? Pues si no desarrollas la acción y no le sacas jugo al pequeño enredo de la obra, que sucede aquí, por lo menos métele medios. Pues no, con los vestidos del primer acto parece que se acabó el presupuesto. Ni un mísero aplauso para el Septeto de "Las Mujeres", que tiene que arrancar risas, de lo sosito que fue.

En el último acto, en Maxim's, la cosa remonta el vuelo por las coreografías de los cancanes y acaba en un fin de fiesta que va in crescendo, pero también se ve baratillo.

Admiro mucho a Sagi y le reconozco grandísimos aciertos en el teatro lírico, pero en esta Viuda Alegre parece que lo único de lo que se ha preocupado es de que Natalia Millán esté más guapa que Lana Turner en la película del 52. Y el presupuesto se le ha ido en arrasar en Pontejos comprando strass y lentejuelas.


Hace 20 años, en verano de 1995, asistí a una función de la Viuda Alegre en el Teatro Albéniz, protagonizada por Carmen González. La producción era de la compañía de Amengual, es decir ramploncilla, de baratuji, con un nivel artístico mediano siendo benévolo... pero hecha con ilusión. Recuerdo sonreír con el enredo infantil, reírme con los secundarios, y emocionarme con el "Lippen schweigen". Esta vez no ha pasado.


Como he dicho, se ha convertido la opereta en un musical. Es decir, con micrófonos y teóricamente voces no operísticas. Digo teóricamente, porque yo creo que salvo la protagonista, todos proceden del mundo de la lírica.

Natalia Millán no, es conocida por sus intervenciones televisivas y por protagonizar Cabaret hace una década aprox. Y mira, yo creo que en esta Viuda está más adecuada vocalmente que haciendo de Sally Bowles (que recuerdo con pavor). La Millán se esfuerza, canta bonito y, transportando una octava por aquí esta frase y suavizando esta otra, logra salvar vocalmente el papel. Por supuesto impensable para una producción tradicional a pelo, sin micros, pero para musical, sí. He de decir que bravo por ella.


El resto del reparto lo componen voces solventes como las de los barítonos Antonio Torres y David Rubiera y la soprano Sivia Luchetti haciendo de Valencienne. Punto flojo el Camille, algo justito.

El coro/ballet, bastante apropiado. La orquesta, charanga total.

Muy bien la coreografía de Nuria Castejón.

Me da rabia, repito, poner a caldo esta viuda, pero es que es una sosada.
Eso sí, lo que se queda en la cabeza cuando sales del teatro es la maravillosa colección de melodías de Lehár. En esta obra, todas son de nivelón.


Y un punto negro más para terminar.
Ay, lo siento, lo siento.
Y esta vez no tiene que ver con la obra ni sus intérpretes, sino con la Sala Roja de los Teatros del Canal.
La calefacción sale por unas toberas situadas a muy pocos de metros por encima de las cabezas del público de Anfiteatro HACIENDO UN RUIDO ESPANTOSO. Insoportable. Le pregunté a la acomodadora si eso era normal y me dijo que era un problema de todos los días, que todo el mundo se quejaba, que ella ya lo había reportado pero que no hacían ni caso. Y me recomendaba pedir una hoja de reclamaciones. En serio, un ruido inaguantable. Los pocos diálogos hablados casi ni se entendían, y en la parte musical era muy molesto. 
Y lo peor de todo es que dentro de unos meses voy a ver allí un Don Carlo de Verdi.
Qué horror.
Puse un par de twits a ver si el CM de los Teatros del Canal me decía algo. De momento, sin respuesta. Pero no me voy a quedar así. Vamos que no. Menudo soy yo.

Lo dicho, una Viuda floja, una música deliciosa. Mejor quedarse con esto último.


Franz Lehár
La Viuda Alegre
(versión en plan "musical")
Natalia Millán, Antonio Torres, Silvia Luchetti, Guido Balzaretti, David Rubiera, Iñaki Maruri.
Jordi López, Emilio Sagi.
Teatros del Canal, Madrid.
Sábado, 19 de diciembre de 2015

Para curiosos, dejo esta entrada del blog de hace 5 años en la que hablaba de otra Viuda Alegre cantada en español: clic


Mira

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