Comentarios con cinco días de retraso desde la fecha del recital de Diana Damrau en el Teatro Real de Madrid. Ah, se siente. Las navidades, la organización de la misa por la familia, los Santos Inocentes... esas cosas, ya sabes.
Recital triunfal de Diana Damrau en el Teatro Real de Madrid.
Ganas tenía yo de escuchar a esta mujer en recital, ya que lo único que le había escuchado en directo fue la Zerbinetta de la Ariadne de hace unos añitos en este teatro, y el segundo acto de esa ópera me aburre sobremanera, así que la cogí con ganas, sí.
Damrau está en un momento de cambio en su carrera. Sigue cantando los papeles de coloratura pero ya está abordando algunos más líricos. La voz es potente e incisiva pero los registros medios y graves se los va a tener que ir trabajando con el tiempo.
Yo creo que hemos tenido la suerte de pillarla en este momento porque nos ha ofrecido lo que ha venido haciendo hasta ahora y lo que hará en el futuro.
En la parte coloratura salvaje se marcó un aria de Mitridate con unas variaciones endiabladas (sí, alguna cosilla se le fue por ahí) que nos dejó encantados y con ganas de más. Pero después, en vez de su reina de la noche, que era lo que todos esperábamos, cantó el aria de Pamina de la Flauta. Bien. La primera parte terminó con el rollete del Exsultate Jubilate, donde estuvo algo más plana, pero es que en particular a mí la pieza me resulta un tanto muermo y desconecto bastante.
La segunda parte ya sí que fue la gran fiesta que todos esperábamos. Empezó con el Barbero de Sevilla en una visión exagerada y particular. A ver, ella respiró donde quiso, fraseó como le dio la gana e hizo los adornos que le salieron del lerele. Incluso se marcó una especie de sevillanas al final. Espectáculo, sí, pero cantada con poderío.
Y si vamos a hablar de poderío, la gavota de la Manon fue de escándalo: valiente y rotunda. Espectacular.
Terminó el programa con la escena de La Sonámbula cantada con mucho gusto y donde volvió a demostrar que puede ser delicada y expresiva para al momento soltarnos unas agilidades tremendas. Muy bien.
Los bises no fueron todo lo lucidos que deberían haber sido. El público quiere carne y show, y las piezas elegidas, por muy bien cantadas que estuvieron, no provocan el entusiasmo circense que se esperaba. Nos quedamos sin un gran fin de fiesta, pero hay que reconocerle la honestidad a Damrau: ya lo había dado todo en la excelente segunda parte y los bises son eso: bises, no una tercera parte del programa. Cantó Doña Ana, una sentida Petite Table y el trilladísimo babbino.
Ovación y... esperamos volver a escucharla pronto.
Ah, la parte menos positiva del concierto: ¿a quién se le ocurre empezarlo con la Pequeña Serenata Nocturna de Mozart y así retrasar 20 minutos la entrada de la soprano? López Cobos me suele gustar en Mozart, pero ni estábamos esperando un concierto orquestal ni tampoco fue nada del otro jueves. Estuvo más comedido con el volumen que en otras ocasiones (aunque también con algunos chimpún chimpún que Diana Damrau pudo superar). La Pavana de Ravel tuvo un cromatismo musical sui generis y en las otras piezas la verdad es que desconecté.
Recital triunfal de Diana Damrau en el Teatro Real de Madrid.
Ganas tenía yo de escuchar a esta mujer en recital, ya que lo único que le había escuchado en directo fue la Zerbinetta de la Ariadne de hace unos añitos en este teatro, y el segundo acto de esa ópera me aburre sobremanera, así que la cogí con ganas, sí.
Damrau está en un momento de cambio en su carrera. Sigue cantando los papeles de coloratura pero ya está abordando algunos más líricos. La voz es potente e incisiva pero los registros medios y graves se los va a tener que ir trabajando con el tiempo.
Yo creo que hemos tenido la suerte de pillarla en este momento porque nos ha ofrecido lo que ha venido haciendo hasta ahora y lo que hará en el futuro.
En la parte coloratura salvaje se marcó un aria de Mitridate con unas variaciones endiabladas (sí, alguna cosilla se le fue por ahí) que nos dejó encantados y con ganas de más. Pero después, en vez de su reina de la noche, que era lo que todos esperábamos, cantó el aria de Pamina de la Flauta. Bien. La primera parte terminó con el rollete del Exsultate Jubilate, donde estuvo algo más plana, pero es que en particular a mí la pieza me resulta un tanto muermo y desconecto bastante.
La segunda parte ya sí que fue la gran fiesta que todos esperábamos. Empezó con el Barbero de Sevilla en una visión exagerada y particular. A ver, ella respiró donde quiso, fraseó como le dio la gana e hizo los adornos que le salieron del lerele. Incluso se marcó una especie de sevillanas al final. Espectáculo, sí, pero cantada con poderío.
Y si vamos a hablar de poderío, la gavota de la Manon fue de escándalo: valiente y rotunda. Espectacular.
Terminó el programa con la escena de La Sonámbula cantada con mucho gusto y donde volvió a demostrar que puede ser delicada y expresiva para al momento soltarnos unas agilidades tremendas. Muy bien.
Los bises no fueron todo lo lucidos que deberían haber sido. El público quiere carne y show, y las piezas elegidas, por muy bien cantadas que estuvieron, no provocan el entusiasmo circense que se esperaba. Nos quedamos sin un gran fin de fiesta, pero hay que reconocerle la honestidad a Damrau: ya lo había dado todo en la excelente segunda parte y los bises son eso: bises, no una tercera parte del programa. Cantó Doña Ana, una sentida Petite Table y el trilladísimo babbino.
Ovación y... esperamos volver a escucharla pronto.
Ah, la parte menos positiva del concierto: ¿a quién se le ocurre empezarlo con la Pequeña Serenata Nocturna de Mozart y así retrasar 20 minutos la entrada de la soprano? López Cobos me suele gustar en Mozart, pero ni estábamos esperando un concierto orquestal ni tampoco fue nada del otro jueves. Estuvo más comedido con el volumen que en otras ocasiones (aunque también con algunos chimpún chimpún que Diana Damrau pudo superar). La Pavana de Ravel tuvo un cromatismo musical sui generis y en las otras piezas la verdad es que desconecté.
Para mí, excelente broche musical para finalizar el año.
Las impresiones de Mei
Las impresiones de Nina
Crónica en La Razón (no la he encontrado en otros periódicos)
Las impresiones de Nina
Crónica en La Razón (no la he encontrado en otros periódicos)
Diana Damrau.
Teatro Real de Madrid.
Ciclo Grandes Voces.
Miércoles 23 de diciembre de 2009.
Jesús López Cobos.
Teatro Real de Madrid.
Ciclo Grandes Voces.
Miércoles 23 de diciembre de 2009.
Jesús López Cobos.