Misma producción de Mario Gas de 1995, casi idéntico elenco.
Teatro Español de Madrid, el de la plaza de Santa Ana (la de los atascos en la cola del aparcamiento y los guiris siendo sableados en las terrazas).
El escenario del teatro se queda pequeño para los decorados, pero lo arreglan con un par de apaños delante de los palcos y la producción se muestra igual de efectiva que cuando se vio en su día. No ha perdido nada de fuerza, pero es que con ese pedazo de partitura, a ver quién no se rinde al Sweeney Todd.
Sí, bueno, mi tx, que se aburrió bastante cuando Sweeney soltaba sus monólogos o dialogaba con el juez.
Con tantas referencias las comparaciones son inevitables, que si la peli de Burton, el dvd original con la Lansbury, el de Patti LuPone... y la misma producción pero 13 años antes, tanto en catalán como en castellano. Uf.
Y es que, ay, los años no han pasado en balde. Vicky Peña sufre física y vocalmente para sacar adelante el inclemente papel de la Sra. Lovett, pero lo suple con un saber hacer sobre el escenario que se come a todo lo que le pase por delante. Cada vez que sale eclipsa al resto y se lleva al público de calle. Joan Crosas cumple perfectamente como Sweeney, y está estupendo en la parte más brutal y desgarrada del personaje. Sin embargo para mí que le falta reflejar la parte más siniestra, ésa que es la que da miedo de verdad, el toque macabro que le daba Constntino Romero teniendo una voz menos poderosa.
Xavier Ribera mantiene perfectamente el tipo como juez Turpin (ay, se le escapó un gallito el día que fui) y tanto Teresa Vallicrosa como Pedro Pomares y Esteve Ferrer repiten exitosos sus antiguos roles.
Los que han cambiado han sido los jóvenes enamorados (muy bien ambos, María del Mar Maestu es una Johanna que no grita y Pedro de los Ríos además es muuuuy mono) y el Toby que no sé por qué se empeñan en que lo cante una mujer en vez de un niño. No me gusta la voz de mujer para este papel.
La orquesta, para que todo quede en familia, la dirige Manuel Gas (sí, ya sé que perpetró alguna barbaridad zarzuelística en este mismo teatro, pero con el Sweeney lo hace la mar de bien).
Respecto a la comparación con la película de Tim Burton, la que tuvo el presupuesto más bajo de la historia en cuanto a champú, recojo unas palabras de Vicky Peña: Burton eligió cosas y dejó en la cuneta otras, como el sentido del humor, el grotesque y el coro, que son muy atrayentes.
Y remata acerca de los musicales “de ahora”: Lo que ahora se entiende por musical es un género que a mí no me interesa nada. Es una retahíla de canciones pegadizas y más o menos divertidas incrustadas en un argumento tontín y banal. Punto y aparte. Ésta es una buena obra de teatro que, además, tiene música. El autor de la pieza escribe también la letra de las canciones, por lo que se da una confluencia maravillosa y la partitura es de un gran nivel artístico.
Puntos sobre las íes. De hecho, no es raro que se represente en teatros de ópera.
En fin, que es una ocasión única, plenamente disfrutable de principio a fin y a unos precios muy buenos. Hasta principios de enero, en el Español.
Sweeney Todd, de Stephen Sondheim, ficha del Teatro Español.
Críticas en El País, La Razón, Abc y entrevista en El Mundo.
Que vayas, que no hay excusa.
Teatro Español de Madrid, el de la plaza de Santa Ana (la de los atascos en la cola del aparcamiento y los guiris siendo sableados en las terrazas).
El escenario del teatro se queda pequeño para los decorados, pero lo arreglan con un par de apaños delante de los palcos y la producción se muestra igual de efectiva que cuando se vio en su día. No ha perdido nada de fuerza, pero es que con ese pedazo de partitura, a ver quién no se rinde al Sweeney Todd.
Sí, bueno, mi tx, que se aburrió bastante cuando Sweeney soltaba sus monólogos o dialogaba con el juez.
Con tantas referencias las comparaciones son inevitables, que si la peli de Burton, el dvd original con la Lansbury, el de Patti LuPone... y la misma producción pero 13 años antes, tanto en catalán como en castellano. Uf.
Y es que, ay, los años no han pasado en balde. Vicky Peña sufre física y vocalmente para sacar adelante el inclemente papel de la Sra. Lovett, pero lo suple con un saber hacer sobre el escenario que se come a todo lo que le pase por delante. Cada vez que sale eclipsa al resto y se lleva al público de calle. Joan Crosas cumple perfectamente como Sweeney, y está estupendo en la parte más brutal y desgarrada del personaje. Sin embargo para mí que le falta reflejar la parte más siniestra, ésa que es la que da miedo de verdad, el toque macabro que le daba Constntino Romero teniendo una voz menos poderosa.
Xavier Ribera mantiene perfectamente el tipo como juez Turpin (ay, se le escapó un gallito el día que fui) y tanto Teresa Vallicrosa como Pedro Pomares y Esteve Ferrer repiten exitosos sus antiguos roles.
Los que han cambiado han sido los jóvenes enamorados (muy bien ambos, María del Mar Maestu es una Johanna que no grita y Pedro de los Ríos además es muuuuy mono) y el Toby que no sé por qué se empeñan en que lo cante una mujer en vez de un niño. No me gusta la voz de mujer para este papel.
La orquesta, para que todo quede en familia, la dirige Manuel Gas (sí, ya sé que perpetró alguna barbaridad zarzuelística en este mismo teatro, pero con el Sweeney lo hace la mar de bien).
Respecto a la comparación con la película de Tim Burton, la que tuvo el presupuesto más bajo de la historia en cuanto a champú, recojo unas palabras de Vicky Peña: Burton eligió cosas y dejó en la cuneta otras, como el sentido del humor, el grotesque y el coro, que son muy atrayentes.
Y remata acerca de los musicales “de ahora”: Lo que ahora se entiende por musical es un género que a mí no me interesa nada. Es una retahíla de canciones pegadizas y más o menos divertidas incrustadas en un argumento tontín y banal. Punto y aparte. Ésta es una buena obra de teatro que, además, tiene música. El autor de la pieza escribe también la letra de las canciones, por lo que se da una confluencia maravillosa y la partitura es de un gran nivel artístico.
Puntos sobre las íes. De hecho, no es raro que se represente en teatros de ópera.
En fin, que es una ocasión única, plenamente disfrutable de principio a fin y a unos precios muy buenos. Hasta principios de enero, en el Español.
Sweeney Todd, de Stephen Sondheim, ficha del Teatro Español.
Críticas en El País, La Razón, Abc y entrevista en El Mundo.
Que vayas, que no hay excusa.