La Tempestad, de Chapí, es una zarzuela/ópera digna de ser escuchada y que se ha repuesto en el Teatro de la Zarzuela después de 90 años en dos funciones en versión concierto. Y, la verdad, merecería haber sido tratada con un poquito más de mimo.
Y lo digo porque la obra es muy interesante. La música tienes en las romanzas su estilo más puramente zarzuelero, pero luego los concertantes y finales de cada cuadro recuerdan mucho a Donizetti, hay partes que son talmente Elisir o Lucia, con toques de Verdi joven o Gounod. Es muy curiosa.
El libreto es convencional y previsible, y aquí con acierto se ha recurrido a sustituir las partes habladas por la intervención de un narrador (Juan Echanove). Al ser en versión concierto, si las hubieran suprimido totalmente habría quedado incomprensible, y si las hubieran dejado nos habríamos aburrido y se habría hecho eterno.
Pero la opción del narrador, muy acertada y muy bien interpretada, tuvo un fallo gordo, y es que en el último cuadro de la obra eliminaron todo el acompañamiento musical, que probablemente sea mínimo (de hecho no está en ninguna de las dos grabaciones que hay en disco) pero es que Echanove terminó de hablar y se apagaron las luces. Ni una mísera coda para concluir. Nos quedamos todos un poco estupefactos, dos segundos sin reaccionar y luego ah, ya, que esto se ha acabado, y aplaudimos. No sé, un chimpón final, qué menos. Pero como desconozco la obra representada (hace 90 años que no se hacía en Madrid), tampoco puedo decir nada.
Otro tema en el que se habría tenido que tener más cuidado es en la orquesta. Lentísima para mi gusto, con silencios exagerados y, según un especialista que tenía al lado, bastante desajustada, se notaba que habían estado escasos de ensayos.
En el terreno vocal, Mariola Cantarero salvó decentemente su parte a base de apianar y hacer filados. Cuando sube la voz se le descontrola, y lo sabe. La supo manejar. Ketevan Kemoklidze estuvo contundente de volumen, técnica y cuerpo, destacando sobre todos los demás en los concertantes, muy bien. José Bros sustituía al previsto Celso Albelo. Muy bien en la zona central y oscilante en el agudo (que, por cierto, nos escamoteó uno en la romanza), cantando como siempre con ese buen gusto y fraseo característico. Correcto y contundente Alejandro López en el breve cometido del Juez y muy bien también Carlos Cosias en el rol de tenor cómico, habitualmente reservado a tenorinos insufribles. Su escena del segundo acto estuvo excelente. Y finalmente Carlos Álvarez, lujazo total, timbre precioso, dicción espectacular, interpretación sentida a pesar de ser versión concierto... nivelazo, vamos. El coro tuvo una muy buena prestación, claro, inteligible, muy bien, particularmente ellas.
En conjunto buena velada, con alguna reserva menor. Yo no sé si esta "zarzuelópera" funcionaría bien representada (salvo Simón y el tenor cómico, el resto son personajes algo acartonados). La dirección escénica se tendría que esforzar mucho. Y ahí no veo yo dónde pueden hacer otra maruxada, jejeje. Pero, sobre todo, merece la pena conocer, escuchar y recuperar esta obra.
Ruperto Chapí
La Tempestad
Mariola Cantarero, Ketevan Kemoklizde, José Bros, Carlos Álvarez, Carlos Cosías, Alejandro López, Juan Echanove.
Guillermo García Calvo.
Teatro de la Zarzuela. Madrid, viernes 16 de febrero de 2018
Grabaciones:
Imposibles de encontrar a no ser en tiendas de segunda mano porque las tiendas de discos casi han desaparecido.
1954 - Ataúlfo Argenta con Manuel Ausensi, Pilar Lorengar, Toñy Rosado, Carlos Munguía, Gregorio Gil y Arturo Díaz Martos.
1969 - Enrique Estela con Alfredo Kraus, Dolores Pérez, Lina Huarte, Francisco Kraus, Santiago Ramalle y Ramón Alonso.
En vídeo he encontrado una grabación de la Agrupación Lírica de Villena (Alicante), de donde era Chapí.
Habrá que volver a la versión del 59 de Berenguer Estela con los Kraus. Lástima de olvido de estas obras clave.
ResponderEliminarSaludos cordiales.