viernes, abril 25, 2008

Y el barbablava



Diario de un desaparecido
Leos Janácek

El castillo de Barbazul
Béla Bartók

Gran Teatro del Liceo
Barcelona, 19 de abril de 2008


Nueva gran noche operera en el Gran Teatre del Liceu.
La estrella: El Castillo de Barbazul de Béla Bartók. Porque la verdad el diario de un desaparecido de Janácek era para rellenar el espectáculo y que no se quedara en una hora monda y lironda.


No hay temporada de Madrid o Barcelona que no tenga su ración de Janácek. Que sí, que nos gusta mucho, que flipamos con la Jenufa (póngase un redondelito encima de la u, yo no sé), nos apasiona la Kabanova, la Zorrita es una delicia, el caso Makropulos es de las obligatorias. Peeero ¿es que hay que poner una cada año? ¿Es la manera de parecer "moderno"? Si son óperas que ya tienen un siglo o más casi todas. Y, francamente, algunas son bastante poco tragables.


El Diario de un desaparecido es una colección de canciones, originariamente para piano y aquí orquestadas. Duran media hora. No conseguí meterme en ellas. Sí, la música bien y el tenor estupendo, buenísimo. Pero las observé desde fuera y cuando ya empezaba a estar "dentro" de la función, se acabaron. La parte escénica, muy Fura (vamos, muy visto). Un mini rollete, pero cortito.



Peeeeeero, menos mal que estaba después el Castillo de Barbazul.
Una maravilla: musical, canora, orquestal y escénica. Katarina Dalayman y Willard White estuvieron más que a la altura (y eso que estoy acostumbrado a los excesivos Marton y Ramey en cedé). La orquesta, también bastante bien, logrando perfectamente la atmósfera opresiva que tiene la ópera. Y desde luego la parte escénica para quitarse el sombrero: proyecciones, juegos de luces y muy pocos elementos que consiguen meterte dentro de la apasionante historia, y que llega a meter miedo pese a lo conocida que es.


Saldrá en DVD, porque es la Fura, fijo. No sé yo si en vídeo se lograrán los mismos efectos de profundidad que se notaban en directo. Desde luego, las fotografías de la producción no le hacen justicia.


En fin, una gozada en toda regla, ideal para complementar el Tannhäuser del día anterior y que desde luego me compensó el fin de semana barcelonino. Si le añadimos la delirante salida nocturna posterior y la experiencia del AVE (fantástica la ida sin paradas, bastante plasta la vuelta parando en todos lados)... finde completo, finde Comansi.

Para críticas concienzudas, visiten los foros y lean la prensa.

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