Vale, empecemos por lo básico. Es una ópera que a mí, personalmente, ni fu ni fa, ni en lo dramático ni en lo musical, pero si se tiene un cuarteto protagonista de nivel, puede llegar a hacerme vibrar, como ocurrió hace un par de años con doña Gruberova, Bros y Ganassi (véase).
Esta vez el mayor aliciente / atractivo / morbo era ver la interpretación de Mariella Devia a sus... ¿67? años interpretancdo el papel de Isabel I de Inglaterra.
A su lado, Gregory Kunde (que tampoco le andará a la zaga en edad) como Roberto y Silvia Tro como Sara. Marco Caria sustituyó al previsto Kwiezcien en el papel de Duque de Nottingham.
Estilísticamente hablando, Mariella Devia es la representante absoluta del belcanto más canónico: todo está en su sitio, como debe ser, sin artificios, sin efectismos. En ese sentido, es perfecta. Pero ay, los años ya pesan, y el color de voz agriado y unos graves cuasi hablados le pasan factura. Aún así, interpretación casi magistral de una pedazo de señora. Emocionar a mí no me emociona, pero hay que reconocerle la primerísima clase.
Kunde, que a primera vista parece que está totalmente fuera de estilo por tipo de voz. Mira, qué quieres que te diga. A pesar de la emisión un tanto bestia, matizó mucho y se metió en el papel. Y se le oye, y pega pepinazos que no serán muy ortodoxos, pero se agradece mucho.
Estupenda en todos los sentidos Silvia Tro. Metida en estilo, en papel, con una voz amplia, con volumen, un gustazo oírla.
Marco Caria cumplió de una manera discreta.
La orquesta, a cargo de Bruno Campanella, estuvo en un nivel notable, ayudando a los intérpretes, aunque el director parece que se emociona en los momentos culminantes y se va un poco de madre. Aún así, conseguía controlarse. Bien. El coro muy correcto también.
¿Y la puesta en escena?
Pues va de delirio simbolista. Parece ser que nos quieren presentar a Isabel I como una araña depredadora, y su trono es precisamente eso, una araña mecánica que en el momento culminante de la ópera, el final del segundo acto, echa a andar con la Devia encima agarrándose como puede a un par de palos para no matarse mientras canta -tela-. Momento muy efectista que hace que no oigamos casi a la soprano pero le da un toque alien / matrix muy gracioso a la escena.
Comentar los modelitos que se gasta también la señora reina, a caballo entre dominatrix de puticlub de lujo y mala de película Disney.
Crónica sosa y a destiempo, lo siento, estaba muy desganado bloguerísticamente hablando cuando la vi.
Notable inicio de temporada.
Deplorable en todo caso el espectáculo de la noche del estreno.
Una cosa es que vayan los reyes y las autoridades, correcto. ¿Pero el besamanos ridículo de la supuesta jet set? Muy mal por el Teatro Real haber permitido esa imagen tan deplorable de cursi elitismo que hace retroceder la imagen del espectáculo de ópera a acto social arcaico y clasista. Una mierda pinchada en un palo. Mal ha hecho el actual Ayuntamiento de Madrid en renunciar al palco. Habría estado bien ver cómo se juntaban sandalias y bermudas con vestidos de noche y perlas.
¡Ah! ¡Por fin hay wi-fi (léase guayfai, no seamos catetos) en el Teatro Real!
Conectarse es UN PARTO, pero una vez conseguido, puedes abrir tranquilamente el Grindr en el saloncito de la planta 6ª para ver la cantidad de "tíos-con-sobrino" que han acudido esa noche.
Gaetano Donizetti.
Roberto Devereux.
Mariella Devia, Gregory Kunde, Silvia Tro Santafé, Marco Cari, Juan Antonio Sanabria, Andrea Mastroni
Bruno Campanella, Alessandro Talevi
Teatro Real, Madrid, lunes 28 de septiembre de 2015
Mariella Devia, Gregory Kunde, Silvia Tro Santafé, Marco Cari, Juan Antonio Sanabria, Andrea Mastroni
Bruno Campanella, Alessandro Talevi
Teatro Real, Madrid, lunes 28 de septiembre de 2015
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