miércoles, diciembre 17, 2014

Roméo et Juliette à Madrid


Roméo et Juliette, de Gounod, sube al escenario del Teatro Real en versión de concierto y yo arrastrando un constipado, dopado a base de Frenadoles y sin haber conseguido pegar ojo en la siesta previa a la ópera. Huuuuuy, pánicooooo, con los sopores que me entran a mí los días de diariooooo.

Porque vamos a ver, no es que sea una ópera que no me guste, me parece agradable, tiene unos cuantos dúos muy disfrutables y tres arias que me encantan, pero en global, lo que se dice en global, me parece que no le llega al Faust ni al filis de los zapatos. Vamos que no está entre mis favoritas, por mucho que en el programa de mano (enlace al final de este texto) pongan la partitura algo así como el culmen de la ópera romántica francesa, con connotaciones poco menos que filosóficas.


Pero cógete tú a un señor director como Michel Plasson y hazte la muerta, roberta. ¡Qué barbaridad! Eso es saberle sacar todo el jugo y más a la partitura. Las partes dramáticas, con toda su carga, las ligeras, con toda la ligereza, las líricas... ay, las líricas... maravilloso.
¡Pedazo de batuta! Ole, ole y ole. Acompañó a los cantantes, los envolvió, los llevó de un lado a otro... y a nosotros también. Estupendo. De verdad, no se puede decir otra cosa.

Y luego apáñatelas con una pareja protagonista de postín: nada menos que Roberto Alagna y Sonya Yoncheva.

Seamos francos: Alagna no está ya para Roméos, la subida al agudo le cuesta mucho y en unas cuantas ocasiones nos puso los cataplines en la garganta. Ahora le van más los Don José, Cavaradossi, los papeles de lírico spinto, vamos, el gran repertorio. Pero no hay que olvidar que en los pepelsde lírico-ligero de ópera francesa fue un auténtico especialista en sus años mozos, y el estilo, el legato, el fraseo... están ahí, por no hablar de un timbre pleno y atractivo y una voz que corre perfectamente por el inclemente y gigantesco espacio del Real. Roberto Alagna me convenció como Roméo. Muy bien.

Ah, fiel a su costumbre, salió descamisado con el cuello abierto. Por lo menos esta vez no se nos puso las botas de tacón cubano y la camisa de venir de jugar a los dados en Las Vegas.


La Yoncheva es una soprano muy interesante. La voz tiene cuerpo, esmalte, volumen, proyección y agilidad. No es perfecta, el agudo le queda un poco desguarnecido, pero vamos, visto lo que hay por ahí, es una tía muy buena. Empezó un poco aturullada, con un vals de entrada rapidísimo y por el que pasó un poco en plan apisonadora, pero a partir del primer dúo se fue metiendo en el papel, creciéndose, creciéndose, hasta llegar a unos actos cuarto y quinto estupendos. Su "Amor ranime mon courage" me puso la carne de gallina.

Además, interpretó muy bien. 
Porque esa es otra.
¿Versión de concierto o versión semiescenificada?
Pues más bien lo segundo. Que nada más entrar en la sala me fijé que no estaban las sillas y los atriles de los cantantes. ¡Menos mal! Salieron todos sin partitura, interpretando e interactuando entre sí. O sea, que lo único que faltó fue un decorado. Pero te imaginas que detrás hay un telón con unos arquitos, un balcón y un jardincillo y hala, apañaos.

Además, doña Yoncheva nos sacó un modelito de fiesta en los primeros actos (nena, cambia de asesor, que eres mona pero te hacía demasiado rotunda) y una especie de camisón en los últimos, así que también daba el pego de vestuario.

Por cierto, ¡vaya un sobón el Alagna! Menudos magreos que le pegaba a la buena señora.


En fin, que pareja protagonista y orquesta, muy buenos. Da gusto cuando los principales responsables saben lo que se traen entre manos. Con eso tenemos ya el 90% de la función apañada y satisfactoria. ¿Y el resto?

Pues correctos en su mayoría. A destacar Marianne Crebassa, una mezzo con una voz muy interesante, y la presencia de Diana Montague (¿la cogieron por el apellido?). Bueno el Tybault de Mikel Atxalandabaso y el Duque de Fernando Radó. Como lunar, Laurent Alvaro fue un insuficiente Capulet.

El coro, ayyy el coro. No sé si el estar detrás de la orquesta le perjudicó, pero durante la primera parte para mí fue como un murmullo ininteligible. Mejoró en los últimos actos.


Vamos, que sí, que una velada de las de disfrutar a gusto. Y llevao tres óperas esta temporada en el Real y las tres me han gustado. Va a ser que me quieren hacer que me arrepienta de añorar la etapa Mortier.

Ah, a Muerte en Venecia no he ido porque no me entraba en abono y ya vi esa producción en Barcelona tiempo ha (clic). Coño, ahora que lo veo, hace 6 años ya.

Conozco las versiones de Roméo et Juliette de Alagna/Vaduva y de Malfitano/Kraus. Me quedan ganas ahora de buscar la de Lombard con Franco Corelli y Mirella Freni, a ver si la italianizan (como ya hiciera la Freni con su calentorrísima Manon con Pavarotti).

Cuasi lleno el Teatro Real, aunque había huequecillos y no fue difícil bajar a patio en la segunda parte.

Hala, hasta la próxima (que es dentro de nada)


Otra cosa: en el Teatro Real tienen en estas fechas su mercadillo navideño, o sección "Pase y revuelva", en la que se exponen piezas de atrezzo de óperas.

Entre ellas, toda la colección de pájaros de "La página en blanco", de Pilar Jurado. ¿Qué pasa? ¿Es que ya no se va a reponer esa producción????




Charles Gounod
Roméo et Juliette
Roberto Alagna, Sonya Yoncheva, Roberto Tagliavini, Diana Montague, Joan Martín-Royo, Damián del Castillo, Marianne Crebassa, Laurent Alvaro, Mikeldi Atxalandabaso, Fernando Radó, Toni Marsol, Antonio Lozano.
Michel Plasson
Teatro Real, Madrid, martes 16 de diciembre de 2014 

Fotos cortesía de Pastoso, Teatro Real y yo mismo


Una versión que he encontrado en Youtube:



Spotify:

Rutracker:

Y para terminar: Sumi Jo puesta hasta arriba de gominolas y vestida para presentar el Festival de la OTI nos deleita con la página más conocida de esta ópera: el vals Je veux vivre dans ce rêve:


viernes, octubre 24, 2014

La fille du régiment

 

Mi primer acercamiento a "La hija del regimiento" tuvo lugar en Barcelona en 1993, cuando asistí a una representación montada a la gloria de Edita Gruberova. Hace muchísimo de aquello y me acuerdo de muy poco, sólo recuerdo que fue una ópera que, musicalmente, me aburrió bastante. Y, en sucesivos intentos, tampoco me ha llamado mucho la atención, lo cual vino a alimentar mi manía al Donizetti cómico. Para colmo, la famosa aria "A mes amis" con sus 9 Do, me ha parecido de siempre un rollete.

Ocasión pues para intentar reconciliarme con La Fille en esta función del Teatro Real.
Nos avisan de que vuelve el servicio de catering.
¡Mierda!
Si ya nos habíamos organizado para llevarnos nuestro picnic.
En fin, a aprovechar una de las últimas tardes de buen tiempo del otoño madrileño en el paseo hasta el Teatro Real y ... a disfrutar de la ópera.

Porque a la ópera yo siempre voy a intentar disfrutar, no a pasarlo mal como otros, ehhhh.


Pues nada, mi impresión sobre la Fille no ha variado: es una ópera amable, entretenida, pero musicalmente no me interesa mucho. ¿Prejuicios? Pues sí.

Por lo menos la producción es entretenida. Es la que ha circulado los últimos años por todo el mundo, y está editada en dvd con Dessay y el Flórez. Pero yo no la había visto. Nuevo prejuicio: sólo ver los uniformes grises ya me había tirado para atrás.

En fin, la de Pelly es una producción divertida, muy cómica, llena de gags simpáticos, sin llegar a caer en lo "graciosillo". Y los intérpretes lo entendieron y, a nivel actoral, todos cumplieron más que de sobra. Recomendable.


Ay los intérpretes. La protagonista es Aleksandra Kurzak, muy pizpireta ella y muy valiente, porque sin tener un instrumento grande ni pulido, se lanzó a por todas arriesgando mucho. Es una cantante curiosa: al oírla uno piensa que no va a llegar, sobre todo porque en los agudos la afinación es dudosilla, pero luego se crecía y pegaba unos sobreagudos de temblar el misterio. Muy bien en la canción del regimiento.


El tenor fue Javier Camarena. Voz típica de tenor ligero, pero con cuerpo. Muy bien, nada más entrar a escena se notaba su presencia. Pegó los 9 do de pecho sin problema y en las partes líricas fraseó con gusto, sin necesidad de regodearse en florituras excesivas para adornar el canto. Me gustó mucho.



Pietro Spagnoli fue un cumplidor Sulpice y el papel no le puso en aprietos en ningún momento. Mucho más cómodo aquí que en Barberos y Bodas.

Ewa Podlés está ya en etapa de hacer de secundaria característica. Correcta marquesa, se movió a gusto en el rol, aunque no pudo lucir sus cavernosos e impactantes graves.

Como papel no cantado, Ángela Molina exhibió una gestualidad exagerada, cómica sin resultar excesiva. A la señora de mi lado no le debió hacer mucha gracia, porque no le dedicó ni un mísero aplauso. Francamente, no sé qué esperan en ese papel.



Lo mismo estaba cabreada porque no era Carmen Maura, que fue la anunciada originariamente. Pero es que esta Fille es la de las sustituciones. La Maura por la Molina (irrelevante en la ópera), la Murray por la Podlés (menos mal, que a la Murray no se la oye) y la Dessay por la Kurzak (y me da que, con el estado de Natalie y su anuncio de retirada, salimos ganando).


¿La Orquesta? Bien, nada que destacar. Ligerita y respetando a los cantantes. Que sí, que si me pongo pejiguero puedo decir que al vieno se le fue un poco la olla, pero vamos, nada que llame mucho la atención.

¿El coro? Pues nada destacable tampoco, e incluso al femenino lo saldaría con un "pichís pichás".


¿Resultado global? Bueno, disfrutable, digno y respetuoso con la obra. Creo que es un muy buen espectáculo. Ya ves tú, las dos primeras óperas del año, ninguna de las dos de mi especial predilección, y resulta que salgo la mar de contento. Pues oye, bien. ¿O es que me estoy volviendo acomodaticio?

Aplausos generalizados al terminar la función, ovaciones para Kurzak y Camarena y comentarios satisfactorios a la salida del teatro entre mis conocidos.


Claro, luego llega uno a casa, lee las críticas y los comentarios en foros tipo "perpetua indignación" y se piensa: ¿hemos visto lo mismo o es que no me entero de nada? No, simplemente es que las críticas no se centran en lo que la representación fue, sino en lo que "no fue": que la producción no refleja el dolor de la guerra (natural, si se trata de una comedia), que si no están el Flórez ni Dessay y, sobre todo, que Camarena no es Kraus ni Kurzak la Gruberova. Pues mira, no.



Gaetano Donizetti
La fille du régiment
Aleksandra Kurzak, Javier Camarena, Pietro Spagnoli, Ewa Podles, Ángela Molina
Bruno Campanella, Laurent Pelly

domingo, septiembre 21, 2014

La sorpresa de las Bodas del Real.

 

Amenazaba tormenta con estas Bodas de Fígaro en el Real.

Primero, porque están rescatadas de la manera más chapucera posible para rellenar temporada, debido a los cambios, sucesiones, defenestraciones y decesiones habidas en el teatro madrileño.

Segundo, por el mosqueo generalizado ante la tercera vez que se programa esta producción en cinco años (Y quinta vez que se programa el título en la historia del teatro desde su reinauguración).

Tercero, porque la vez anterior que se pudo ver fue un fiasco soporífero.

Cuarto, porque tanto las críticas como los comentarios sobre el estreno habían sido nefastos y demoledores.

Y quinto, porque en una función de más de tres horas y media... nos anuncian que no iba a haber servicio de cafetería en el descanso. ¡¡¡!!!

Pues mira, con todos los elementos en contra, mi primera visita esta temporada al Real se ha saldado con una muy disfrutable función de la que salí satisfecho.


Por partes:
Lo de la programación de este título me parece un apaño de última hora. ¿Por qué Las Bodas y no otro? Pues porque mira, lo hemos puesto hace nada y seguro que está de las primeras en los contenedores de decorados del almacén. 

Luego me parece una burla al abonado. Ya sé que ese "ente" llamado abonado no tiene derecho a  nada y simplemente tiene la ventaja de sacar su entrada con antelación y asegurarse así su butaca año tras año, pero programar en abono una misma producción tres veces en cinco años es pasarse, porque los abonados nos la tenemos que tragar sí o sí. Lo más lógico para mí hubiera sido inaugurar con Muerte en Venecia de Britten y dejar estas bodas como funciones fuera de abono para atraer nuevo público al teatro. Pero se ve que no.

Sobre las otras dos veces que ya se programó dejé mis comentarios aquí:
Y sí, las del 2011 fueron un espanto.


Sobre las críticas mantengo mi escepticismo: todas son muy similares no sólo en lo que dicen, sino en la forma. Da la impresión de que en el intermedio se juntaron todos los críticos, lo comentaron y decidieron qué escribir aún antes de que terminase la ópera. Me resulta curiosa incluso la dejadez de cierto crítico, habitualmente muy cabal, que se sorprendía de que a la Susanna no se le aplaudiera el Voi che sapete (cuando es un aria cantada por Cherubino). Lo corrigió después. También se notó el final de la "época Mortier" en otro, que normalmente se deshacía en elogios en los últimos tiempos, y esta vez entró a degüello. Empezamos otra era, señores.

Lo que sí me asustaban eran los comentarios de amigos: aburrida, irregular, regularcita... Ay madre.

Y finalmente la llegada de este sms levantó mis alarmas de aguante fisiológico:


¿Que entramos a las ocho, salimos pasadas las once y media y no vamos a poder pelearnos por un carísimo canapé en la barra de la sexta planta? ¿Pero qué invento es esto? Aparte, ¿para qué narices ponen lo de Pedro Y El Lobo al final del mensaje? ¿Para despistar?

Ay qué chungoooooo...

Pues nada, el viernes a las ocho, con lluvias intermitentes y ese tiempo que no sabes si te vas a achicharrar o congelar, para el Real que me fui.

Al entrar al teatro nos esperaba un Maserati blanco en el vestíbulo, con unas chicas que apuntaban datos para un concurso en que se sorteaba un curso de conducción en Parma. Surrealista, pero divertido.


Este año he renovado sólo mi butaca. La de mi ex, que mantuve desde el año 2000 (que se dice pronto), no. Se acabó lo de intentar vender/colocar/invitar una de las entradas. Que son bien caritas, cojostio. ¿Quién me tocaría al lado?

A uno de los lados he tenido los últimos años a cierta persona maleducada que jamás saluda y que sufre llamémoslo un "pequeño" problema de olor corporal. ¿Me libraría esta vez? respuesta: no. Ahí estaba. Por lo menos este año saludó con un "buenas tardes" (sorprendente). Al otro lado, una señora que ni se movió en toda la función y que veremos si es ocasional o sigue durante toda la temporada.


Y empezó la ópera.

Sobre la producción de Sagi poco voy a decir que no haya dicho ya anteriormente. Tradicional, agradable, entretenida, con sus puntitos típicos y... NO, no han quitado el sonido del chorrito de la fuente del cuarto acto.


La dirección musical de Bolton fue ligera. La orquesta sonó muy bien, los tiempos fueron algo rápidos y no cayó en la monotonía, estando especialmente acertado en los momentos concertantes. Me gustó.

A los que le piden más profundidad les recuerdo lo de siempre: Mozart no es Verdi.
Creo que Bolton fue el artífice de llevar la representación a buen término.

El reparto NO era de campanillas, yo creo que a eso estábamos todos prevenidos. 
Sin embargo, con sus más y sus menos, resultó un conjunto equilibrado y sacaron adelante la ópera.

Sofia Soloviy como la Condesa fue la voz con más enjundia. Nada más abrir la boca en el segundo acto se notaba que estaba muy por encima de sus compañeros de reparto. Una voz homogénea, plena y con los matices necesarios. ¿Que no llega a la sutileza o delicadeza de otras grandísimas sopranos que han abordado este papel? Pues no, pero hizo una condesa de gran altura. Muy muy bien.


Andreas Wolf me gustó también como Fígaro. La voz corre bien y tiene un vibrato muy peculiar, como de disco antiguo. Me hizo gracia y lo vi estilísticamente en el papel.

Luca Pisaroni se quedó un pasito atrás como el Conde. Empezó flojo y aunque por extensión la voz le va al papel, el timbre no es lo suficientemente "noble". Salvó al aria del tercer acto con una agilidad un poco de aquella manera y un agudo algo abierto. De todas formas, es de los cantantes-actores que solventa con tablas sus cometidos.


Sylvia Schwartz fue el lunar. Floja, directamente su voz ya no está para el papel de la Susanna, le faltaba luminosidad. Bien en su arietta del último acto y graciosa interpretando, pero eso no es suficiente. Pasó muy desapercibida.

Elena Tsallagova cantó bien el Cherubino, algo sosita. Como un poco fuera de estilo mozartiano.


De los secundarios, destaco a José Manuel Zapata haciendo el Don Basilio y Helene Schneiderman, muy aceptable Marcellina, pero no pude evitar la comparación con la divertida y estrambótica interpretación de Jeannette Fischer en este mismo papel.

Lo dicho anteriormente. Básicamente un reparto correcto, con una condesa de altura y el resto de componentes a bastante buen nivel. Yo salí bastante contento.


¿Y qué ocurrió con el incidente del bar?
Pues nada irreparable.
En primer lugar, yo fui merendado.
Y después quedé con mi amigo Pastoso en el bar para llevarnos un tentempié.
Yo aparecí con un sandwich y unos bollitos y él se trajo pastelitos y macarons, que compartimos entre los 4 amigos que nos reunimos.
Y oye, fuimos la envidia de los que se estaban tomando el bocata en papel de aluminio al lado nuestro.


Lo de la redbullina y el botellín de ron negrita era por si la función era tan tediosa como nos habían vaticinado, un "porsiaca", pero no fueron necesarios.

Para la próxima, haya o no bar, hemos quedado en organizarnos mejor y volver a hacer una merendilla en el entreacto.

Y que nos quiten lo bailao.



 

Wolfgang Amadeus Mozart
Le Nozze Di Figaro.
Sofia Soloviy, Andreas Wolf, Luca Pisaroni, Sylvia Schwartz, Elena Tsallagova, Helene Schneiderman, José Manuel Zapata, Christophoros Stamboglis, Khatouna Gadelia, Miguel Sola, Gerardo López.
Ivor Bolton, Emilio Sagi.
Teatro Real. Madrid, viernes 19 de septiembre de 2014









jueves, septiembre 11, 2014

Cambios en la temporada 2014 2015 del Teatro Real

La llegada del nuevo curso nos sorprende con unos cambios en la temporada del Teatro Real de Madrid, a una semana de la inauguración de la temporada con la super-repetición de las Bodas de Fígaro mozartiana.

Estos cambios se han justificado por:

- recortes presupuestarios (razones mayores)
- la precipitación con la que se programó (lógico)
- algún motivo extra (pero previsible)

Vamos, que aunque son varios los cambios, yo no los veo muy anormales dada la trayectoria del teatro durante el último año. Y no me parecen mal. A ver luego cómo resulta todo.

1. Se cae la producción de Fidelio de La Fura del Baus y nos llega la de Les Arts de Valencia. Bueno, la Fura siempre tiene su interés, pero me han hablado maravillas de esa producción valenciana.

2. Otra producción que se cae, la de Hansel und Gretel, que iba a ser rosa y naranja y llena de corazoncitos, de Agatha Ruis de la Prada. Viene una de Glyndebourne ambientada en un supermercado. Igual de colorista parece.

3. Goyescas se hará en versión de concierto. Goyescas es una ópera rara debido a su propia concepción y estructura. Tampoco creo que se resienta mucho por pasar a versión concierto.

4. Natalie Dessay se cae del reparto de La fille du régiment. ¿A alguien le extraña? Lo extraño era que se la programara sabiendo que había anunciado su retirada de la ópera.

5. La ciudad de las mentiras, ópera de Elena Mendoza, estreno mundial, se cae de la programación y se pospone para la próxima temporada. Será sustituida por otro título. ¿Cuál será? ¿Hacemos quinielas? ¿Bodas de Fígaro?????

y 6. ¡GRAN ESCÁNDALO! Carmen Maura es sustituida por Ángela Molina en la Fille. Tremendo, vamos.

martes, septiembre 02, 2014

Marchando una de Fedora a la plancha


Con el ritmo de vida taaaaan alocado que llevo y el hecho de no vivir solo ya desde hace un lustro, me doy cuenta de que cada vez tengo menos tiempo para escucharme una ópera tranquilamente, enterita, de pe a pa, para saborearla, para deleitarme en ella en soledad.

Porque créeme, lo de llegar a casa tarareando ritmos "latinos" después de clase de zumba ES LO PEOR. Y una de las mayores intoxicaciones musicales que uno puede sufrir.

Hasta que he descubierto el momento perfecto para dedicarlo a la ópera: LA PLANCHA.
Sí, la plancha.

Una mañana de cada finde, mientras mi tx se va a trabajar y me quedo con las tareas domésticas, me coloco la tabla, la plancha, la botella de agua y el vaporizador delante de la tele y me zampo una operita en vídeo.

http://guyhaley.files.wordpress.com/2010/09/forbidden_planet.jpg

Razones para disfrutar:

- La música ayuda y la imagen entretiene la tediosa tarea del planchado.
- Al conocer ya las óperas, no hace falta estar prestando atención exclusiva a la pantalla y se puede ir alternando con la visión de la ropa.
- Te puedes marcar objetivos tales como "cuando termine el primer acto tengo que haber terminado este montón de aquí".
- El estar de pie y en movimiento, propicia el arrancarse a cantar de vez en cuando.

En fin, que ya casi he institucionalizado en casa el momento Opera & IronMan.

Y el otro día estaba repasando yo el archivador con los dvd de ópera a ver cuál tocaba... y reparé en Fedora, de Umberto Giordano.


Huy, Fedora.
Puedo decir tranquilamente que hacía más de 10 años que no la escuchaba.
Pues nada, a ponerla.

¿La versión?
El DVD desde la Metropolitan Opera con Mirella Freni, Plácido Domingo, Ainhoa Arteta y Dwyane Croft dirigidos por Roberto Abbado con la escenografía del Liceo de Barcelona.

Ay, Fedora.

Fue una de las primeras óperas que escuché. Más que nada porque a principios de la década de los 90 en las ya difuntas tiendas Discoplay de Madrid hubo una remesa de óperas tiradas de precio de los sellos Hungaroton y CBS. Imagino que sería cuando Sony los fagocitó, el caso es que, sin conocer yo de nada la ópera más que por el "Amor ti vieta", una de las primeras óperas de mi colección fue Fedora.


Aquella versión estaba dirigida por Giuseppe Patané e interpretada por Éva Marton y José Carreras en 1988. A la Marton podemos ponerle todas las pegas estilísticas que queramos porque tenía un instrumento tan tremendo que se iba de madre con mucha facilidad. Pero en esta grabación aún no se le había descontrolado del todo, consigue dominarlo y, sinceramente, creo que compone un rol principal honesto y creíble. Carreras suena quizás un poco lírico pero muy convincente como Loris, y Verónika Kincses es lo suficientemente soubrette como para la Olga. La toma de sonido es rara, como lejana.


Posteriormente tuve la suerte de asistir a una de las funciones del Liceo allá por el 93, con Carreras ya post-enfermedad pasándolas bastante canutas pero aguantando el tipo y una Freni apabullante, en su yo diría última época de apogeo, cuando empezó a abordar papeles más pesados. La escenografía, la misma del dvd, absolutamente tradicional (y muy criticada en cierto periódico de la época, supongo que sería El País, por lo anticuada).


Después pocos encuentros he tenido ya con la versión íntegra de esta ópera. Compré la grabación de Decca con Magda Olivero y Mario del Monaco pero me resulta difícilmente soportable. Ay, lo siento por toda la fama que tiene esta señora, pero su vibrato me saca de mis casillas. Del Monaco, como le ocurría casi siempre que no había alguien que lo controlara (véase su maravilloso Otello con la Tebaldi) pasa como una apisonadora sobre el papel de Loris.


Tras eso, años de sequía fedoriana hasta escuchar vía Spotify algunos fragmentos de la versión de Angela Gheorghiu y Plácido Domingo de 2011 en la que ella está tan suntuosa (y cursilina) como de costumbre y Domingo mejor que no la hubiera grabado, porque no se entiende que permitiera que se editara ese segundo acto. Penosillo.

Hasta este fin de semana que ha caído el susodicho dvd que, como tantos otros, tenía por casa y jamás jamás había visionado.

Lo primero, gran decepción con la ópera en sí.

Ooooh, vaya, no recordaba Fedora como una ópera tan aburrida. No sé si sería por el "momento ironman" pero el caso es que, pese a la orquestación apabullante y ostentosa, sólo un par de momentos llamaron mi atención en lo estrictamente musical: el aria (y parte del dúo posterior) del segundo acto y el final de la ópera. El resto me resultó convencional, pesado y "anticuado".


Me imagino que también con los años el gusto musical de uno va cambiando. Pero vamos, el primer acto y la mitad del segundo me resultaron de escasísimo interés. Me parece una ópera menor con un par de momentos muy buenos, pero que se mantiene sólo por lo folletinesco del argumento. Es mi opinión, mis impresiones, si ahora alguien quiere ponerme hoja perejil con lo de que es una obra maestra y una ópera maravillosa, bienvenidos sean sus comentarios.
 
Además la ópera está plagadita de momentos "de telenovela" que la Freni, por otra parte, borda, y que a mí me provocan risa. Son esas "repeticiones finales de palabras" por parte de la protagonista para remarcar partes del texto y que no sé si están hechas para que el público se entere mejor del argumento o como elemento dramático, pero vamos, que yo me parto.

Para explicarme con un ejemplo, cuando Loris habla de su mujer, dice "su nombre era Wanda". Y Fedora asiente diciendo "Wanda". Otro: "el conde estaba amenazado" y Fedora repite "amenazado". Más. "Su hermano Valeriano" ¿Y ella qué dice? ¡Bingo! Mientras estaba con la plancha cada vez que venía uno de esos momentos yo me anticipaba a la Freni o lo decíamos al unísono.

Yo creo que sentado en el sofá tranquilamente no la hubiera aguantado entera del tirón, pero mira, haciendo otras actividades estuvo bien.


El DVD es de 1997. A Mirella Freni se la ve ya más cansada que unos poquitos años antes, pero mantiene poderío y un saber estar tan clásico que da gusto verla, está en su salsa en este melodramón. A Plácido Domingo el papel no le ofrece ninguna dificultad y nos regala una interpretación estupenda, recreándose en el legato que el Amor ti vieta le reclama. Ainhoa Arteta está regular como Olga. Muy graciosa, muy pizpireta, con un físico envidiable, pero la voz se queda corta. ¡Qué bien le sentó a esta señora separarse de Dwayne Croft, caramba! Cómo ha mejorado en los últimos años. Y Croft está correcto. La orquesta suena excelente, la producción ya mencionada es de libro de texto, la toma de sonido es buena y si tengo que poner una pega técnica es que los movimientos laterales de vídeo daban saltos, pero eso ya no sé si es cosa de la grabación, del soporte dvd o de mi reproductor.

A ver si le cojo un poco más de ganas a este blog, que lo tengo muy abandonado ¡pero es que a ver quién tiene ganas de sentarse a escribir de ópera después de estar pegando saltos durante una hora en clase de zumba!



Fedora: Acto I:

Fedora: Acto II:


Fedora: Acto III:

Fedora completa:


miércoles, junio 04, 2014

Les Contes d'Hoffmann en Madrid

 

Ay Los Cuentos De Hoffmann, de Offenbach. La ópera ideal para montar un bochinche.

Empezando por el argumento, que tiene su aquél porque si nos ceñimos a lo que nos cuentan, vemos tres historietas acerca de los amores del poeta pero... ah no podemos dejar de lado el aspecto fantástico de la narración, ni las connotaciones románticas. Y encima tenemos a la idolatrada por el poeta, la cantante Stella, que es la conjunción de otras tres mujeres en una sola. Vamos, que Les Contes d'Hoffmann es una ópera supergolosa para que los directores de escena se monten un chocho mental de apaga y vámonos y cada uno le saque una metaexplicación al argumento.

Y después lo de las versiones. Con eso de que Offenbach murió antes del estreno, tenemos versiones para dar y tomar. La verdad a mí lo de las orquestaciones se me sale un poco de mis modestas entendederas, pero lo de poner, quitar, cortar y cambiar sí que lo controlo más y en esta ópera está a la orden del día. Así que en cada grabación o producción está basada en la edición crítica.... que a los señores directores musical y escénico les da la gana. Y, por lo general, de recortar nada, aquí vamos a meter todo todo todo lo que encontremos. Y, sin embargo, meto aquí, meto allá pero no coloco la fabulosa aria de Giulietta "L'amour lui dit, la belle" (que Nagano recuperó para su versión en CD).


Así tenemos Contes que (música solamente) nos ocupan de entre dos horas y media a tres y media. Y eso se nota, porque hay números que parece que están puestos un poco a pegote y no pasaría nada de nada si se eliminaran. Pero nada, eh, que nadie se lleve las manos a la cabeza.

Porque MI problema (y pongo "mi" en mayúsculas) viene con el prólogo, que se me hace eterno, y musicalmente me resulta lo menos inspirado de la ópera. Y eso me lastra para el resto de la representación.  
 
Pero la culpa es mía, mía y sólo mía.
Porque unos días antes de ir al Real tenía tal montaña de plancha que me dije: vamos a ponernos un dvd de ópera para amenizar la mañana, y se me ocurrió poner el vídeo de Les Contes del Covent Garden de 1981 con Plácido Domingo, Luciana Serra, Agnes Baltsa e Ileana Cotrubas. ¿Y qué ocurre? Pues que es una versión a la que han metido la tijera de una manera inmisericorde pero la mar de efectiva: prólogo y epílogo duran lo que tienen que durar, lo justo, y encima las prestaciones de orquesta y cantantes son soberbias.


Y entonces claro, llego yo al Real, con una orquesta que no acaba de arrancar, unos intérpretes correctos, una dirección escénica de las de descolgarse por la ventana y un prólogo que se extiende casi una hora y... SOPOR.

Porque no hay derecho a que haya que esperar hora y diez minutos al aria de Olympia para que una función levante el vuelo, joder. Tijeras, mi reino por unas tijeras. Menos mal que iba con mi sobredosis de cafeína en vena, que las dos personas que me flanqueaban dieron sus buenas cabezadas a final del prólogo. Yo dejé que mi acompañante descansara, en todo caso lo iba a despertar para cuando empezara el acto de la muñeca, pero lo hizo solo.

En el terreno musical empiezo por la orquesta, dirigida por Till Drömann (Cambreling libraba). Sí, bien, aceptable pero... monótona, mortecina. Y no, señores, no. Les Contes requiere contrastes, un punto de locura. Que no sonó nada mal, en efecto, pero mira, no me gustó.

Otro elemento que también estuvo gris fue el coro. Las pocas posibilidades de animar el tedioso prólogo fueron eliminadas por un coro al que se obligó a cantar fuera de escena, o en un rincón al fondo, o desperdigado. No se le entendió palabra y sonó siempre como bajo de decibelios.

Y luego los intérpretes.


Veamos, Eric Cutler cumplió con su cometido. Pudo con el papel y aguantó toda la ópera. La suya es una voz lírica apropiada para el rol. ¿Qué ocurre? Pues que le faltan un punto de carisma, de intensidad, de fuerza. En algún momento quedó tapado por la orquesta, pero en general, buena prestación, muy loable. Y además fue de menos a más.


Anne Sofie von Otter está mayor, no hace falta decirlo. Conserva la musicalidad, la elegancia en el fraseo, una prosodia deliciosa, un timbre bello... pero los graves se le han quedado ya en Suecia y el volumen es escasito. Su musa estuvo cantada con gusto pero parecía que estaba en un recital de chanson y no en una ópera. 


Vito Priante hacía de todos los malvados. Y éste fue de más a menos. Al principio el timbre me gustó, pero luego el hombre fue agotándose y quedándose insuficiente. Señores, no puede ser que en el trío de Antonia, su madre y Miracle a quien más se oiga sea a la madre. Pretendió echar el resto en "Scintille diamant" pero ni la voz ni el público le respondieron. Discreto.


Measha Brueggergosman hizo de Antonia (o un híbrido entre Animal de los Teleñecos -muppets-  Tina Turner y el del 11811) y de Giulietta. Lo de esta mujer me deja perplejo, porque es una soprano con un timbre oscurísimo que parece mezzo, y en las subidas al agudo la voz cambia de color hacia un chillido muy abierto. Mantuvo el tipo en la Antonia pero como Giulietta fue casi inexistente.



Ana Durlovski fue una Olympia perfecta: agilidades, agudos y además timbre rotundo, nada de pajarillo. Si no le llegan a obligar a que se comportara en escena como una retrasada, habría sido una delicia. 



Christof Homberger cumplió como los sirvientes. Bien. Correcto Lafont como padre de Antonia y Luther, y bien los secundarios. Mención, ya lo he dicho, para Lani Poulson en el papel de la madre.


Y ahora viene donde hacer sangre: en la dirección escénica.
Afilen sus uñas.
El señor Marthaler ha decidido que nadie sepa qué es lo que quiere contarnos.
A mí el que la acción se desarrolle en el Círculo de Bellas Artes o en el aparcamiento subterráneo de El Corte Inglés cualquiera que siga este blog sabe que me trae sin cuidado, pero yo necesito que se me transmita algo. Y aquí no se ha hecho.


Me imagino que los pobres ignorantes nos tenemos que conformar con que Hoffmann sea un sufriente pelele u Olympia una mongoloide e intentar saber por qué. O que en el acto de Antonia tengamos que hacernos de cruces al ver que nadie interacciona con nadie. Mierda, justo el acto que tiene la mejor música.
¿Hablamos también del absurdo discuristo de Pessoa que se marca Stella?



¿Surrealismo? 
Una mierda.

Sin embargo cuando se termina la función la sensación es más que positiva, por la prestación del tenor, de Olympia y, sobre todo, por el triunfo de la música de Offenbach, que supera y tapa todos los elementos que no han estado a la altura.

¿Recomendable?
Paradójicamente, y hasta después de ver los vídeos del Covent Garden (Domingo) o la Scala (Shicoff).


Jacques Offenbach
Les Contes d'Hoffmann
Eric Cutler, Anne Sofie von Otter, Vito Priante, Ana Durlovski, Measha Brueggergosman,  Christoph Homberger, Lani Poulson, Jean-Philippe Lafont, Gerardo López, Graham Valentine, Tomeu Bibiloni, Isaac Galán.
Till Drömann, Chistoph Marhaler
Teatro Real, Madrid, martes 3 de junio de 2014.

lunes, mayo 19, 2014

Teatro de la Zarzuela. Temporada 2014 / 2015

 
Esta mañana he recibido un email con el avance de programación del teatro de la Zarzuela de Madrid para la temporada 2014 - 2015.

Veamos lo quenos viene:

- Maruxa, de Amadeo Vives.
Me gusta mucho su música, y tiene momentos fantásticos (esa escena de la carta, ese dúo de Rosa con Rufo). Escuchada entera  se me hace pesada por la cantidad de momentos "pastorales", pero hace mucho que no se pasea por los escenarios de Madrid, y le tengo muchas ganas. ¿El problema? Versión de concierto. Uf. No sé, no sé.

- Carmen, zarzuela basada en la ópera cómica de Georges Bizet
Huy, cómo suena eso. ¿Una Carmen traducida al español, acaso? Con María José Montiel al frente. Me entra curiosidad.

- Los Diamantes de la Corona, de Francisco Asenjo Barbieri
A decir verdad, tengo el disco de Pilar Lorengar por ahí pero no la tengo en mi repertorio de escuchas. Barbieri siempre me resulta interesante. Indagaré.

- Lady, be good, de Gershwin + Luna de miel en El Cairo, de Alonso
Programa doble de revista, music hall, opereta o como lo quieras llamar. Muy apetecible. No me lo pierdo.

- La Gran Duquesa de Gerolstein, zarzuela basada en la opereta de Offenbach.
Huy, otra como la Carmen. Qué cosas.

Y tres zarzuelas más en versión concierto: Clementina de Boccherini, La Dogaresa de Millán y La Marchenera de Moreno Torroba. Restricción de presupuesto manda.

En la parte de recitales, el XXI ciclo de lied (¿de verdad llevan sólo 21? Si es algo como de toda la vida), con un puñado de figurones: Antonacci, Keenlyside, Bostridge, Jaroussky, Damrau, Genaux, Goerne, Montiel, Lemieux, Gerhaher. Toma ya. Lo malo es que yo no puedo con los lieder (que por otra parte anda que no se repiten). Unos pocos sí, pero un recital entero me acabo durmiendo, y mis amigos se escandalizan cuando lo suelto, pero es la verdad, qué narices.

Bueno, no se ve género chico por ningún lado, hay títulos poco frecuentes (muy poco frecuentes), mucha versión concierto y un par de zarzuelas basadas en óperas. La verdad es que es imaginativa y desde luego se sale de lo convencional, aunque algún título de repertorio no hubiera estado mal. 

La Maruxa, ay la Maruxa, en concierto, grrrrrr.
Quien no la conozca, que no se pierda esta grabación de García Asensio con Ana Riera, Montserrat Caballé, Vicente Sardinero y Pedro Lavirgen, es maravillosa. O que se vea la versión reducida en playback que se hizo para televisión con la Mary Francis (aka Paca Gabaldón) de mala malísima comiéndose con patatas a la pavisosa de María José Alfonso, con las voces de Josefina Cubeiro y Dolores Pérez.

Bueno, y mira qué vídeo tan chulo se han marcado los del teatro para anunciar la nueva temporada:





miércoles, abril 23, 2014

Lohengrin en el Real: peazo Wagner

 

Hasta la noche de ayer no había disfrutado yo plenamente del Lohengrin wagneriano. Sí, me divertí mucho con la puesta en escena de Konwitschny para el Liceo en el año 2000 (joer, hace 14 años ya, aquella del colegio con Éva Marton haciendo diabluras), pero lo que es musicalmente hablando, siempre me había resultado, pese a momentos bellísimos, una ópera larga y árida.

Pues anoche la disfruté como un enano, mira tú. Y es que la conjunción de intérpretes, coro y orquesta estuvo tan acertada que acabó siendo una velada operística realmente emocionante.



El principal artífice: Hartmut Haenchen al frente de la orquesta del Teatro Real, haciéndola sonar a las mil maravillas, recreándose en los momentos más líricos y rotunda pero sin estridencias en los más potentes. Una gozada.

El coro, tan importante en esta ópera, estuvo también a una grandísima altura, sobre todo el masculino, demostrando que no hace falta gritar para cantar en forte.

Y finalmente el reparto también cumplió. Era teóricamente el segundo reparto, con la Elsa del primero. Y yo creo que salimos beneficiados en casi todos los roles.


Michael König fue un más que digno Lohengrin. Parece que su voz está evolucionando desde otros papeles menos inclementes que le había oído. Es cierto que la voz en ocasiones queda tapada por la orquesta y que le queda aún por mejorar, pero la línea de canto es cuidada y fue un muy creíble Lohengrin.

Catherine Naglestad se encargó del papel de Elsa. Se agradece mucho que no sea una ñoña edulcorada y sufriente, su voz tiene carne y enjundia que sobrepasan la bobaliconería de su personaje. Muy bien. Un poco chillona en el agudo en forte pero... ¿qué wagneriana no lo es?


Thomas Jesatko sorprendió con una notable voz baritonal para el papel de Telramund, sin problemas para hacerse oír y sin necesidad de pegar ladridos. Y además se fue creciendo a medida que avanzaba la función. Muy bien también.

Los que estuvieron algo más escasitos fueron Anders Larsson como el heraldo y Goran Jurić como el rey Heinrich (que menos mal que terminó decentemente, porque al principio me dio bastante miedo no oírle ni palabra).


En papeles secundarios con un par de frases, cuatro pajes de coro de niños y cuatro caballeros.

Y toca hablar de la gran triunfadora de la noche, claro, la Ortrud de Dolora Zajick. Con esta señora no se puede ser objetivo porque siempre es tan impresionante que es imposible no rendirse ante ella, pero es que ayer como Ortrud me dejó maravillado. Y no por los clásicos pepinazos por arriba a los que nos tiene acostumbrados, que soltó bastantes, sino por esa manera de cantar, esa técnica, si hasta hubo momentos en los que parecía que estaba haciendo belcanto sin traicionar el lenguaje wagneriano. ¡Y eso que nos dijeron que sufría una indisposición! Sencillamente estupenda.


Juntas todo... y te salen cuatro horas y media de representación, vale. Pero vamos, que en buena compañía, saludando a amigos y tomando una copita de cava en uno de los entreactos... se nos pasó volando volando. Y todos salimos encantados, oigan. Y desde ya incluyo Lohengrin entre mis favos wagnerianas.

A todo esto... huy, la puesta en escena, que se me olvidaba.
Bueno, pues ya estás viendo las fotos, ¿no?

 
El decorado es una cueva excavada dentro del teatro con varias entradas y ventanas, suelos y paredes muy rugosos y donde los distintos ambientes los proporciona la iluminación. Todo bastante neutro. Es decir: el típico decorado que lo mismo te sirve para una Norma, una Flauta Mágica o CUALQUIER ÓPERA DE WAGNER. Porque señores, nos ponemos muy de los nervios si vemos a Alceste en plan Lady Di, pero con Wagner parece que vale todo. Junto con un vestuario francamente horripilante consistente en una especie de pijamas manchados (pobre Ortrud, lo que le hicieron ponerse), aquello me parecía El Planeta De Los Simios.

Y ahora toca decir una de esas frases típicas: una escenografía que NO MOLESTA. Coño, encima sólo faltaba eso, que molestara. Pero hay que decirlo, porque hay muchas escenografías que sí, que molestan.


En fin, fea y obviable. El único elemento que llamaba un poco la atención era el cisne, patrocinado por neveras Kelvinator, porque era una especie de paralelepípedo de hielo en el que se supone que está encerrado el niño Gottfried congelaíto vivo. En el último acto (ATENCIÓN: SPOILER) Lohengrin pierde su poder, el témpano se descongela y entonces el héroe dice: ¡Ahí tenéis al Duque de Brabante, nombradlo vuestro caudillo! (y donde tenía que salir el niño nos sale una escultura así muy de patio de museo de arte contemporáneo). Misterios sin resolver. Cuarto milenio.

La dirección escénica  estuvo tan discreta como inane. Vamos, que si no es por el empeño del regisseur de poner a la gente a dar vueltas (a la pobre Elsa la traía frita, que yo me pensaba que de una de esas se caía), casi se puede decir que no hubo dirección.

Pero, una vez más demostración de que si el nivel musical es bueno (y el escénico no es ultrajante) al final te da igual que estén subidos a una roca que en el hall de un aeropuerto.



Que sí, que nos gustó mucho, que disfrutamos y que todos nos alegramos de que nos tocara ese reparto.

Ea.

Y a todo esto, día de semifinal de la Champions, con el metro línea 5 a reventar tanto a la ida como a la vuelta, que es la línea que va al Calderón.

Hasta la próxima, que serán los Cuentos de Hoffmann, la última ópera de la era Mortier en el Real.


Página web del Teatro Real
Programa de mano
Libreto en español de Lohengrin
Argumento de Lohengrin y comentarios


Richard Wagner
Lohengrin
Michael König, Catherine Naglestad, Dolora Zajick, Thomas Jesatko, Goran Jurić, Anders Larsson, Gerardo López, Antonio Lozano, Rodrigo Álvarez, Isaac Galan, Inés Balbás, Hugo Fernández, Patricia Ginés, María Guzmán, Calia Martos, Laura Palop, Catalina Peláez, Patricia Redondo.
Hartmut Haenchen, Lukas Hemleb
Teatro Real de Madrid.
Martes, 22 de abril de 2014.



Mira

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