Estaba yo recordando cuándo vi la Aida del Liceu y veo en el blog que... ostrás, hace ya casi cinco años (clic).
La impresión sobre la producción es la misma que tuve: unos decorados la mar de efectivos y que crean unos espacios y unas perspectivas asombrosas. El movimiento escénico, pues eso: entra el cantante a escena, se para, canta y se va. y el coro juega a un pasito palante un pasito patrás. me imagino que no se pueden mover más o se rompen los telones. Creo que José Antonio Gutiérrez hace lo que puede con la puesta, pero es que no le da para mucho más. A destacar el momento "poltergeist" (Carol Anne, corre hacia la luz) justo al final de la obra.
Por cierto, que me ha contado un enteraet que puede que sea la última vez que se programa esta Aida porque los telones están muy deteriorados ya.
Es una producción clasicorra para una ópera de lo más clásica. Que sí, tendrá la marcha triunfal, pero dura sólo dos minutos. El resto son arias, dúos, dúos y más dúos.
El mayor atractivo para ir era escuchar la Aida de Sondra Radvanosvsky. ¿Cómo podría adaptar su pedazo de torrente de voz a un papel que requiere sutilezas y filados? Pues con profesionalidad y arte. Porque lo mismo te mete un pepinazo que tiembla el misterio que te hace un pianissimo de los de dejarte clavado en la butaca. No siempre exacta, pero estupenda. Se emocionó en el O patria mia tras los aplausos, con razón.
Además, se la ve humilde. Fue breve en los saludos (ahora comentaré comparada con quién), con una actitud de poco divismo.
Al lado tenía una especie de mamotreto pasmado llamado Marcello Giordani. Ya nos lo sabemos: pega unos agudos que te dejan sordo pero el resto del registro está apagado, como velado. Esta vez lo he encontrado mejor que en otras ocasiones, con un poco más de brillo en la voz. Pero eso sí, aburrido como él solo.
Ildiko Komlosi, preparada para ser la Amneris del segundo reparto, saltó al primero por indisposición de Luciana D'Intino. Y parece ser que le dio un subidón de aúpa, porque la señora nos deleitó con todo el repertorio de posturitas egipcias y demás topicazos operísticos: brazos abiertos, manos a la cabeza, paseos por el escenario... vamos, que se subía por las paredes. El problema es que la voz no le acompaña. Y si en el registro agudo se maneja, en el grave definitivamente no. Cumplió, pero se echó de menos una Amneris más rotunda. Fíjate lo que te digo, que con todo lo basta que es, eché de menos a la Fiorillo (a la Zajick ya ni te cuento).
Tan eufórica estaba que en un alarde de divismo entró en escena de nuevo para saludar después de salir en su gran escena del último acto. Y no, eso, bonita, no. En los saludos finales estuvo mucho más rato saludando que la misma Radvanovsky.
Joan Pons me sorprendió como Amonasro. Yo pienso que lo echó todo en esta primera función y la verdad es que estuvo muy bien. A ver si aguanta el resto de funciones. Gran ovación, máxime cuando anunció su retirada después de estas Aidas.
Muy aceptable Vitalij Kowaljow de Ramfis y correcto sin más Palatchi de emperador.
Elena Copons (collons con el apellido), agradable sacerdotisa y Josep Fadó voz más que de sobra para el brevísimo papel del mensajero. Muy bien ambos.
¿La orquesta? Pues ni fu ni fa, la verdad, no me acabó metiendo dentro del drama.
El coro masculino le echó decibelios y decibelios. Un poco de más. Mejor las mujeres.
En fin. Una buena función. 4 horas de duración (vete merendado).
Como siempre, una delicia poder acercarse a Barcelona (jodó con los precios de vuelos y hoteles, cada día está más imposible). Propongo que los domingos sean denominados el día del trolley y la chancleta en la ciudad condal. ¿Dónde se esconden los barceloninosssss?
Y que podamos seguir disfrutando de la Radvanovsky mucho tiempo.
Vídeos de la web del Liceo de esta misma producción:
Giuseppe Verdi
Aida
Sondra Radvanovsky, Ildiko Komlosi, Marcello Giordani, Joan Pons, Vitalij Kowaljow, Stefano Palatchi, Elena Copons, Josep Fadó
Renato Palumbo, José Antonio Gutiérrez
Gran Teatre del Liceu de Barcelona
Sábado, 21 de julio de 2012