a todos.
Mi visión personal (y limitada) del mundo de la ópera. No esperes leer aquí tesis doctorales ni críticas periodísticas. Relax y a disfrutar.
Yo creo que Dawn Upshaw es una de las poquísimas sopranos que pueden cantar repertorio "popular" sin resultar afectadas o demasiado operísticas (creo que yo salvaría a Sumi Jo y a Kiri nada más). De hecho, hay lenguas malvadas que dicen que su sitio habría estado más bien en Broadway que en los teatros de ópera. No sé, la verdad es que la he escuchado muy poco en roles operísticos.
Me interesan mucho los recitales que ha sacado en cd. Se ha especializado en música del siglo XX y le ha prestado especial atención a los compositores norteamericanos. No voy a decir que me parezcan discos maravillosos e imprescindibles, pero cada uno he encontrado por lo menos una joyita que no conocía.
De todos sus discos hay dos que me fascinan. El primero se llama I wish it so y está dedicado a canciones de Bernstein, Blitzstein, Sondheim y Weill. Es un repertorio en el que está perfecta. Su voz ligerita se adecúa perfectamente tanto a las partes más impostadas como a las que son de musical puro y duro. Hace el Glitter And Be Gay de Candide más expresivo que yo haya escuchado, le mete una gracia tremenda a la saga de Jenny y hace auténticas preciosidades con las canciones de Sondheim, especialmente con What more do I need o Take me to the world.
El segundo disco es el dedicado a Rodgers y Hart. Aquí la Upshaw no está tan inspirada y hay canciones en las que se queda corta de expresividad. La baza entonces la juegan las irresistibles melodías de Hart, ante las que es imposible no rendirse.















Die Aufzeichnung des Konzerts mit Cecilia Bartoli am 04.11.07 im Palau de la Música in Barcelona, die am 25.11.07 um 18.00 Uhr im ZDF ausgestrahlt werden sollte, fand nicht statt. Die Künstlerin äußerte kurzfristig starke Bedenken und wollte einer Live-Aufzeichnung des Konzerts in der geplanten Form nicht mehr zustimmen. Die in diesem Zusammenhang von Frau Bartoli gewünschten, veränderten Produktionsbedingungen waren für das ZDF nicht akzeptabel.
Daher zeigen wir auf dem Sendeplatz am 25.11. um 18.00 Uhr die Sendung “Anna Netrebko - Ein Portrait”.
Ni flores de lo que dice, pero poniendo Frau Bartoli, Produktionsbedingungen (palabra que me encanta y que a partir de hoy utilizaré a diario) y akzeptable, me suena a que doña Cecilia ha exigido que le suban el volumen del micro, le paguen en deutsche marks sin impuestos, le suministren botifarra a discreción y le pongan un filtro saritamontielesco en la cámara. Se ve que no, y la han sustituido por un docu de doña Anita.
Que síiiii, que tenía esto muy descuidado, pero es que no he parado y además en las dos últimas semanas en el terreno musical he sido completamente abducido y colapsado por LA REVOLUCIÓN SEXUAL.
Pero traaaanquiiiis.
Que si no se tuerce nada, este viernes tengo cita con Juan Diego Flórez y al día siguiente... no digo ná, que con este hombre todo puede pasar.







El montaje de la Ópera de Tokio es vistoso, dinámico y con muchos elementos que podrían dar mucho juego. Pero la dirección escénica no lo permite: ya que todo es blanco, tendría que haber sido más agresiva, intensa, espectacular. No. No llega a transmitir en ningún momento la tensión de la revolución francesa ni la pasión que tiene que fluir de Maddalena. El único detalle que me gustó fue el de Chénier andando a prisión a la vez que la estructura giraba.






Resulta curioso que en el disco que Cecilia Bartoli acaba de publicar dedicado a María Malibrán no haya incluido ningún fragmento de la ópera que ésta estaba estudiando semanas antes de su trágico y temprano fallecimiento en Londres en 1836.
Tras la muerte de la Malibrán, Caspiani intentaría estrenar su obra en Londres pero Giuseppina Castatrizzo, la soprano elegida para sustituir a la diva, sufrió un accidente durante los ensayos que le hizo abandonar la producción. La Zitronella nació pues con fama de gafe y ni aún hoy en día ha conseguido quitarse ese sambenito.
Zitronella fue despreciada por la crítica, que la encontraba arcaica, larga y excesivamente académica, máxime cuando un año antes el joven Verdi ya había estrenado su Macbeth abriendo nuevos caminos en la dramaturgia operística. El público, por su parte, irrumpió en carcajadas durante la escena de la locura al considerarla excesivamente ingenua y ridícula.
Posteriormente, Beverly Sills incluyó con poco éxito el aria de entrada de Zitronella en sus recitales y existe una grabación de Mady Mesplé en su traducción al francés. De la parte de mezzo, una ya madura Marilyn Horne tiene también grabada un aria en un disco editado por Nuova Era. Aparte de estos fragmentos, no está documentado que Zitronella di Ravello haya sido representada o llevada a los estudios de grabación.
El decorado era más simple que el mecanismo de un botijo: una pasarela al fondo del escenario con dos rampas a los lados para acceder, una jaula y ocho taburetes Fritiof de Ikea. Los figurines, a caballo entre una Ágadha Duiz de la Pdada moderada y el Almodóvar de Laberinto de Pasiones. Y varios toquecitos de humor en una dirección escénica dinámica. Ole por la labor de "remezcla" de fragmentos elaborando un argumento propio sin necesidad de recurrir a partes habladas.
Esta entrada viene a raíz de una del bollolírico blog de Bea, que si no lo conocéis los cuatro gatos que entráis aquí ya estáis yendo a verlo haciendo clic aquí mismo porque es de los más entretenidos del mundo lírico, aunque le da bastante por poner lieder de esos pesadísimos.
Yo esta canción (¿aria?) la conocía del disco del 50 cumpleaños de
Luciano Pavarotti ha muerto esta madrugada de un cáncer de páncreas a los 71 años. No voy a empezar a soltar eso de que es uno de los últimos grandes tenores y que ya nos quedan pocos, etc etc. No. Mi reflexión de esta mañana es: se han empezado a ir los cantantes de ópera del boom discográfico de los 80/90, esos que son despreciados por vendidos a las casas de discos, que son anatemizados por hacer macroconciertos, por organizar circos tipo Los Tres Tenores o por cantar con estrellas del pop. No era un cantante de la generación de los de después de la guerra. Pavarotti es de los de hace dos días, como quien dice.
Vi a Pavarotti en directo en dos recitales en Madrid: estuvo glorioso (con todas las letras) a principios de los 90 en el Auditorio Nacional (y a pesar del maleducadísimo público de invitados de sociedad que se ponían a aplaudir y gritar en cuanto subía un poco) y muy mal hace muy pocos años en el Teatro Real, ya sin fuerzas ni brillo en la voz.