Resulta curioso que en el disco que Cecilia Bartoli acaba de publicar dedicado a María Malibrán no haya incluido ningún fragmento de la ópera que ésta estaba estudiando semanas antes de su trágico y temprano fallecimiento en Londres en 1836.
Zitronella di Ravello fue compuesta especialmente para lucimiento de la Malibrán por el joven Rodolfo Caspiani, con libretto de Lucio Terroni inspirado en una leyenda popular medieval que atribuía a una historia de celos y traiciones el terrible maremoto que destruyó la ciudad de Amalfi, al sur de Nápoles.
Tras la muerte de la Malibrán, Caspiani intentaría estrenar su obra en Londres pero Giuseppina Castatrizzo, la soprano elegida para sustituir a la diva, sufrió un accidente durante los ensayos que le hizo abandonar la producción. La Zitronella nació pues con fama de gafe y ni aún hoy en día ha conseguido quitarse ese sambenito.
Finalmente Caspiani logró estrenar la ópera en Bérgamo a principios de abril de 1848. De claro corte belcantista, con heroína romántica y escena de la locura incluida, Zitronella fue despreciada por la crítica, que la encontraba arcaica, larga y excesivamente académica, máxime cuando un año antes el joven Verdi ya había estrenado su Macbeth abriendo nuevos caminos en la dramaturgia operística. El público, por su parte, irrumpió en carcajadas durante la escena de la locura al considerarla excesivamente ingenua y ridícula.
La fatalidad quiso que días después de su estreno, mientras Caspiani introducía modificaciones en la partitura, falleciera Gaetano Donizetti. La ciudad de Bérgamo declaró luto oficial durante una semana, el teatro de ópera cerró y la Zitronella se cayó de cartel y no ha vuelto a ser representada íntegra.
Ya en el siglo XX, en su labor de recuperación del repertorio belcantista, Maria Callas investigó la partitura de Caspiani. Un pequeño incendio doméstico hizo que la supersticiosa diva, asustada, abandonara la parte.
Posteriormente, Beverly Sills incluyó con poco éxito el aria de entrada de Zitronella en sus recitales y existe una grabación de Mady Mesplé en su traducción al francés. De la parte de mezzo, una ya madura Marilyn Horne tiene también grabada un aria en un disco editado por Nuova Era. Aparte de estos fragmentos, no está documentado que Zitronella di Ravello haya sido representada o llevada a los estudios de grabación.
Actualmente se ha planteado al posibilidad de unas representaciones con Ana María Sánchez y Elina Garanca al frente del reparto, pero de momento sólo son elucubraciones.
Argumento de la Zitronella -> clic.
Zitronella di Ravello fue compuesta especialmente para lucimiento de la Malibrán por el joven Rodolfo Caspiani, con libretto de Lucio Terroni inspirado en una leyenda popular medieval que atribuía a una historia de celos y traiciones el terrible maremoto que destruyó la ciudad de Amalfi, al sur de Nápoles.
Tras la muerte de la Malibrán, Caspiani intentaría estrenar su obra en Londres pero Giuseppina Castatrizzo, la soprano elegida para sustituir a la diva, sufrió un accidente durante los ensayos que le hizo abandonar la producción. La Zitronella nació pues con fama de gafe y ni aún hoy en día ha conseguido quitarse ese sambenito.
Finalmente Caspiani logró estrenar la ópera en Bérgamo a principios de abril de 1848. De claro corte belcantista, con heroína romántica y escena de la locura incluida, Zitronella fue despreciada por la crítica, que la encontraba arcaica, larga y excesivamente académica, máxime cuando un año antes el joven Verdi ya había estrenado su Macbeth abriendo nuevos caminos en la dramaturgia operística. El público, por su parte, irrumpió en carcajadas durante la escena de la locura al considerarla excesivamente ingenua y ridícula.
La fatalidad quiso que días después de su estreno, mientras Caspiani introducía modificaciones en la partitura, falleciera Gaetano Donizetti. La ciudad de Bérgamo declaró luto oficial durante una semana, el teatro de ópera cerró y la Zitronella se cayó de cartel y no ha vuelto a ser representada íntegra.
Ya en el siglo XX, en su labor de recuperación del repertorio belcantista, Maria Callas investigó la partitura de Caspiani. Un pequeño incendio doméstico hizo que la supersticiosa diva, asustada, abandonara la parte.
Posteriormente, Beverly Sills incluyó con poco éxito el aria de entrada de Zitronella en sus recitales y existe una grabación de Mady Mesplé en su traducción al francés. De la parte de mezzo, una ya madura Marilyn Horne tiene también grabada un aria en un disco editado por Nuova Era. Aparte de estos fragmentos, no está documentado que Zitronella di Ravello haya sido representada o llevada a los estudios de grabación.
Actualmente se ha planteado al posibilidad de unas representaciones con Ana María Sánchez y Elina Garanca al frente del reparto, pero de momento sólo son elucubraciones.
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