Mostrando entradas con la etiqueta elektra. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta elektra. Mostrar todas las entradas

lunes, octubre 03, 2011

Elektra en el Teatro Real de Madrid


Empieeeeeza la temporada de la polémica en Madrid, señores.

Y ha empezado la mar de bien, con una Elektra notable, oiga.


Y es que traerse a Semyon Bychkov para dirigir la orquesta es, como dicen las cursis, un lujo un broche. No es sólo la rotundidad con la que aborda las partes con más fuerza de la partitura, es la brillantez: donde habitualmente se oye ruido y papapúm papapumba, aquí se oían todos los matices, se era capaz de distinguir los instrumentos. Y acompañaba perfectamente a los cantantes en los momentos más delicados. Bychkov ha exprimido a la orquesta a base de bien. Una gozada.


Pero por muy bien que esté la orquesta, si no hay cantantes de nivel, Elektra se queda coja. Christine Goerke me descolocó bastante al principio: demasiado lírica y, como es habitual en el rol, reservándose para después. Y eso me jode, porque el primer monólogo queda deslucido. Se fue creciendo a medida que avanzó la función y a partir de la llegada de los extranjeros con las noticias se soltó la melena y me pareció estupenda.

Tenemos las Elektras pepinazo continuo, tipo Nilsson, las desgarradas porque yo lo valgo (y puedo), tipo Marton, las sufridoras dramáticas, tipo Polaski. Goerke no va por ninguno de esos tres caminos, va por el suyo, más introspectivo y explotando al final.

La danza final fue abordada como una especie de movimientos espasmódicos, patadas y zancadas. Vale, no es una danza pero coño, es que Elektra es LA LOCA DEL HACHA. Más que efectiva, histérica y enloquecida, que es lo que es.


Jane Henschel está cascaílla, sí, pero al menos CANTA el papel de Clitemnestra, no lo declama ni lo grita. Y escénicamente estuvo la mar de bien.


Manuela Uhl tiene una bella voz, más grande de lo habitual en el papel de Crisótemis. Bien, pero no me acabó de llenar del todo.


Los demás, dentro de la corrección.

La puesta en escena es la típica de una Elektra: todo vale. Es decir, hormigón y trapajos. Una impresionante estructura de varios pisos domina el escenario a modo de palacio/cárcel. Como siempre, desde los pisos altos sólo se ve la mitad. A destacar el uso de la luz incluso dentro del edificio gracias a los tragaluces.


El movimiento de cantantes, de pena. A la pobre Crisótemis la tuvieron dando vueltas sobre sí misma durante toda la ópera, y los encuentros/desencuentros entre Elektra y su madre y hermano, totalmente desaprovechados.

Por lo demás es una puesta muy tradicional, sin transgresiones ni rarezas.

Para mí, buen comienzo de la temporada.
Un título que funciona y unos intérpretes de nivel.
Aplausos finales más que justificados.
Hay otro reparto con Deborah Polaski (y el ardor) y Rosalind Plowright (!)
En la prensa critican que se inaugure con una producción de alquiler de hace casi diez años. No nos libramos del paletismo, parece ser.


Richard Strauss
Elektra
Christine Goerke, Jane Henschel, Manuela Uhl, Chris Merritt, Samuel Youn.
Semyon Bychkov, Klaus Michael Grüber.
Teatro Real de Madrid, lunes 3 de octubre de 2011

Fotos del Teatro Real y de Parsi.

lunes, febrero 11, 2008

La loca del hacha

Elektra, de Richard Strauss
Teatro del Liceo, Barcelona, 9 de febrero de 2008
Detalles (clic)






Bien, me gustó.

Y eso que el principio me dejó temblando: ¿Qué era eso? Primero un batiburrillo de sirvientas y después el monólogo de Elektra en plan íntimo, introspectivo, tanto por parte de la orquesta como de la soprano. ¿Me iba a tocar una Elektra light? Pero si las notas del "Agamemnon" son esenciales en esta ópera y pasaron casi sin pena ni gloria. Horror.

Vamos a ver, Elektra es la tía loca del hacha que está obsesionada por la venganza, no una mujer que coge un libro y se encierra en un rinconcito del teatro durante toda la ópera a tumbarse en un diván y leer.

Afortunadamente, la cosa cambió, y a mejor. En cuanto pasó el monólogo tanto la orquesta como Deborah Polaski se crecieron y ya dieron todo de sí. Ole por la señora Polaski, que matizó el personaje hasta poner la carne de gallina, desde el grito más rotundo hasta el piano más íntimo. Su encuentro con Orestes fue uno de esos momentos en los que uno dice que ha merecido la pena el viaje a Barcelona.

Y eso que la dirección escénica fue una patata. Totalmente anticlimática y entorpecedora. Y no sólo por la Elektra escondida. Amosavé: ¿Cómo es posible que Elektra y su madre estén de campo y playa tomando unos aperitivitos cuando en el texto se están diciendo las barbaridades que se dicen? O el final, con un cuadro muy impactante y muy plástico pero totalmente fuera de sitio y bastante incomprensible. De esos en los que hay que leerse todos los folletos para que nos enteremos de qué es lo que nos quiere decir el regista.

Yo soy amigo de las transgresiones escénicas en la ópera. Disfruto malévolamente con ellas (especialmente cuando los ortodoxos se tiran de los pelos y demás), pero necesito ver una coherencia dramática. Y aquí la verdad es que no había mucha. Cuando la Polaski va y se coloca el casquete modelo Mary Santpere ya me dije: "¡¡¡ a que la danza final va a ser un charlestón!!!"

Lo mejor en estos casos es desconectar y tratar de disfrutar de la música.

Ah, aviso: las butacas de la mitad derecha del teatro se perderán gran parte de la interpretación de la Polaski.


Los decorados y vestuario son una especie de mezcla entre cárcel y palacio decadente. Nada que llame la atención o no se haya visto ya en esta ópera. Salvo el diván de las narices, todo bastante bien.

La orquesta, pues como la Polaski. Tímida y con muy poca garra en la primera parte pero luego desbocada e intensa. Y sonó estupendamente.

Más voces: Anne-Marie Baclund fue una consistente Crisótemis. Era la sustituta de la sustituta y al principio se tuvo que pelear con el volumen de la orquesta, pero en cuanto se centró estuvo bastante maja ella.

Muy buenos Orestes y Egisto, de esos que los redichos dicen "un lujo para estos papeles". A las sirvientas es que ni las oí.

Y salió la Clitemnestra, que es un papel para mezzo pero se lo dan a las sopranos mayorcitas. Éva Marton hizo una reina muy reinona, menos histriónica que otras, como manteniendo las distancias y su estatus. Las dificultades vocales le vinieron por la parte grave del papel, pero fueron totalmente suplidas por su dominio expresivo y un fraseo y dicción que ya querrían muchas. Cuando salió a saludar le cayeron claveles, octavillas y ramos de flores. Y no te creas que dejó ninguno en el suelo, no no no no, que los recogió todos toditos, no fuera a ser que la Polaski ésa se agenciara alguno, vamos.

Noche de gran estreno en el Liceu pero sin poder lucir las galas porque en Elektra no hay entreacto. Aaaaaah, se siente, que lucirlas en la cola del guardarropa no es nada nada glamouroso.

Yo acabé poniéndome la tiara de los Romanoff pero acabé perdiéndola a lo largo de la noche, y es que hay discotecas en Barcelona en las que en cuantro entras se te cae todo de golpe.

jueves, febrero 07, 2008

Elektrizado

Y pasado mañana....

ELEKTRA

Con la Polaski, a la que no recuerdo haber oído nunca en directo.
Y Éva Marton de Clitemenestra (de verduras), después de décadas haciendo el papel principal.


Cancelada la Crisótemis de Pieczonka, actuará Anne-Marie Backlund, que sólo hace la primera función y las dos últimas, mientras que Albert Dohmen será Orestes. No conozco a ninguno. La dirección, a cargo de Sebastian Weigle.

Los decorados tienen ese rollo mezcla contemporáneo/clásico con toque industrial que tanto se lleva con Elektra. Nada original, por lo que veo.


No he querido leer ningún comentario acerca de los ensayos, que luego uno va condicionado. La cosa promete. Además, Elektra es, junto al Caballero de la Rosa, mi preferida de Strauss.

Sólo falta que no ocurra como cuando hubo un concierto Strauss en el Liceo hace unos años a cargo de Ana María Sánchez, cuando una señora del público dijo a la salida: "Yo creía que iba a oír valses".

Y cómo se está poniendo Barcelona para conseguir hotel decente a precio asequible. Imposible del todo. Menos mal que comparto gastos esta vez.

Ah, la ópera es cortita: no hará falta que me llene los bolsillos de KitKats, jejeje.

Y ahora el gran dilema. Es estreno: ¿¿¿Qué me pongo???

Mira

Blog Widget by LinkWithin