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lunes, mayo 21, 2012

Cyrano de Bergerac en Madrid. Domingo y...¡Arteta!


Hace 5 años ya del Cyrano de Plácido en Valencia (clic) y tocaba esta vez en la temporada de Madrid con la misma pareja protagonista: Plácido Domingo y Sondra Radvanovsky. Todo apuntaba a una recreación de aquella función, pero no ha sido así.

Primero, Plácido Domingo. Los años pasan, y de un par a esta parte ha pegado un lógico bajón. Sigue siendo igual de impresionante y manteniendo la belleza tímbrica pero, ay, yo lo vi como peleándose con las notas y como falto de volumen. Eso sí, entregado, como siempre, al máximo y logrando poner los pelos de punta en un final más que emocionante. Se le pueden poner peros, sí, pero su caracterización e identificación con el personaje de Cyrano es fantástica. Ovación al final y, al contrario que en el caso de otros cantantes veteranos, a Domingo sí se le aplaude por lo que ha hecho más que por lo que ha sido. Muy bien.


Y segundo, Sondra Radvanovsky, que canceló por enfermedad. ¿Y quién la sustituyó? Aaaaah, pues Ainhoa Arteta. Gran sorpresa. La soprano vetada en el Teatro Real durante más de una década por una mano negra (según ella, aunque hasta le puso nombre y apellido una vez, creo) hace de golpe y porrazo su debut en una ópera completa. Y la verdad es que genial. Tiene una voz amplísima, timbrada y la maneja estupendamente. Sí, el agudo se le adelgaza un pcoo y a veces se acerca al grito, pero para el papel de Roxane estuvo excelente. ¿Que le faltó el pepinazo que soltó la Sondra en su aria del tercer acto en Valencia hace 5 años? Pues sí, pero sacó todas sus armas expresivas, haciendo un final de aria bellísimo. 


Tengo que reconocer que no la oía en directo desde hace más de veinte años, cuando sus Gilda y Rosina (La Canción del Olvido)  del Teatro de la Zarzuela, lo cual no es representativo porque anda que no hace años de eso, y lo que había escuchado posteriormente de ella no me había hecho especial gracia, pero parece ser que la voz le ha madurado y para bien. He leído que su Musetta en Barcelona ha estado algo chillona, lo mismo es que ese papel ya no le va y tiene que asumir ahora roles con más peso. Lo que digo, para mí, fantástica como Roxane y además encantadora como actriz, sin un ápice de cursilería. Merecida ovación. Que vuelva (a ver esa Donna Elvira del año que viene, joer, no sé si le va mucho a su voz).


Michael Fabiano apunta maneras y de momento cumplió más que bien con el papel de Christian, con voz, fraseo y volumen. Y muy bien actuado. A esperar a ver qué hace en el futuro. Ángel Ódena correctísimo como "el malo" (tampoco es un papel muy lucido), así como Doris Lamprecht en los papeles secundarios de mezzo.

El coro, una vez más, marcando sello de calidad, sobre todo el masculino (las chicas no tienen tanto protagonismo esta vez). Demostración de que se puede cantar forte sin gritar, matizando lo que se dice. Para mí, estupendo. La orquesta a cargo de Pedro Halffter... bueno, sin especial relevancia para mí. Respetó a los cantantes. Ya sé que la partitura es un poco plomo, pero no le sacó todo el jugo que podía a los momentos más líricos.


La producción es muy tradicional. No creo que nadie se pueda quejar: los figurines son de época, la pastelería es una pastelería, el campo de batalla es un campo de batalla, el balcón un balcón, y no falta la hiedra trepando por la columna. Además, en los primeros actos añadimos elementos rompedores como un carro volador, una especie de caballo de Troya o unos fuegos de artificio, para que se diga que es espectacular. Bien. Una producción amable y vistosa.


Un poco tonto el que antes de empezar la obra hubiera una especie de representación muda de figurantes haciendo bobadas y supuestas gracias. Para mí totalmente prescindible. Además, como no habían apagado las luces el público seguía hablando y a lo suyo.

Y ahora la ópera. Ya me lo pareció hace cinco años y vuelvo a coincidir en mi apreciación: Cyrano de Bergerac de Alfano es bastante ladrillo. Por ser benévolos, porque vamos, la primera hora hasta la escena del balcón me parece un petardo horrible, muy anárquica musicalmente hablando. No le capto yo la esencia, no.


Y luego el argumento, también anárquico hasta decir basta. Que sí, que nos enteramos perfectamente de la historia del triángulo amoroso Cyrano-Roxane-Christian pero los lances y duelos de los soldados en los dos primeros actos son para hacerse de cruces (o para revisarse el libretto a conciencia). ¿Qué ocurre en el teatro? ¿Contra quién luchan? ¿A qué viene lo de la pastelería? Incomprensible del todo.

Cyrano de Alfano es una ópera que se sostiene sólo si hay una gran pareja protagonista, y afortunadamente gracias a Domingo y a Arteta eso lo tuvimos el sábado.



Franco Alfano.
Cyrano de Bergerac
Plácido Domingo, Ainhoa Arteta, Micahel Fabiano, Ángel Ódena, Doris Lamprecht.
Pedro Halffter, Petrika Ionesco
Teatro Real, Madrid, sábado 19 de mayo de 2012






lunes, febrero 19, 2007

Cyrano de Bergerac en Valencia


Cyrano de Bergerac, de Franco Alfano. Valencia. Palau de les Arts. 18 de febrero de 2007.

Miedo tenía yo con esta ópera. La había intentado ver en casa en DVD (el de Alagna & co.) y me había quedado dormido. Pero claro, a quién se le ocurre ponerse un dvd en casita recién llegado de trabajar.

El principio de la obra es durito. Primero, porque el argumento es muy sencillo en lo que a la historia principal se refiere, pero un cacao tremendo en lo que le rodea. ¿Son soldados, poetas, qué hacen, por qué se pelean? Y luego, porque la música, siendo tonal, es muy anárquica, no hay un momento melódico. No me centraba yo, no.

Afortunadamente, al final de la primera parte (segundo cuadro del segundo acto) está la escena del balcón, donde Alfano encuentra la inspiración, y ya no la suelta hasta el final de la ópera. Esa escena del balcón, el solo de Roxane en el campo de batalla y la escena final de la carta son de un lirismo exquisito.

La solución escénica -después del desastre de la plataforma- fue sencilla, un poco de teatro de segunda, pero efectiva: Dos estructuras semicilíndricas sirven como base para todos los decorados, y en el fondo había unas proyecciones. Vamos, el típico decorado que si te lo ponen en un Verdi saltan los puristas eternamente indignados a decir que es una mierda pero si es en un Wagner le encuentran hasta el simbolismo. Bien. Cutrecillo, pero bien.

Yo no vi el Fidelio, así que no puedo comparar, como hacía todo el mundo, el nivel de la orquesta. Pero estuvo muy bien, en mi humilde opinión.

Del reparto, Rod Gilfry me dejó un poco frío. Yo suponía que es una voz de calidad a juzgar por su curriculum y grabaciones. Se le perdía la voz en la amplitud de la sala.

Justo todo lo contrario que a Itxaro Mentxaka, la eterna mezzo secundaria de los teatros españoles. Esté donde esté y suene la orquesta lo fuerte que quiera, su inconfundible timbre siempre se distingue.

El segundo tenor, Arturo Chacón-Cruz, no estaba en el mismo nivel que sus compañeros y su papel de Christian quedó algo deslucidillo.

Plácido Domingo, soberbio. Cualquier cosa que se pueda decir de él es poco. Vale que a su edad ya no tiene agudos, pero qué belleza de timbre, qué poderío, qué centro más precioso. Y, sobre todo, qué entrega. Emocionó en la escena final.

Y la gran sorpresa, Sondra Radvanovsky: qué señora, por favor. Timbre algo oscuro, potencia bestial, gran fiato, seguirdad en el agudo y total empaste con Domingo. Se marcó un aria en el tercer acto que nos dejó a todos ojipláticos. Brava.

El público del Palau habla bastante y van todos vestidísimos. Yo creo que era el único que no iba de negro a la entrada del teatro, caray. Overbooking de abrigos de piel.

A la salida, carrera hasta el aparcamiento y... 350 km de vuelta a Madrid solito, de noche, con lluvia en algunos tramos y escuchando a Prim Lalá. Uffffffffffffffff.

Pero mereció la pena.

En el vídeo, la escena de la carta, cantada por Roberto Alagna y Nathalie Manfrino.



Mira

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