lunes, abril 28, 2008

Un rollete

Orpheus et Eurydike
de Enrest Krenek
libreto de Kokoschka
Teatro Real de Madrid
27 de abril de 2008
versión de concierto


Yo es que soy un hortera, un inculto o no me preparo las óperas, pero el caso es que este Orfeo y Eurídice de Krenek me ha parecido el típico rollete de principios de siglo XX.

El primer acto, un coñazo absoluto hasta que han hecho aparición las Furias, cuya música me ha parecido un poco más interesante. El resto, pues pichís pichás. Vamos, que no he salido horrorizado, pero no se la recomendaría a nadie.

Vocalmente, Susan Anthony sigue siendo igual de plana y sosa que siempre (no le perdono que me destrozara la Ciudad Muerta en Barcelona, lo siento). Eduardo Santamaría se esforzaba contra el poderío orquestal y Judith van Wanroij (chica, qué apellido) exhibía una voz bellísima.

El argumento, un Orfeo y Eurídice en clave de maltrato familiar con reminiscencias freudianas, o algo así. Yo creo que con interpretación escénica la cosa habría mejorado bastante o al menos ayudado a entrar en la ópera. Porque no sólo es que ha sido en versión concierto, sino que había mucha luz (mucha más que en los recitales) con el grave riesgo de distracción que ello conlleva.

Pues bueno, pues vale.
A quien le gustó que le cunda.


El anecdotario una vez más corre a cargo del respetable público.
Como en el Real son muy listos, no han puesto intermedios. error, porque la gente no sabe dónde aplaudir y, sobre todo, no sabe cuándo puede irse.

Al finalizar el primer acto ha habido una pequeña desbandada, más acusada en el fin del segundo con el agravante de que casi no han dado tiempo para que la gente se pudiera ir: ruidos, gente chistando, protestas, etc.

Mucho ruido: bolsas, caramelos, móviles...

Y la señora de atrás. Después de haber organizado la de dios es cristo para moverse, cambiarse de butaca y hacer bajar a su hija desde varias filas atrás al inicio de la función, preguntaba insistente si no había entreacto. Desde que lo ha preguntado hasta que se ha ido habrán pasado como veinte minutos, en los cuales lo ha vuelto a preguntar varias veces, ha decidido irse, se ha puesto la rebequita allí mismo, ha hurgado en el bolso, se le han caído las llaves y se ha despedido sonoramente de sus vecinos. Tremenda. Y yo intentando concentrarme. Si es que no hay derecho, jo.

viernes, abril 25, 2008

Y el barbablava



Diario de un desaparecido
Leos Janácek

El castillo de Barbazul
Béla Bartók

Gran Teatro del Liceo
Barcelona, 19 de abril de 2008


Nueva gran noche operera en el Gran Teatre del Liceu.
La estrella: El Castillo de Barbazul de Béla Bartók. Porque la verdad el diario de un desaparecido de Janácek era para rellenar el espectáculo y que no se quedara en una hora monda y lironda.


No hay temporada de Madrid o Barcelona que no tenga su ración de Janácek. Que sí, que nos gusta mucho, que flipamos con la Jenufa (póngase un redondelito encima de la u, yo no sé), nos apasiona la Kabanova, la Zorrita es una delicia, el caso Makropulos es de las obligatorias. Peeero ¿es que hay que poner una cada año? ¿Es la manera de parecer "moderno"? Si son óperas que ya tienen un siglo o más casi todas. Y, francamente, algunas son bastante poco tragables.


El Diario de un desaparecido es una colección de canciones, originariamente para piano y aquí orquestadas. Duran media hora. No conseguí meterme en ellas. Sí, la música bien y el tenor estupendo, buenísimo. Pero las observé desde fuera y cuando ya empezaba a estar "dentro" de la función, se acabaron. La parte escénica, muy Fura (vamos, muy visto). Un mini rollete, pero cortito.



Peeeeeero, menos mal que estaba después el Castillo de Barbazul.
Una maravilla: musical, canora, orquestal y escénica. Katarina Dalayman y Willard White estuvieron más que a la altura (y eso que estoy acostumbrado a los excesivos Marton y Ramey en cedé). La orquesta, también bastante bien, logrando perfectamente la atmósfera opresiva que tiene la ópera. Y desde luego la parte escénica para quitarse el sombrero: proyecciones, juegos de luces y muy pocos elementos que consiguen meterte dentro de la apasionante historia, y que llega a meter miedo pese a lo conocida que es.


Saldrá en DVD, porque es la Fura, fijo. No sé yo si en vídeo se lograrán los mismos efectos de profundidad que se notaban en directo. Desde luego, las fotografías de la producción no le hacen justicia.


En fin, una gozada en toda regla, ideal para complementar el Tannhäuser del día anterior y que desde luego me compensó el fin de semana barcelonino. Si le añadimos la delirante salida nocturna posterior y la experiencia del AVE (fantástica la ida sin paradas, bastante plasta la vuelta parando en todos lados)... finde completo, finde Comansi.

Para críticas concienzudas, visiten los foros y lean la prensa.

jueves, abril 24, 2008

¡ Y me lo quería perder !

Tannhäuser, de Wagner
Gran Teatro del Liceo
Barcelona
19 de abril de 2008
Anda, que me quería perder yo el Tannhäuser del Gran Teatre del Liceu de Barcelona. Vendí mi entrada pero aprovechando que iba casi un mes más tarde al final me pillé una sin visibilidad del cuarto piso.

Y qué bien hice, porque qué maravilla escuchar por fin un Tannhäuser bien cantado. Que siempre nos toca escuchar a una vieja gloria en el último tramo de su carrera al que se le aplaude por el esfuerzo y su trayectoria más que por lo que ha hecho o a un jovencito (americanos, suelen ser) que se desgañita y se pone rojo rojo rojo intentando dar chillidos.

Bravo por Peter Seiffert, que estuvo estupendo como Tannhäuser.

Brava también la Elisabeth de La Petra, y eso que iba con reticencias por los comentarios del Ximo y la Mei, pero chicos, a mí me gustó mucho la mujer. Lírica, delicada, frágil, quizás le faltaba algo de rotundidad, pero vamos, que no es Brunhilde.

Brava Béatrice Uria-Monzon, una Venus de categoría, y más en esta versión. Sus intervenciones del tercer acto, una gozada.

Bo Skhovus anduvo correcto como Wolfram, y bien los demás cantantes, con especial atención a Lauri Vasar, a quien creo que es la primera vez que escucho.

El coro, pues muy lucido, como tiene que ser en esta ópera. La orquesta, pichís pichás. Recibió una ovación, pero también hizo algunas cositas impresentables.


La parte escénica, sobresaliente. Las traslaciones del mundo musical al pictórico y del amor a la creación artística son perfectamente asumibles y están muy bien y coherentemente contadas. No suelo leer los "fulls informatius" que dan, pero creo que no hace falta explicar nada de la dramaturgia de Carsen. Yo lo percibí todo como una alegoría del arte frente a la censura.

Me recordó precisamente mi visita de hace un mes al Museo d'Orsay de París, donde me explicaron la batalla de la Academia de Bellas Artes francesa a mediados del siglo XIX, negándose a aceptar los cuadros de Courbet o Manet y llevándose las manos a la cabeza. No es algo tan lejano ni tan difícil de entender, creo yo.

El momento del concurso de canto con los descubrimientos de los cuadros, genial. Y el tercer acto, tremendo, con ese irónico coro de peregrinos, la oración de Elisabeth y las reacciones de Wolfram. Un gustazo.

Vamos, una peazo función de ópera de las que no se ve habitualmente.

Con lo de las versiones, me lío. No es la que ponen siempre, era la otra, pero nunca me aclaro si es la de Dresde o la de París. Más interés.


Y ahora, lo anecdótico:

¿Qué le pasa al público Liceu Liceu, que habiendo montooones de butacas libres en el centro de la fila nadie se mueve para ocuparlas y estar así más centrado? ¿Algún atávico sentido de la propiedad? ¿Miedo a que el ocupante llegue en el siguiente acto y le cobre la diferencia de precio entre butacas?

Porque yo empecé la función descolgándome de la barandilla para poder ver algo, y aguantando LA PESTE A McDONALD'S de mi vecina de butaca (un tufo, os lo aseguro). Cuando acabó la escena del Venusberg, la olorosa chica farfulló algo y salió, haciendo levantarse a las dos señoras pétreas que se habían anclado a su asiento. Aproveché, me fui tras ella y cambié de zona, más centradito, viendo mejor y encima con pantalla de vídeo individual.

En el segundo acto desapareció el elemento más centrado de mi fila. Lo mismo, dos sillas vacías y nadie se mueve. Le hago señas a las chicas del fondo. Al minuto se mueven ellas y me llaman para que me coloque yo a su lado, los demás siguen sin moverse, me he centrado cinco sitios, que sumados a los cuatro + pasillo anteriores, ya son un montón. La localidad es mejor pero los de la primera fila sacan los cabezones por encima de la baranda y se descuelgan del murete, así que es mejor verla en la pantallita.

En el tercer acto vienen dos que no habían llegado a tiempo a los dos anteriores. Tanto en mi fila como en la de abajo siguen sobrando sitios Y NADIE SE MUEVE. Me cojo el más apañao y DISFRUTO COMO UN ENANO SALTARÍN con el final del Tannhäuser, que mira que es emocionante.


Ains.

miércoles, abril 09, 2008

Recitalín de Inva Mula

Recital de Inva Mula.
Ciclo Gandes Voces.
Teatro Real de Madrid.
9 de abril de 2008

Bellini: I Capuleti e i Montecchi: Obertura / Oh quante volte
Donizetti: Roberto devereux: Obertura
Donizetti: Il duca d'Alba: Ombra paterna
Donizetti: Lucia di Lammermoor: Regnava nel silenzio

Bizet: Les pêcheurs de perles: Comme autrefois
Saint-Saëns: Samson et Dalila: Bacanal
Massenet: Thaïs: Dis moi que je suis belle
Berlioz: Les Troyens: Caza real y tormenta
Gounod: Mireille: Mon coeru ne peut changer

Massenet: Manon: Adieu notre petite table
Délibes: Les filles de Cadix

No me gusta parecer "un crítico", pero me he aburrido mucho en este concierto. E iba con ganas, porque Inva Mula me gustó mucho como Mimì en La Bohème y como Antonia en Les Contes d'Hoffmann.

Esta noche ha lucido su precioso timbre de voz y su elegante forma de cantar. Entonces... ¿qué ha pasado? ¿ha sido el repertorio, excesivamente muermo? ¿ha sido que no ha dado todo de sí misma y se ha limitado a cumplir? ¿estaba tocada, que andaba corta de fiato y atacaba los agudos desde abajo? Pues puede que un poquito de todo.

El recital ha empezado bien con el Bellini, un poco insegura arriba. Luego ha mejorado la voz, pero el aria del Duca d'Alba, aparte de ser larguísima, es bastante tostón. Y en la Lucia ha estado reservadita. Mujer, reacciona, que estás en un concierto, no en una ópera. No es que pretendiémos que nos hicieras las diabluras que hiciste para la peli francesa "El Quinto Elemento", pero por favor, un trinito, una agilidad, algo.



Segunda parte: pamatarla. Vamos a ver, si el aria de Los pescadores es prima hermana de la de Micaela... ¿por qué no nos cantas la de Micaela en vez de esa sosada y te luces un poco?

Escena del espejo de Thaïs. Me preparo. Lenta, lenta, lentísima. Un poquito más de alma en la interpretación, pero sin llegar a tocarme. ¿Hizo el sobreagudo final? ¿Lo adivinas?

Fin del programa: un aria de Mireille que la hace estupenda, con garbo, gracia, luciéndose. ¿Por qué ha tenido que esperar hasta el final del concierto para mostrarnos lo mejor?

Aplausos para que salga a hacer los bises. Increíble la petite table de la Manon, buenísima, le va como anillo al dedo. Más aplausos.

Les filles de Cadix (sólo dos estrofas, menos mal). Saca unas castañuelas "p'hacer ruido" y hace un bis de libro: efectista y popular. Aplausos.



Sale varias veces, demasiadas. La gente se cansa de pedir más bises y se acaba todo. 2 horas.

Que sí, que muy bien, que tiene una voz muy bonita y mañana seguro que la prensa dirá que ha sido un recital modélico y tal, pero qué quieres que te diga, entre la redondez, la proyección y la belleza del timbre de hoy y las irregularidades del de la Dessay la semana pasada... me quedo con la Natalie. Es otra cosa. Y da rabia comparar, pero han estado muy cercanas en el tiempo y casi han compartido repertorio.

La orquesta, dirigida por Emmanuel Villaume: bien en los acompañamientos. Ruidosa y porrompompera en las piezas sin cantante.

Se cayeron del programa: escena y aria de Béatrice et Benedict de Berlioz y aria de entrada de Zitronella di Ravello.

Detalle casposo: En el programa de mano, Fernando Fraga denomina a Ainhoa Arteta como cantante vascoespañola. Hace falta ser ridículo.

Para que no digan: no voy a comentar el vestuario ni voy a decir que el prime modelito parece que lo compró en Pronovias, que pilla cerca del teatro, y que con las lentejuelas y el strass que le sobraron al confeccionarlo se hizo el segundo, color rojo... rojo, muy espectacular pero muy desfavorecedor (ese pliegue, por favor, Inva, muchacha, que eres una señora). Ah, aunque lo parezca, no es Kylie.


miércoles, abril 02, 2008

Tamerlano y las jaulas del Real


Tamerlano, de Händel.
Teatro Real de Madrid
1 de abril de 2008.

Soy idiota, y lo sé.
No es la primera vez que me pasa.
Ayer llegué tarde al Tamerlano de Händel en el Real.
Me confié con que empezaba a las 8 de la tarde como todas las óperas y resulta que empezaba a las siete.

Antes, cuando llegabas tarde podías ver la representación en una proyección infame con sonido de altavoz en el salón de actos que hay en la planta séptima del teatro.

Ahora han cambiado y han puesto en la planta 5ª dos jaulitas desde las que puedes ver la representación en una pantalla y la escuchas con sonido directo de la sala. Están justo detrás de las pantallas altas laterales que se ven desde las butacas. La solución es curiosa, te da la sensación de estar en el zoo.


Me perdí gran parte del acto primero, pero llegué a tiempo para la segunda aria de Plácido Domingo. Bien, se oía bien. Pero luego llegó el final de acto y lo que oía no era más que un murmullo. ¿Estaba la mezzo escondida al final del escenario y no me llegaba bien el sonido o era realmente todo tan apagado? Huy, miedo me dio.

Después de pelearme en el intermedio por recuperar mi butaca en Paraíso, que ya había sufrido una "okupación"... pues mitad y mitad, porque si bien el sonido era mucho mejor, tengo que decir que las dos mezzos me aburrieron mucho. Muchísimo. Yo no sé si se estaban reservando o qué, pero aquello me resultó bastante tostón. Y a mí Händel me pone las pilas, que no soy de los que se duermen con el barroco. En el tercer acto mejoraron considerablemente y se rompió el tono monocorde de lo que había escuchado hasta el momento. Mucho mejor las dos sopranos.

Plácido Domingo cantó como hacen los cantantes consagrados: "hizo suyo el papel", que quiere decir que lo cantó como le dio la gana, a su estilo, pero con esa voz que tiene se lo puede permitir. Aquello no era barroco, era Plácido. Increíblemente comunicativo en los recitativos, airoso en las arias de bravura y tremendo, tremendísimo en la verdiana muerte.

Sin él, la función hubiera sido un coñazo.
Podrían haber puesto un contratenor por lo menos, jo.
La orquesta, cumplidora. ¿Por qué no se utiliza una orquesta de instrumentos originales para el barroco? Ah, misterios.

Sobre la escenografía, nada que comentar. Está todo más que visto: decorado totalmente blanco con un elemento que hace contraste de vez en cuando: un elefante azul, un trono dorado, una mesa negra o... UNA FALLA (porque no se sabe lo que era eso que salió en el acto II).

Deserciones, muchas deserciones y muchos cambios de butaca.

martes, abril 01, 2008

Zitronella di Ravello: La verdadera historia


Desde aquí os aseguro que mi intención al escribir la historia de Zitronella no fue confundir sino crear una parodia lo suficientemente documentada, pero parece ser que alguien SE LO HA TRAGADO.

Y no sólo eso, sino que lo ha publicado en una de las revistas musicales online más conocidas del país, Mundoclásico.

Ya me extrañaba a mí el aumento escandaloso de visitas a este blog, que suele tener como mucho 20 al día y la mitad de ellas son de gente que sale escopetada en cuanto lo abre.

Aquí va la historia de esta ópera:

Paseando hace años por la costiera amalfitana, y en concreto por los maravillosos paisajes de Ravello, a mi amigo Fartons y a mí se nos ocurrió que aquello sería el enclave perfecto para una ópera belcantista.

Los limoneros nos dieron el nombre de la heroína: Zitronella, que todos los días baja de Ravello a Amalfi a venderle a su amado Peppino (tenor ligero de carácter bobalicón) los limones para que éste haga el limoncello. Por supuesto que tenía que haber un padre que se opusiera a los amores de los jóvenes, un viejo rijoso que deseara a Zitronella y una mala. Malísima. Que viniera desde el otro extremo del mar vestida de Bellea del Foc: Clementina de Alicante. La ópera tendría la escena de la locura de rigor y un final trágico.

Es lo que tenemos los aficionados a la ópera, que nos montamos esas tonterías por diversión.

Un par de años más tarde se me ocurrió poner ese argumento en el blog. Le pedí ayuda a otro amigo para que lo ilustrara y me lancé a escribirlo.


Como el año pasado estaba todo el mundo pesadísimo con lo de la Malibrán, la Bartoli y demás, escribí una falsa reseña histórica acerca de la mala suerte de la ópera Zitronella. Lo adorné con anécdotas de Maria Callas y de especialistas en belcanto (Horne, Sills, hasta Mady Mesplé) y lo colgué.

Tendría que haber habido un tercer artículo sobre Zitronella comentando los números musicales, pero ya era demasiado trabajo. De todas formas, para vuestra buena administración, los momentos más famosos son el aria de entrada de Zitronella "Estos son los limones de la Zitronellina", el rondó de Clementina "De Spagna vengo", el concertante de la licorería y la escena de la locura "Dímelo tú, naranja".

Sinceramente, pienso que cualquiera se da cuenta de que se trata de una parodia, así que lo menos que me podía esperar es que meses más tarde aparezca en una web tan supuestamente seria como mundoclásico. Llega a aparecer en Scherzo y ya me meo.

En fin, no voy a enrollarme más, aquí van los enlaces:

El artículo de Mundoclásico que menciona a Zitronella, aquí: CLIC

El pdf original, por si lo modifican, acá: CLAC

La historia de la ópera Zitronella, acuyá: CLATACLÁ

Y su desdichado argumento, por allí: CLITICLÍ.

El autor de las ilustraciones: CLUTUCLÚ.

Me parto.

Me llama Girolamo Fartons reclamando derechos de autor.
Hay que reconocérselo, la idea germinal y el detalle revelador de que la mala fuera una Bellea del Foc es suya.


Me escribe otro amigo proponiéndome que Zitronella deje de ser un mito, hagamos un pastiche con cantables de otras óperas y lo filmemos en playback.

Esta tarde me voy al Tamerlano con un canastito de limones y un cartel: TODOS SOMOS ZITRONELLA.

Gracias a la Juani por avisarme.

Insisto: me parto. Y lo siento de verdad por el autor del artículo, pero hacer un AnaRosa CortayPega sin documentarse más que por un blog de internet es altamente arriesgado.

Mira

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