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domingo, diciembre 20, 2015

La viuda sosa


La Viuda Alegre de Lehár es una opereta de argumento antiguo y trasnochado, con un desarrollo simplón que difícilmente puede divertir o emocionar hoy en día. Pero también está salpicada con unas melodías tremendamente inspiradas que la convierten en la reina del género y que salvan el polvoriento libretto.

Ponerla en escena no es cosa fácil, y aquí lo que nos han endilgado es un musical en vez de una opereta. Y mira, si quieres "actualizar" el tipo de espectáculo, condensarlo para que quepa en hora y media sin descanso y dinamizar un poco el acartonamiento de la opereta, hazlo con todas las consecuencias, tírate al río, métele lujo, acción, risas (aunque sea humor burdo), exagérala. 

Pero esta Viuda se queda descafeinada. No sé qué poda se le habrá hecho en el texto pero no hay casi diálogos, con lo que la acción son básicamente los números musicales. Con esto se elimina toda la gracia y, sin miramientos, hay que decirlo y lo lamento porque es una obra que me encanta, pero esta Viuda aburre.


Después de un inicio prometedor en el que un decorado sencillo pero lujoso, unos figurines espectaculares y una aparición apabullante de la prota dejan con la boca abierta, esa apertura de boca se va conviertiendo poco a poco en bostezo.

A ver, no se siente ninguna empatía por los personajes. Hanna es una diva etérea muy rollo "Marisa Paredes en Tacones Lejanos" (y además, el pelucón platino y la delgadez de Natalia Millán te la recuerda). La química con Danilo es nula. El barón no es gracioso. La pareja cómica (Valencienne y Camille) no hacen gracia. No sé, creo que el regisseur se ha preocupado más en vestir la obra que en desarrollar los personajes. 


Bueno, digo vestir. Sí, el primer acto es visualmente atractivo. Pero llega la fiesta en casa de Hanna y... ¿perdón? ¿Todos los elementos que hay en escena son dos bancos (dos) y un panel final tipo lámpara Tiffany que hace de decorado de fondo? Pues si no desarrollas la acción y no le sacas jugo al pequeño enredo de la obra, que sucede aquí, por lo menos métele medios. Pues no, con los vestidos del primer acto parece que se acabó el presupuesto. Ni un mísero aplauso para el Septeto de "Las Mujeres", que tiene que arrancar risas, de lo sosito que fue.

En el último acto, en Maxim's, la cosa remonta el vuelo por las coreografías de los cancanes y acaba en un fin de fiesta que va in crescendo, pero también se ve baratillo.

Admiro mucho a Sagi y le reconozco grandísimos aciertos en el teatro lírico, pero en esta Viuda Alegre parece que lo único de lo que se ha preocupado es de que Natalia Millán esté más guapa que Lana Turner en la película del 52. Y el presupuesto se le ha ido en arrasar en Pontejos comprando strass y lentejuelas.


Hace 20 años, en verano de 1995, asistí a una función de la Viuda Alegre en el Teatro Albéniz, protagonizada por Carmen González. La producción era de la compañía de Amengual, es decir ramploncilla, de baratuji, con un nivel artístico mediano siendo benévolo... pero hecha con ilusión. Recuerdo sonreír con el enredo infantil, reírme con los secundarios, y emocionarme con el "Lippen schweigen". Esta vez no ha pasado.


Como he dicho, se ha convertido la opereta en un musical. Es decir, con micrófonos y teóricamente voces no operísticas. Digo teóricamente, porque yo creo que salvo la protagonista, todos proceden del mundo de la lírica.

Natalia Millán no, es conocida por sus intervenciones televisivas y por protagonizar Cabaret hace una década aprox. Y mira, yo creo que en esta Viuda está más adecuada vocalmente que haciendo de Sally Bowles (que recuerdo con pavor). La Millán se esfuerza, canta bonito y, transportando una octava por aquí esta frase y suavizando esta otra, logra salvar vocalmente el papel. Por supuesto impensable para una producción tradicional a pelo, sin micros, pero para musical, sí. He de decir que bravo por ella.


El resto del reparto lo componen voces solventes como las de los barítonos Antonio Torres y David Rubiera y la soprano Sivia Luchetti haciendo de Valencienne. Punto flojo el Camille, algo justito.

El coro/ballet, bastante apropiado. La orquesta, charanga total.

Muy bien la coreografía de Nuria Castejón.

Me da rabia, repito, poner a caldo esta viuda, pero es que es una sosada.
Eso sí, lo que se queda en la cabeza cuando sales del teatro es la maravillosa colección de melodías de Lehár. En esta obra, todas son de nivelón.


Y un punto negro más para terminar.
Ay, lo siento, lo siento.
Y esta vez no tiene que ver con la obra ni sus intérpretes, sino con la Sala Roja de los Teatros del Canal.
La calefacción sale por unas toberas situadas a muy pocos de metros por encima de las cabezas del público de Anfiteatro HACIENDO UN RUIDO ESPANTOSO. Insoportable. Le pregunté a la acomodadora si eso era normal y me dijo que era un problema de todos los días, que todo el mundo se quejaba, que ella ya lo había reportado pero que no hacían ni caso. Y me recomendaba pedir una hoja de reclamaciones. En serio, un ruido inaguantable. Los pocos diálogos hablados casi ni se entendían, y en la parte musical era muy molesto. 
Y lo peor de todo es que dentro de unos meses voy a ver allí un Don Carlo de Verdi.
Qué horror.
Puse un par de twits a ver si el CM de los Teatros del Canal me decía algo. De momento, sin respuesta. Pero no me voy a quedar así. Vamos que no. Menudo soy yo.

Lo dicho, una Viuda floja, una música deliciosa. Mejor quedarse con esto último.


Franz Lehár
La Viuda Alegre
(versión en plan "musical")
Natalia Millán, Antonio Torres, Silvia Luchetti, Guido Balzaretti, David Rubiera, Iñaki Maruri.
Jordi López, Emilio Sagi.
Teatros del Canal, Madrid.
Sábado, 19 de diciembre de 2015

Para curiosos, dejo esta entrada del blog de hace 5 años en la que hablaba de otra Viuda Alegre cantada en español: clic


jueves, febrero 04, 2010

La viuda alegre, versión olé


Se lo decía yo al bloguero Eleuterio cuando tenía que preparar La Viuda Alegre de Lehár: es una opereta llena de hallazgos musicales y melodías inspiradas, y que iba a disfrutar como un loco interpretándola. El argumento es una tontuna y el humor es totalmente arcaico, sí, peeeeero qué te vas a esperar de una opereta. Peores argumentos hemos visto en óperas más serias, ¿no?

La Viuda Alegre es un ejemplo modélico de opereta ligera y francamente su escucha se me hace muy agradable. Se deja uno llevar por esos valses de una manera muy fácil. Olvídate de pasiones, tensiones y dramones. Aquí vas a escuchar la clásica estructura de la opereta (y de muchas zarzuelas): números populares, bailecito regional, una trama romántica principal y otra trama cómica secundaria.


Es muy raro que se represente en España. Como ya tenemos la zarzuela como "opereta" nacional, casi nunca está en las temporadas. Para conocerla hay que recurrir a las grabaciones. A mí me hacen mucha gracia las ediciones alemanas con cantantes que sólo en su casa conocen y cuyo nivel artístico suele ser muy "de revista". Cuestan dos duros y solía haberlas a porrillo en los cajones de ofertas de las tiendas de discos. Hoy como ya casi no hay tiendas de discos, hay que irse a gasolineras y supermercados de países donde se habla alemán para comprarlas. Cuando alguien me localice una de Marika Rökk que me la pase, porfaplís.

De las "serias", yo me quedaría con las viudas de Schwarzkopf, Anneliese Rothenberger y Cheryl Studer, porque hacen sentir que tanto ellas como sus respectivos acompañantes realmente se lo están pasando en grande interpretándolas, con una vividez que pocas cantantes operísticas consiguen. ¡Y suenan bien! Hay también una de Felicity Lott, que tiene un tipo de voz ideal para el papel, pero ah, está en inglés.


¿En inglés? ¿Y en español?
Pues precisamente la versión en español es el origen de esta entrada, que quería yo enviársela a Eleu para que la escuchara pero con el cambio de casa metí todos los cedés de ópera en un armario sin orden y no la encontraba por ningún lado. Pero apareció.

Mira qué portada más horrenda:


Vamos a ver, ¡¡¡si la foto está hecha en el parque de El Retiro!!! Parece que es una pareja que se ha escapado de una boda en el Florida Park. Él, camarero, se ha ligado a una de las damas de honor que ha salido a fumar fuera para que no la vean sus papás. Bailan un poco y luego vuelven a la boda. No podían haber buscado un color más feo de vestido y que menos destacara con el tono marronuzco generalizado de la fotografía, qué espanto. Hablando de marrones, a saber quién de los dos pisaría la caca de perro de rigor. En fin.

La portada es la versión actualizada para la edición en cedé de 1991. La anterior para el LP de la casa Zafiro (1971) sería ésta:


Y la original, de la casa Montilla (1954) y tiene esta otra. Es curioso como son más modernas las portadas a medida que son más antiguas. Cosas del diseño.


El sonido: espantoso. Todas las grabaciones de zarzuela de Montilla/Zafiro sufrieron un paso a edición digital en CD que parecía que simplemente le habían puesto un micro al tocadiscos. Un horror. Esta grabación estuvo descatalogada durante lustros hasta que hace unos años BMG la volvió a publicar en una edición algo más cuidada, no sé si habrán mejorado algo el sonido.

Los intérpretes: Menos mal que tenemos a Dolores Pérez, conocida en la época como Lily Berchman, que tenía una voz imponente, en el papel principal. A su lado, Luis Sagi Vela, que no era del gusto de todos por ese engolamiento y su timbre tan particular, mantiene un estilo y una elegancia que le van de perlas a papel.

El resto a mí me resultan insufribles. Especialmente la tal María Caballer. De ataque de oído.


La orquesta va tremendamente lenta en las partes más románticas, y en las más marchosas es bastante pachín pachín hasta que la jorobín. ¿El problema? Lo que ya he dicho antes, el sonido. Suena tan cochambroso que no se puede apreciar bien.


La adaptación del texto al español no chirría demasiado pero tiene sus cositas: para evitar la similitud con Pontevedra, el país pasa a llamarse Pontenegro. En el libreto aparece también la embajada de Marsovia, pero no me queda nada claro. Hanna pasa a ser Sonia (¿?), Valencienne es Valentina (bien) y Camille es...¡Fernando!


Sí, el disco es durito de escuchar, pero no obstante... tiene su punto. Es lo que los anglófonos llaman un "guilty pleasure". Le puse a mi tx el baile de las grisettes y lo primero que soltó escandalizado fue: "¡pero qué arcaico suena todo!"

Yo creo que merece la pena echarle una escucha, aunque sólo sea por curiosidad. Lo colgué en una página de descargas, pero como están últimamente bastante imposibles, he puesto un enlace alternativo. Es la versión spanish olé con libreto incluido. Si alguien ve sus derechos violentados, que me lo diga y la borro ipsoflauto.


¿Y a ti?
¿Qué Viuda te gusta?
La mejor lana, la Turner.


Mira

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