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lunes, febrero 09, 2015

Lady, be good! + Luna de miel en El Cairo

 
Atractivo programa doble en el Teatro de la Zarzuela de Madrid: un musical de Gershwin y una revista de Alonso. Algo que, o lo ves en un teatro "público" o va a ser muy difícil de ver otra vez en tu vida.

Así que allá fuimos.

 
El teatro, engalanado con siluetas doradas, plumas y... ¡espumillón!, que parecía hecho con retales de restos de la fiesta de nochevieja, pero le daba su aire "festivo". Por cierto, lleno hasta la bola.
 
Producción de Sagi. Lo primero que se ve es un telón pintado. Mira que le gusta la gasa a este hombre, es IGUAL que el de sus Bodas de Fígaro.


Pero da igual, porque el telón es anecdótico, nada de pelucas y escotes. Enseguida nos trasladamos a los roaring twenties con Lady, be good!


Puf, qué decir de esta función. Una gozada. La música estuvo magistralmente servida por la orquesta dirigida por Kevin Farrell. Con toda su ligereza y a la vez toda su intensidad, qué maravilla de pianos, de clarinetes, es que de verdad que consiguieron un ambiente único. Una gozada.


Y si le sumamos una efectivísima producción a cargo de Sagi, con muy pocos elementos escénicos (un sofá, un piano, la pared de fondo y el mostrador de un hotel son todo el decorado), un vestuario FABULOSO (así, con mayúsculas) y una coreografía fantástica, tenemos una representación casi redonda.


Y digo casi redonda porque en el terreno voces la cosa se quedó muy triste. Exceptuando la pareja protagonista (Jeni Bern y Nicholas Garret), el resto casi todo el tiempo tapado por la orquesta. ¿Cuál era el problema? Pues que esta obra es para voces "de musical", sin la impostación operística. Y funciona sin micrófono en un teatro pequeño o con una orquesta reducida. Pero si estás en un teatro de tamaño mediano/grande y con una orquesta al completo... ponles micrófonos, hombre. Del elenco principal hubo dos chicas a las que casi ni se oyó. El coro, muy bien, adecuado a estilo.

Salvando ese escollo, función muy, muy recomendable. Se acaba por ir dando golpecitos con los pies al ritmo de la música. Fascinating rhythm!


¿Y la obra en sí? Pues yo me imagino que podarían despiadadamente los diálogos para que los dos actos cupieran en hora y media, pero francamente era lo de menos. También se cortaron números y se añadieron algunas canciones de otras obras de Gershwin (que yo conociera, "Nice work if you can get it" y "The man I love").

Globalmente, un éxito.


Descanso para hacer pis (menudas colas en el baño) y... tachannnn... segunda parte: la comedia musical, opereta, revista o como lo quieras llamar "Luna de miel en El Cairo", de Francisco Alonso.

Cambio totalmente de chip y de estilo. Luna es otra cosa. Musicalmente, de mucha menor envergadura y, en cuanto al texto, una comedia de enredos de humor bastante trasnochado. Aquí se ha criticado a Emilio Sagi que la haya masacrado argumentalmente: lo que nos cuenta no es la obra, sino las audiciones y ensayos para poner en marcha esta opereta. Para mí un acierto, porque francamente la ha aligerado, pero no ha acabado de rematarla.


El primer acto funciona muy bien, porque ocurre entre bambalinas y se van alternando números musicales y partes habladas simpáticas sin ser "graciosillas". En el segundo, un ensayo general con decorados y vestuario, el interés decae. Las partes habladas se han reducido al mínimo, con lo cual la línea argumental no se entiende (ni se pretende, creo), pero entonces todo queda reducido a unos números musicales pobremente hilvanados entre ellos. Y, reconozcámoslo, el maestro Alonso no es Gershwin. Al final la revista se hace pesada. Tendría que haber terminado con un número espectacular en plan apoteosis pero no, la función finaliza con una repetición de la marcha "Tomar la vida en serio" sólo instrumental y de manera muy discreta. ¡¡¡FALTA LA ESCALERA!!!

La sensación final es agradable, simpática, pero se ha hecho larga.


También aquí ha habido cambios de números. Creo que la canción mexicana y el jazz band son tomados prestados de otras obras, pero francamente, desconozco la obra original. Sólo sé que en los ochenta se pasó por televisión española con Manolo Otero, Teresa Rabal, Juan Carlos Naya y María Mendiola (la de Baccara), en una producción en la que parece que acababan de descubrir el croma:


La orquesta ha vuelto a estar disfrutando, muy adecuada al estilo, y esta vez sin tapar a los cantantes, pero es que para esta segunda obra ya teníamos cantantes "líricos".


Ruth Iniesta, deliciosa protagonista, voz proyectada y bella, acompañada de David Menéndez. Los dos saben coger la impostación entre voz de ópera y de musical, sin chirriar. Los dúos, lo mejor.

Mariola Cantarero (hay que ver cómo ha adelgazado esta mujer), de soprano ligera, metiendo sobreagudos y trinos por aquí y por allá. En principio una voz muy distinta que lo que el papel requiere, pero con una gracia y un saber hacer de primera clase. A su lado, Enrique Viana, con una tesitura de tenor cómico que no le ofrece dificultad, haciendo un papel cargado de chistes bastante burdos (los típicos para que las señoras se rían a carcajadas mientras se dan golpes de abanico en las tetas, vamos), pero sin llegar al exceso interpretativo. Simpático.

María José Suárez hace el papel de antigua vedette reconvertida en sastra de la compañía (absurdo, porque luego sale cantando como si siguiera en activo). Muy bien, y también sabiendo alternar los registros. Bien también Manuel Esteve.

El resto, así como el coro, muy correctos.


Nuevamente explosión de figurines (premio para Jesús Ruiz, el responsable de vestuario, qué arte), nueva exhibición de coreografía (Nuria Castejón, un diez) y producción un pelín más aparatosa pero tampoco excesivamente pomposa.


Cuando terminó, la sensación de haber pasado una buena velada era generalizada entre el público. Dos obras con similitudes pero con muchas diferencias y raramente programadas en nuestro país, así que, aunque las tres horas y media globales se hicieron hacia el final un poco pesadas, bienvenidas sean y enhorabuena a quien las programó.

Está hasta este domingo, por si quieres ir.
George Gershwin
Lady, be good!
Nicholas Garret, Jeni Bern,  Gurutze Beitia, Troy Cook, Sebastià Peris, Letitia Singleton, Carl Danielsen, Paris Martin, Talía del Val, Manel Estève, Sergio Herrero.
Francisco Alonso
Luna de miel en El Cairo
Ruth Iniesta, Mariola Cantarero, María José Suárez, David Menéndez, Enrique Viana, Manel Estève, Eduardo Carranza, Isabel González, Paloma Curros, Carmen Gaviria, Remedios Domingo.
Kevin Farrell, Emilio Sagi, Nuria Castejón, Jesús Ruiz.
Madrid.
Teatro de la Zarzuela.
Domingo, 8 de febrero de 2015


miércoles, julio 29, 2009

Música de Francisco Alonso

Continuando lo del otro día, una selección de lo que se puede ver y escuchar en el Centro Cultural de la Villa Teatro Fernán Gómez:

- Maitechu mía:



- Bella niña de ojos negros, de Coplas de Ronda:



- Canción del gitano, de La Linda Tapada:



- Dúo del gomoso, de Las Leandras:



- Pichi, de Las Leandras:




- Pasacalle de los nardos, de Las Leandras:




- Canto a Segovia, de La Picarona




- Carmen la cigarrera, de Mujeres de Fuego:



- Caminito de la fuente, de Las de Villadiego:



- Los olivares, de Róbame esta noche:



- Banderita, de Las Corsarias:



- Dicen que tengo, de Tres días para quererte:



- Tomar la vida en serio, de Luna de miel en El Cairo:



- Pasacalle de Los Chisperos, de la Calesera:



- Canto a Murcia, de La Parranda:



Ea, sólo hasta el domingo

viernes, julio 24, 2009

Zarzuelas y Revistas del Maestro Alonso



Soy zarzuelero antes que operero. De siempre. Disfruto mucho escuchando y viendo zarzuela. Y también paso mucha vergüenza cuando asisto a ciertas funciones que bajo el pretexto de mantener el espíritu tradicional de nuestro género lírico son de un caduco que asustan.

Hace poco más de una década los veranos madrileños se llenaban de funciones con decorados de cartón de compañías lideradas por lo general formadas por una vieja gloria rodeada de cantantes muy jóvenes que estaban empezando. El nivel era bastante bajo pero se veía entusiasmo y respeto por el género, y además era lo único que se podía ver de zarzuela de Madrid.

El Teatro de la Zarzuela se dedicaba a la temporada de ópera y sólo había un título por año.

Después llegaron las producciones de José Luis Moreno, muy conocidas, con mayor presupuesto pero con una concepción muy anacrónica y hortera de la zarzuela: esas pelucas de nylon, esos bailes regionales meintras delante el tenor se esfuerza en cantar una romanzam esos trajes con brillos... eran muy de gala de televisión.

Y ya en los últimos tiempos, mientras en el Teatro de la Zarzuela -ya dedicado casi íntegramente a ella- se presentan superproducciones que sólo el dinero público se puede permitir, las compañías zarzueleras han evolucionado hacia conceptos más "modernos", con el ejemplo de la compañía "Ópera Cómica", que presentaba producciones de bajo presupuesto pero con un intento de ofrecer una nueva visión del género.

De la revista no puedo hablar. Es un género que ha desaparecido, o al menos es invisible para mí. E imagino que para la gente más joven que yo, porque tengo más de 40 años y mis únicas referencias son las ya retiradas Lina Morgan o Norma Duval. Porque "Por la calle de Acalá" de Esperanza Roy queda ya lejísimos en el tiempo y lo anterior que puedo llegar a recordar era de cuando era un crío crío y todavía coleaban Tania Doris o, échate a temblar, cosas como Codeso & Milagros Ponti.

Esto no es un estudio concienzudo, es un blog y como tal es lo que recuerdo. Si ha habido más "revisteras" lo lamento, no me acuerdo o no las conozco.

En este ámbito, la compañía Dolores Marco se atreve a presentar un Programa de zarzuela y revista dedicado al maestro Alonso en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, ahora llamado Teatro Fernán Gómez.

Es una compañía que está a caballo entre las que presentaban aquellas producciones de dos títulos por semana con decorados de papel y las que actualmente intentan dar un nuevo tono a la zarzuela.

Intenta presentar un espectáculo moderno y dinámico, pero hay muchos elementos que le pesan, y yo creo que es por la concepción misma del espectáculo, que consiste en una relación de números musicales sin orden claro ni, lo que es más importante, un hilo argumental.


En un escenario vacío y negro, una orquesta de cámara está al fondo enmarcada por dos pantallas en las que se proyectan fotografías. Delante, una compañía de una veintena de personas cantan, bailan y actúan.

El programa no empieza mal. Cinco hombres trajeados cantan a capella el Maitechu mía. La impresión es que la cosa va a ir escénicamente por terrenos cabareteros.


Pero no. A partir de ahí empieza "la caspa". Me da rabia decir esa expresión pero es verdad. Hace acto de presencia la voz en off de Paco Valladares que nos va dando detalles de la biografía de Alonso, los figurines "a lo Cornejo", unas pelucas espantosas, unas proyecciones penosas y los números se suceden uno tras otro sin ton ni son.


Lo de las proyecciones no tiene nombre, es como si hubieran encargado al chico de la vecina de abajo, que sabe de ordenadores, que ponga fotos para acompañar la música. La mayoría de las veces lo solucionaban poniendo el cartel de la zarzuela o revista que estaba sonando, pero cuando se ponían "ilustrativos" la cosa era de pena: fotos antiguas deformadas para que se adaptaran a las dimensiones de las pantallas o imágenes retocadas con el "filtro acuarela", imagino que para que no les pidan derechos de autor. Todo muy sacado de Google, y no me digan que no porque uno de los números tenía una foto "acuarelada" del último montaje del musical Cabaret, que ya tiene delito.


El asunto de decorados no habría sido demasiado problema si no fuera por la falta de teatralidad y de sensación de unidad que hacía que todo quedase aislado, en un "a ver qué viene ahora".

Y da rabia, porque había un fuerte esfuerzo coreográfico por parte de toda la compañía y los números que estaban trabajados en el sentido actoral (los cómicos, en general) eran lo más conseguido. Pero es que después de un número que podía motivar van y te sacan a una soprano en un extremo del escenario y a otra en el otro, vestidas con su trajecito regional cantando un rollete de cuidado y la atención vuelve a caer por los suelos.


Hay que destacar la labor de José Luis Mosquera (¿es el mismo que hacía esos espectáculos en el Black & White hace años???) y Carlos Crooke, los más "actores-cantantes", que eran los que animaban el cotarro. Otra incongurencia: ¿para qué la voz en off de Valladares cuando estos dos intérpretes también contaron parte de la biografía? Podrían haber narrado ellos la historia del maestro Alonso y seguro que la cosa hubiera sido más ágil.


Porque se hace eterna, especialmente la primera parte, que no paras de mirar el programa de mano a ver cuántas canciones quedan para que acabe. ¡Y la alegría que te llevas cuando ves que cantan tres seguidas, mezcladas y acortadas!

Por último, no se pueden tan poco vistosos algunos números tan archiconocidos. El Pichi de Las Leandras pudo tener un pase, pero Los Nardos fue de una ramplonería tremenda. Y la Banderita ni te cuento. La banderita requiere a una mujer de bandera y al coro y cuerpo de baile desfilando por el escenario. Y no, te ponen a la mezzo (con un vestido rojigualdo infame) en un extremo del escenario, al tenor (de soldadito) en el otro, y detrás proyecciones del desfile del 12 de octubre, con vídeo de la cabra de la legión incluído.

Y luego, zas, el pasacalle de la Calesera en plan apoteosis de vestuario y figuración, con pose inmóvil de toda la compañía al final o el Canto a Murcia con el que terminó la función, en el que te salen con los palos coronados de hojas y naranjas y que fue aplaudidísimo, claro.


Creo que el fallo de esta producción viene de su concepción: es, por mucho que en el programa digan que no, una antología al más viejo estilo. Yo creo que habría funcionado mucho mejor eliminando varios de los números (el canto a Segovia, la canción morisca, el corrido...) , quitando esa espantosa voz en off, cuidando un poquito la dirección escénica, cuidando MUCHO las proyecciones y dando un poco más de espectáculo a los pasajes más conocidos.

En el terreno musical, Marco Moncloa ejercía de barítono titular llevando a cabo las romanzas de las zarzuelas con autoridad y contundencia y el resto de la compañía se repartía un protagonismo coral en donde habría que destacar a los que participaban en los pasajes cómicos. Sin micrófonos, que conste, que hay mucha trampa suelta por ahí.


El teatro tendría una media entrada, aprox. Se aplaudió todo y con ganas. El público muy, pero que muy muy mayor. Mucho más que el habitual de zarzuela. Con los dedos de una mano contábamos a los que podrían ser de nuestra edad o más jóvenes. Pero es que tal como estaba concebido el montaje, ideal para ellos.

De lo que sí que me han entrado ganas después de ir es de conseguirme una versión de "Las Corsarias", que seguro que tienen mucha gracia. Qué pena que la producción del caso Gürtel que llevaron Malena Gracia y Marlene Morreau a Barcelona durara sólo 3 días en escena y no se paseara por el resto del país, jopé.

Mira

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