miércoles, diciembre 17, 2014

Roméo et Juliette à Madrid


Roméo et Juliette, de Gounod, sube al escenario del Teatro Real en versión de concierto y yo arrastrando un constipado, dopado a base de Frenadoles y sin haber conseguido pegar ojo en la siesta previa a la ópera. Huuuuuy, pánicooooo, con los sopores que me entran a mí los días de diariooooo.

Porque vamos a ver, no es que sea una ópera que no me guste, me parece agradable, tiene unos cuantos dúos muy disfrutables y tres arias que me encantan, pero en global, lo que se dice en global, me parece que no le llega al Faust ni al filis de los zapatos. Vamos que no está entre mis favoritas, por mucho que en el programa de mano (enlace al final de este texto) pongan la partitura algo así como el culmen de la ópera romántica francesa, con connotaciones poco menos que filosóficas.


Pero cógete tú a un señor director como Michel Plasson y hazte la muerta, roberta. ¡Qué barbaridad! Eso es saberle sacar todo el jugo y más a la partitura. Las partes dramáticas, con toda su carga, las ligeras, con toda la ligereza, las líricas... ay, las líricas... maravilloso.
¡Pedazo de batuta! Ole, ole y ole. Acompañó a los cantantes, los envolvió, los llevó de un lado a otro... y a nosotros también. Estupendo. De verdad, no se puede decir otra cosa.

Y luego apáñatelas con una pareja protagonista de postín: nada menos que Roberto Alagna y Sonya Yoncheva.

Seamos francos: Alagna no está ya para Roméos, la subida al agudo le cuesta mucho y en unas cuantas ocasiones nos puso los cataplines en la garganta. Ahora le van más los Don José, Cavaradossi, los papeles de lírico spinto, vamos, el gran repertorio. Pero no hay que olvidar que en los pepelsde lírico-ligero de ópera francesa fue un auténtico especialista en sus años mozos, y el estilo, el legato, el fraseo... están ahí, por no hablar de un timbre pleno y atractivo y una voz que corre perfectamente por el inclemente y gigantesco espacio del Real. Roberto Alagna me convenció como Roméo. Muy bien.

Ah, fiel a su costumbre, salió descamisado con el cuello abierto. Por lo menos esta vez no se nos puso las botas de tacón cubano y la camisa de venir de jugar a los dados en Las Vegas.


La Yoncheva es una soprano muy interesante. La voz tiene cuerpo, esmalte, volumen, proyección y agilidad. No es perfecta, el agudo le queda un poco desguarnecido, pero vamos, visto lo que hay por ahí, es una tía muy buena. Empezó un poco aturullada, con un vals de entrada rapidísimo y por el que pasó un poco en plan apisonadora, pero a partir del primer dúo se fue metiendo en el papel, creciéndose, creciéndose, hasta llegar a unos actos cuarto y quinto estupendos. Su "Amor ranime mon courage" me puso la carne de gallina.

Además, interpretó muy bien. 
Porque esa es otra.
¿Versión de concierto o versión semiescenificada?
Pues más bien lo segundo. Que nada más entrar en la sala me fijé que no estaban las sillas y los atriles de los cantantes. ¡Menos mal! Salieron todos sin partitura, interpretando e interactuando entre sí. O sea, que lo único que faltó fue un decorado. Pero te imaginas que detrás hay un telón con unos arquitos, un balcón y un jardincillo y hala, apañaos.

Además, doña Yoncheva nos sacó un modelito de fiesta en los primeros actos (nena, cambia de asesor, que eres mona pero te hacía demasiado rotunda) y una especie de camisón en los últimos, así que también daba el pego de vestuario.

Por cierto, ¡vaya un sobón el Alagna! Menudos magreos que le pegaba a la buena señora.


En fin, que pareja protagonista y orquesta, muy buenos. Da gusto cuando los principales responsables saben lo que se traen entre manos. Con eso tenemos ya el 90% de la función apañada y satisfactoria. ¿Y el resto?

Pues correctos en su mayoría. A destacar Marianne Crebassa, una mezzo con una voz muy interesante, y la presencia de Diana Montague (¿la cogieron por el apellido?). Bueno el Tybault de Mikel Atxalandabaso y el Duque de Fernando Radó. Como lunar, Laurent Alvaro fue un insuficiente Capulet.

El coro, ayyy el coro. No sé si el estar detrás de la orquesta le perjudicó, pero durante la primera parte para mí fue como un murmullo ininteligible. Mejoró en los últimos actos.


Vamos, que sí, que una velada de las de disfrutar a gusto. Y llevao tres óperas esta temporada en el Real y las tres me han gustado. Va a ser que me quieren hacer que me arrepienta de añorar la etapa Mortier.

Ah, a Muerte en Venecia no he ido porque no me entraba en abono y ya vi esa producción en Barcelona tiempo ha (clic). Coño, ahora que lo veo, hace 6 años ya.

Conozco las versiones de Roméo et Juliette de Alagna/Vaduva y de Malfitano/Kraus. Me quedan ganas ahora de buscar la de Lombard con Franco Corelli y Mirella Freni, a ver si la italianizan (como ya hiciera la Freni con su calentorrísima Manon con Pavarotti).

Cuasi lleno el Teatro Real, aunque había huequecillos y no fue difícil bajar a patio en la segunda parte.

Hala, hasta la próxima (que es dentro de nada)


Otra cosa: en el Teatro Real tienen en estas fechas su mercadillo navideño, o sección "Pase y revuelva", en la que se exponen piezas de atrezzo de óperas.

Entre ellas, toda la colección de pájaros de "La página en blanco", de Pilar Jurado. ¿Qué pasa? ¿Es que ya no se va a reponer esa producción????




Charles Gounod
Roméo et Juliette
Roberto Alagna, Sonya Yoncheva, Roberto Tagliavini, Diana Montague, Joan Martín-Royo, Damián del Castillo, Marianne Crebassa, Laurent Alvaro, Mikeldi Atxalandabaso, Fernando Radó, Toni Marsol, Antonio Lozano.
Michel Plasson
Teatro Real, Madrid, martes 16 de diciembre de 2014 

Fotos cortesía de Pastoso, Teatro Real y yo mismo


Una versión que he encontrado en Youtube:



Spotify:

Rutracker:

Y para terminar: Sumi Jo puesta hasta arriba de gominolas y vestida para presentar el Festival de la OTI nos deleita con la página más conocida de esta ópera: el vals Je veux vivre dans ce rêve:


Mira

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