Marina Bollaín, la hermana gemela de Icíar, ha presentado en el teatro Albéniz de Madrid el espectáculo de zarzuela "Adiós, Julián". Con una escenografía mínima, cuatro cantantes, tres bailarinas, coro de mujeres y diez músicos, ha juntado fragmentos de varias zarzuelas para hilvanar un argumento sencillo de amor y celos. Es decir, un pastiche en toda su definición.
Por la estética, escenografía, tipo de cantantes y resultados artísticos, a mí me parecía estar más en un cabaret que en un teatro. No me extraña que tuviera éxito en Berlín cuando se estrenó en 2001, porque está más cerca del musical que de la zarzuela (con sus micros incluidos).
El decorado era más simple que el mecanismo de un botijo: una pasarela al fondo del escenario con dos rampas a los lados para acceder, una jaula y ocho taburetes Fritiof de Ikea. Los figurines, a caballo entre una Ágadha Duiz de la Pdada moderada y el Almodóvar de Laberinto de Pasiones. Y varios toquecitos de humor en una dirección escénica dinámica. Ole por la labor de "remezcla" de fragmentos elaborando un argumento propio sin necesidad de recurrir a partes habladas.
Como espectáculo, aunque pobretón para un teatro tan grande, funcionaba. Ahora, ¿y los resultados musicales?
Pues también hay que bajar el listón hacia el café cantante o el cabaret, porque si no la cosa pasar de cómica a dramática.
Las más aplaudidas fueron las tres bailarinas, aunque para mí hacían siempre lo mismo. También hay que reconocer que la adaptación de las piezas a una orquesta de 10 instrumentistas deslucía mucho fragmentos como La Boda de Luis Alonso.
El coro femenino, muy gracioso y bien.
Los solistas, ay: Muy buena Isabel Egea como mezzo, correcto Pipe Vao Bel como tenor cómico (más actor que cantante), con apurillos Javier Checa de "baritenor" (eso sí, muy buena planta, vamos, pa hacerle un favor) y con un timbre algo irritante Carmen Campos de soprano. Hay que reconocerlo, se oyó algún gallo, más de una imprecisión y había partes que les sobrepasaban a todos.
¿Qué se escuchó? Pues mucha "zarzuela-maría": Barberillo, Niño Judío, La del Manojo, Verbena, Gran Vía, Bateo, Tempranica, Luis Alonso... y colofón con el pasodoble del Gato Montés, con el coro paseándose por el patio de butacas repartiendo la merienda y sacando al público a bailar. (Haciendo clic en la imagen se ve el programa).
Yo creo que este show no debe ser visto como un intento de modernizar la zarzuela, ni un acercamiento a nuevos públicos. Es un espectáculo aislado, una "zarzuela de bolsillo" como decía su anuncio. Un divertimento sin pretensiones, porque mejor no buscárselas. No vi la Verbena de la Bollaín del año pasado, pero si siguió ese estilo de dirección escénica, seguro que había disfrutado.
Lo mejor: el comentario de dos señoras cuando salían, diciendo: "dónde se ha visto que el coro se tire por los suelos y fume con los pies, es una vergüenza".
O el de mi tx cuando el chotis del Eliseo se convierte en un twist: "Pero qué me has traido a ver".
A mí me gustó. ¿Seré muy conformista?
No... no eres muy conformista, te lo digo yo. La cosa tuvo sus puntos buenos y muy de Marina Bollaín (el regar los moños con las peinetas puestas, las bicis, el neón, los muñecos hinchables... Pero en una sala tan grande perdía, esa es la verdad. Su "Verbena" estaba muy currada en lo escénico y lo teatral y he oído rumores de que va a editarse en DVD (¡te tendré informado!). De todas maneras, como entretenimiento funcionó pero me gustaría haberlo visto en un lugar como el Infanta Isabel, mucho más recoleto y cercano.
ResponderEliminarLo mejor el coro de costureras de "El barberillo..." con la coreografía con los muñecos y el de fumadoras de "Los sobrinos del Capitán Grant" (¡con sus dos letras de rigoar!).
Besos !