Programa doble en el Teatro de la Zarzuela.
Las Bribonas, de Calleja, es un sainetillo gracioso con cuatro números musicales mal contados y poco más. Es loable el que la hayan desempolvado (muy ocurrente la directora de escena al sacar a unos figurantes limpiando el polvo del libretto) pero hay que reconocer que no ha sido gran cosa y que el nivel, salvando a Jesús Castejón, entraba dentro de una modesta corrección.
Ni Mary Carmen Ramírez está ya para muchos trotes ni Carmen Conesa consigue el tono que el papel requiere. A Carmen le tengo mucho cariño desde aquel "Acelgas y Lechuguinos" del Teatro Alfil hará más de una década, donde descubrí su increíble vis cómica (hizo una canción gitana de Carmen para partirse de risa) y su faceta de cantante. Luego la vería sustituyendo a Nina en Te Odio Amor Mío y a la Gonyalons en Chicago. Y sí, bien, es voluntariosa, pero le falta un toque de desmelene o que la dirijan bien. Como ya he dicho, Jesús Castejón ha dado todo lo mejor de sí tanto como actor como como cantante, y es el que ha mantenido la función por encma del sufi.
Los decorados, coloristas y sencillos, han cumplido su misión
Las Bribonas se deja ver y escuchar con agrado, pero se queda en eso.
El segundo título ha sido La Revoltosa, de Chapí.
Ante La Revoltosa hay que quitarse el sombrero y todo lo que se pueda uno quitar, porque tiene una partitura soberbia. La mejor del género chico junto a La Verbena.
Interpretada con una fuerza tremenda por la Orquesta de la Comunidad de Madrid, dirigida por Ramón Torrelledó y por María Rodríguez, Josep-Miquel Ramón y Cristina Faus en los papeles protagonistas. Todos muy bien. Y también excelentes los secundarios, encabezados por Luis Varela, Eva Diago, Eloy Arenas y con las sorpresas de José Luis Gago y Antonio Torres.
Unos decorados sencillos, algo aburridos, pero con un fondo que conseguía bellos efectos de luz y una muy acertada apoteosis final (con compases de jota incluidos).
Iba yo algo escamado porque la última Revoltosa que vi en la zarzuela se la cargó Alfonso del Real con sus gracietas y el resto fue aburridísimo, y es que con títulos tan conocidos es inevitable caer en las comparaciones (si hasta me acordaba de Elisa Ramírez). Pero no, esta vez, por obra y gracia de la orquesta y los intérpretes, he salido encantado.
Buen cierre de temporada del teatro de la Zarzuela. Simpática la primera parte y para salir pegando botes la segunda.
Edito (gruberovo): Me comentan que Carmen Conesa no puede hacer más de lo que hace porque le han puesto tan aparatoso vestido que no puede ni moverse. La pobre se queja de tener que llevar un sombrero chimenea que no le deja mover la cabeza, tiene que andar más derecha que un palo y encima conectar un dispositivo en la espalda para que el sombrero eche humo. Es una pena, porque el número final, que se supone que tenái que ser la apoteosis de Las Bribonas, es el número más flojito de toda la obra.
Las Bribonas, de Calleja, es un sainetillo gracioso con cuatro números musicales mal contados y poco más. Es loable el que la hayan desempolvado (muy ocurrente la directora de escena al sacar a unos figurantes limpiando el polvo del libretto) pero hay que reconocer que no ha sido gran cosa y que el nivel, salvando a Jesús Castejón, entraba dentro de una modesta corrección.
Ni Mary Carmen Ramírez está ya para muchos trotes ni Carmen Conesa consigue el tono que el papel requiere. A Carmen le tengo mucho cariño desde aquel "Acelgas y Lechuguinos" del Teatro Alfil hará más de una década, donde descubrí su increíble vis cómica (hizo una canción gitana de Carmen para partirse de risa) y su faceta de cantante. Luego la vería sustituyendo a Nina en Te Odio Amor Mío y a la Gonyalons en Chicago. Y sí, bien, es voluntariosa, pero le falta un toque de desmelene o que la dirijan bien. Como ya he dicho, Jesús Castejón ha dado todo lo mejor de sí tanto como actor como como cantante, y es el que ha mantenido la función por encma del sufi.
Los decorados, coloristas y sencillos, han cumplido su misión
Las Bribonas se deja ver y escuchar con agrado, pero se queda en eso.
El segundo título ha sido La Revoltosa, de Chapí.
Ante La Revoltosa hay que quitarse el sombrero y todo lo que se pueda uno quitar, porque tiene una partitura soberbia. La mejor del género chico junto a La Verbena.
Interpretada con una fuerza tremenda por la Orquesta de la Comunidad de Madrid, dirigida por Ramón Torrelledó y por María Rodríguez, Josep-Miquel Ramón y Cristina Faus en los papeles protagonistas. Todos muy bien. Y también excelentes los secundarios, encabezados por Luis Varela, Eva Diago, Eloy Arenas y con las sorpresas de José Luis Gago y Antonio Torres.
Unos decorados sencillos, algo aburridos, pero con un fondo que conseguía bellos efectos de luz y una muy acertada apoteosis final (con compases de jota incluidos).
Iba yo algo escamado porque la última Revoltosa que vi en la zarzuela se la cargó Alfonso del Real con sus gracietas y el resto fue aburridísimo, y es que con títulos tan conocidos es inevitable caer en las comparaciones (si hasta me acordaba de Elisa Ramírez). Pero no, esta vez, por obra y gracia de la orquesta y los intérpretes, he salido encantado.
Buen cierre de temporada del teatro de la Zarzuela. Simpática la primera parte y para salir pegando botes la segunda.
Edito (gruberovo): Me comentan que Carmen Conesa no puede hacer más de lo que hace porque le han puesto tan aparatoso vestido que no puede ni moverse. La pobre se queja de tener que llevar un sombrero chimenea que no le deja mover la cabeza, tiene que andar más derecha que un palo y encima conectar un dispositivo en la espalda para que el sombrero eche humo. Es una pena, porque el número final, que se supone que tenái que ser la apoteosis de Las Bribonas, es el número más flojito de toda la obra.
A mí La Revoltosa me rechifla. María Rodríguez debería ser experta, porque lo ha cantado unas cuantas veces y la grabó con Domingo con bastante buen tino. Siempre tuvo temperamento y gracia; hacía tiempo que le había perdido la pista, aunque hace poco la vi en La Tabernera y la voz seguía estupenda aunque la dicción no tanto.
ResponderEliminarLa Revoltosa le va que ni pintada a María Rodríguez. No estuvo mal de dicción ni de interpretación.
ResponderEliminarPero ya sabes lo que les ocurre a las sopranos, que empiezan a cantar y en cuanto suben un poquito no se les entiende ni jota y sólo se les oye mumimaaaaaa muuummmmuuuuu.
Con La Tabernera las pasó canutas, pero es que el papel no era para ella. Los pájaros de la selva fueron un suplicio. Pobrecita. Pero es lo que les pasa a las sopranos del Teatro de la Zarzuela, que no están en compañía estable pero como si lo estuvierna, porque siempre son las mismas: les hacen cantar todo. Y claro, luego pasa lo que pasa (véase Milagros Martín).
Totalmente de acuerdo con la apreciación sobre los cantantes del Teatro de la Zarzuela, y ya que ahora están cuidando (de vez en cuando) las puestas en escena, deberían hacer lo mismo con los repartos. Ahora que parece que hay buenas voces para esto, no nos los carguemos dándoles cosas que no les van...
ResponderEliminarMaría Rodríguez hace una magnífica Revoltosa y en cuanto a decir que las pasó canutas en La Tabernera, con todo respeto, no me parece oportuno el comentario y mucho menos utilizando un tono a mi humilde entender muy poco acertado.Saludos a todos y hagamos crítica, sí, pero constructiva.
ResponderEliminarPues si las pasó canutas con los pájaros de la selva qué le vamos a hacer, no veo la inoportunidad.
ResponderEliminarSi quiere digo que tuvo dificultades, por eufemismos que no quede.
Y esto no son críticas, son crónicas.
SEÑOR PASAELMOCHO USTED SABE DISTINGUIR UNA CRITICA DE UN COMENTARIO? PREGUNTO...
ResponderEliminar