Mi viaje de incentivos de la semana pasada incluía asistencia a un musical, sin posibilidad de elegirlo, y tocó Les Misérables. Ya la había visto en Madrid en su época en un montaje muy bienintencionado pero con resultados algo discutibles. Yo hubiera elegido Wicked -que me han dicho que es tremenda- o incluso Mary Poppins pero chico, hay que ver el lado positivo. Iba de gratix y a buena butaca. Así que a disfrutar.
Primera cosa que nos llamó la atención: Nada más entrar nos preguntaron que qué queríamos tomar en el intermedio. Lo dijimos, se pagó y en el entreacto estaban colocadas todas las consumiciones en una repisita con un papelito en el que ponía nuestro nombre. Cada uno cogía sus vasitos y hala, así no había aglomeraciones en el bar. Vamos, esto lo hacen aquí en el Mamma Mia y hay más de diez y más de veinte que se beben sus copas y las de los vecinos.
Creo que Les Misérables es uno de los musicales qué más años lleva en cartel después del fin (ya era año) de Cats. Y me da que ya está también en su recta final. Según me dijeron, lo han cambiado a un teatro más pequeño y hacen cosas tan raras como celebrar su 21º aniversario (!)
El montaje es el de siempre, la plataforma circular giratoria y los dos mamotretos basculantes que hacen de barricadas. Los cantantes... bueno, pues un poco de todo. Muy buena la Eponine, el Valjean y los Thénadier. Más flojos Javert, Fantine (no me gustó, no) y la parejita enamorada. Por los curricula, muchos eran nombres habituales del teatro y televisión británicos. Yo sólo conocía a Jon Lee, el rubito del grupo adolescente S Club 7, que hizo un Marius correctito y escaso de fiato.
En la primera parte, que se hace bastante larga, el tx se durmió un par de veces. Yo estaba con la histeria de estar pendiente de los anfitriones por un lado y de mi novio por el otro.
La segunda parte es más animada, emocionante y llevadera. Hasta le gustó al tx. El inglés y yo salimos del teatro cantando “Do you hear the people sing?” mientras los demás nos miraban con cara de vergüenza ajena, pero es que joder, hay que implicarse un poco, ¿no? Me gustó mucho.
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Hola otra vez. A estas alturas comentar Los Mis, ya es comentar, pero como se trata de uno de mis "operas" modernas preferidas, pues comento, vale?.
ResponderEliminarAdvierto, estoy sobre un teclado italiano, con lo cual, los acentos y signos de puntuaciòn tienen su dificultad y peligro.
Los Miserables, creo que no es un musical. Para mi un musical es The Producers, o Hello Dolly, o Kiss me Kate, o Chicago, o Anything Goes, por poner antiguos y "modernos". Los Mis es otra cosa, a pesar de ello me emociona y me pone la gallina de piel, cada vez que escucho sus canciones, que no por muy sabidas y escuchadas, me aburren.
El problema es que eternizan los montajes en estas macro operaciones de marqueting turìstico, en que se han convertido los musicales en London y New York. 21 aniversarios de la misma plataforma y barricada ya cansan.
Es verdad, ya sé que lo de que la misma producción se tenga que pasear durante siglos por todos los teatros es una fuente inagotrable de cash pero... qué bonitos ería que cada ciudad pudiera hacer sus propios Misérables.
ResponderEliminarOne day mooooooooooooooore.
...singing a song of happy men,
ResponderEliminarthis is the music of the people who will not be slaves again,
when the beating of your heart,
takes...
Uys, perdón que me emociono.
Hola Mocho.
Joer que recuerdosss... Habrá que darse una vuelta por London para ver como ha aguantado el paso del tiempo.
Por cuestiones personales, no puedo resistir Los Miserables. Visto que decís que está bien (y que me fío de vuestro criterio), algún día le daré una oportunidad, aunque sea en plan terapia; a día de hoy es escuchar un acorde y ponerme enfermo (literal, nada metafórico).
ResponderEliminarYo ví Los Miserables cuando la montaron en el Teatro Apolo de Madrid, de eso debe hacer más de 10 años...
ResponderEliminarLa verdad es que me gustó, Jean Valjean era Pedro Ruiz Blas... Un día más está disponible en YouTube...
Es un poco triste es que al final son todas iguales, independientemente de donde se hagan... es una franquicia, como los MacDonalds...
Quise decir Pedro Ruy Blas...
ResponderEliminarEs curioso que hables de esto, creía había pasado al olvido. De hecho desde que está en el Queen's se hace de notar menos.
ResponderEliminarLes Miz, no sé. La verdad es que estoy bastante con Ximo. Me emociona a ratos y si me aplican el tercer grado reconozco que me gusta. Por otra parte, contradicciones que tiene uno, desde que lo vi en los ochenta y la verdad es que siempre le he tenido tirria. Soy muy de Sondheim yo. Supongo que mi odio profundo viene porque es una de las piezas centrales en el cambio del concepto de musical que nos sobrevino en los ochenta. El problema es que ahora todo el mundo se cree que un musical es "eso" o "mamma mia" o "Cats". Y antes era otra cosa. El fin de semana pasado en Londres vi On the Town, y aunque la producción es así así, no hay color: ballets, grandisimas canciones, musica esplendida de Bernstein, letras ingeniosas. Pones Les Miz junto a eso y, cierto, es realmente otro género. Todas las canciones tienen que terminar en una nota alta y sostenida. Todas las canciones son un "high". En realidad suena un poco a festival de eurovisión. Que el talento de Boubil Y Schonberg era limitadito lo vimos cuando tras Miss Saigon no supieron hacer nada con Martin Guerre.
En fin, siempre podemos decir la frase legendaria, todo un ejemplo de descalificación diplomática: "Era mejor que Cats"
Se amenaza con reposición en Broadway...
Y, sí, Pasaelmocho, Wicked es estupendo. Todo el mundo se queja de que las canciones no están a la altura. Vale. Pero la historia (basada en una novela) es preciosa. Y yo diría que muy gay. Y, cosa de los musicales, ha conseguido poner sobre los escenarios de Broadway una peligrosa apología de cierto tipo de terrorismo light. Interesante.