Rigoletto, de Giuseppe Verdi
Leo Nucci, Patrizia Ciofi, Celso Albelo, Marco Spotti, Nino Surguladze
Roberto Abbado, Monique Wagemakers.
Teatro Real de Madrid, lunes 22 de junio de 2009
La cosa estaba clara. La única noche que Leo Nucci cantaba el Rigoletto de entre las 18 representaciones, fuera de abono y con precios al 50% de lo habitual. Iba a ser el despiporre.
El público estaba dispuesto a despepitarse aplaudiendo y la noche iba a ser un éxito.
Y lo fue.
Pero es que superó las expectativas.
Tanto por el clima de euforia en el teatro como por los resultados artísticos.
Y es que mira que es difícil que una ópera de repertorio (las llamadas "óperas-maría") salga redonda. Siempre hay peros que ponerle. Y más si es Verdi, que requiere que haya mucho nivel en todos los elementos.
Pues salió redonda, chúpate esa mandarina.
Y allí estábamos mi tx y yo para disfrutarla.
Mi tx no las tenía todas consigo, de la ópera sólo conocía el "Bella figlia dell'amore" y temía que se fuera a aburrir. Todo lo contrario. Estuvo serio durante toda la función y al final me dijo que la música le había parecido estupenda, que no le hacía falta leer los sobretítulos para saber lo que estaba pasando y que la función le había encantado.
Y es que la fuerza dramática que tiene Rigoletto es tremenda. Si además la orquesta se dedica a cargar las tintas atronándonos en los finales de acto y momentos clave, pues qué quieres que te diga.
Se ha criticado mucho la actuación de la orquesta por el volumen. A mí tampoco me ha parecido tan mal. También es verdad que ayer estaba dirigida por Leo Nucci y no por Roberto Abbado. Y sí, tapó en varias ocasiones al tenor. Pero en el resto se agradece que se salga de la rutina y sobre todo del pachín-pachín de banda de pueblo tan habitual en los verdis más populares.
La estrella ha sido, sin duda, Nucci.
Póngansele todos los peros achacables a la edad y a los vicios de haber interpretado más de 400 veces a Rigoletto. Da igual. Capacidad de comunicación, perfecto entendimiento del personaje, mil matices interpretativos, notas en su sitio y vozarrón: Es increíble que a pesar de que el volumen ha disminuido bastante desde que lo escuché en directo hace unos años también en este papel en Milán, aún sigue siendo lo que más se oía en el teatro.
Cada intervención suya ha sido aplaudida con enfervorizados aplausos. Justo detrás teníamos a un auténtico petardo especialista en ovaciones (de esos que gritan superagudo y diferencian la brava, las brave, los bravissimi, el bravissimo y todas las combinaciones habidas y por haber) que nos destrozaba los tímpanos. Pocas veces se disfruta de un Rigoletto como el de Nucci, y eso se celebra.
Me gustó mucho Patrizia Ciofi haciendo de Gilda tonta-del-bote. Mira que habrá cantado veces esta mujer en Madrid y nunca me ha tocado en reparto. Y no tenía muy buenas referencias suyas. Que sí, que daba las notas pero no transmitía. Pues no. Ayer se alzó como una Gilda estupenda. El timbre no es limpio, tiene ese velo "afónico" que me dan ganas de decirle a la mujer que se aclare la garganta porque me pone nervioso, pero después de calentar la voz tras el dúo inicial, estuvo estupenda, matizadísima, delicada y conmovedora. Vamos, que dio vida a un personaje tan soberanamente memo.
Bisaron (¿o se dice "hicieron un da capo"?) de la vendetta. Te puedes imaginar la algarabía en el teatro, estaba que se caía. Hoy además ya está la prensa diciendo que es histórico, que es la primera vez que se bisa en el Teatro Real (lo de Alagna no cuenta porque fue un recital).
De los sobreagudos tradicionales hizo algunos sí y otros no. No hizo el de la vendetta ni el de la bella figlia, pero sí otros en los dúos. ¿No hizo, quizás, los que tenía con Nucci? No sé, no he visto otras funciones.
Celso Albelo sí que dio todos los agudos. Además se lució especialmente en el último, esa repetición de la donna è mobile fuera de escena, con un apianado ejemplar. Muy buen tenor. Tuvo que luchar contra el volumen de la orquesta y fraseó de manera exquisita. Tiene que perder peso. Ya sé que yo también, pero no me subo a los escenarios. Tenor a tener en cuenta a partir de ahora, sí señor.
Los malos estuvieron correctos. Ya de por sí es ingrato el papel de Maddalena, que tiene cuatro frases y luego pelearse para que se la oiga en el cuarteto, pero la Nino Surguladze consiguió superarlo. Además, MENUDA TÍA BUENA y qué manera de moverse. Super sexy. Sparafucile no llegó a resultar todo lo tenebroso que el papel requiere, pero bueno, más que aceptable.
De comprimarios, Mercè Obiol hizo bien la Giovanna y me gustaron los dos cortesanos, David Rubiera de Marullo y Ángel Rodríguez de Borsa. Normalmente no se les oye. El paje fue Graciela Armendáriz, y los Ceprano Tomeu Bibiloni y Marta Urbieta. A Luiz-Ottavio Faria le faltó la rotundidad que tiene que tener Monterone. Monterone es como el Zio Bonzo de Butterfly, su entrada tiene que ser impactante, tiene que acojonar. Y no, no me convenció.
El coro, otro elemento polémico en esta producción proque era un coro contratado para evitar las amenazas de huelga del coro titular, estuvo bien, matizando lo que la orquesta le dejaba. Tampoco nada de quedarse alucinado pero bien.
La puesta en escena es buenísima. Una especie de "Wagner en el Liceu": una plataforma cuadrada con una luz en el perímetro se va moviendo (hacia arriba, abajo, inclinándose) va formando los distintos ambientes. Una "stairway to heaven" es todo lo que hace falta para la casa de Rigoletto. La posición del coro y los juegos de luces hacen el resto. Francamente, muy preferible a las escenografías conceptuales de chichinabo que se suelen hacer para parecer modernos. Ésta será muy trekkie, pero representa perfectamente todos los escenarios, no hay que hacer adivinanzas para saber lo que está pasando ni dónde. Para contastar, y como suele venir siendo habitual en estas escenografías abstactas, el vestuario era en plan lujo (muy Cornejo, vamos).
Punto negativo en la dirección escénica: eso de coreografiar tanto los movimientos, como que todos levantaran la mano al mismo tiempo cuando la orquesta hacía un chimpón. Para el coro vale, pero para los solistas quedaba un poco ridi. Especialmente con el Duque. Como el Nucci pasa de directores de escena y de ensayos, iba a su bola y lo hizo la mar de bien.
Resumiendo: un Rigoletto excepcional, de esos de quedar en el recuerdo, a un nivel muy alto y más si cabe después de haber leído las tibias crónicas de otras funciones con otros repartos.
Las fotos y vídeos son de la web del Teatro Real y con los otros repartos.
Ahora mi tx quiere que lo lleve a ver más "ópera-maría", que ya se ha visto la Butterfly, la Tosca, Bohème, Traviata, Rigoletto y la Carmen. Pero que quiere más. Yo le digo que seguro que hay algún teatro de esos que viene una compañía de europa del este a hacer bolos este verano, pero me ha dicho que nanay, que en la Zarzuela o en el Real, que si no, no va. ¡Si se me está volviendo sibarita!
Leo Nucci, Patrizia Ciofi, Celso Albelo, Marco Spotti, Nino Surguladze
Roberto Abbado, Monique Wagemakers.
Teatro Real de Madrid, lunes 22 de junio de 2009
La cosa estaba clara. La única noche que Leo Nucci cantaba el Rigoletto de entre las 18 representaciones, fuera de abono y con precios al 50% de lo habitual. Iba a ser el despiporre.
El público estaba dispuesto a despepitarse aplaudiendo y la noche iba a ser un éxito.
Y lo fue.
Pero es que superó las expectativas.
Tanto por el clima de euforia en el teatro como por los resultados artísticos.
Y es que mira que es difícil que una ópera de repertorio (las llamadas "óperas-maría") salga redonda. Siempre hay peros que ponerle. Y más si es Verdi, que requiere que haya mucho nivel en todos los elementos.
Pues salió redonda, chúpate esa mandarina.
Y allí estábamos mi tx y yo para disfrutarla.
Mi tx no las tenía todas consigo, de la ópera sólo conocía el "Bella figlia dell'amore" y temía que se fuera a aburrir. Todo lo contrario. Estuvo serio durante toda la función y al final me dijo que la música le había parecido estupenda, que no le hacía falta leer los sobretítulos para saber lo que estaba pasando y que la función le había encantado.
Y es que la fuerza dramática que tiene Rigoletto es tremenda. Si además la orquesta se dedica a cargar las tintas atronándonos en los finales de acto y momentos clave, pues qué quieres que te diga.
Se ha criticado mucho la actuación de la orquesta por el volumen. A mí tampoco me ha parecido tan mal. También es verdad que ayer estaba dirigida por Leo Nucci y no por Roberto Abbado. Y sí, tapó en varias ocasiones al tenor. Pero en el resto se agradece que se salga de la rutina y sobre todo del pachín-pachín de banda de pueblo tan habitual en los verdis más populares.
La estrella ha sido, sin duda, Nucci.
Póngansele todos los peros achacables a la edad y a los vicios de haber interpretado más de 400 veces a Rigoletto. Da igual. Capacidad de comunicación, perfecto entendimiento del personaje, mil matices interpretativos, notas en su sitio y vozarrón: Es increíble que a pesar de que el volumen ha disminuido bastante desde que lo escuché en directo hace unos años también en este papel en Milán, aún sigue siendo lo que más se oía en el teatro.
Cada intervención suya ha sido aplaudida con enfervorizados aplausos. Justo detrás teníamos a un auténtico petardo especialista en ovaciones (de esos que gritan superagudo y diferencian la brava, las brave, los bravissimi, el bravissimo y todas las combinaciones habidas y por haber) que nos destrozaba los tímpanos. Pocas veces se disfruta de un Rigoletto como el de Nucci, y eso se celebra.
Me gustó mucho Patrizia Ciofi haciendo de Gilda tonta-del-bote. Mira que habrá cantado veces esta mujer en Madrid y nunca me ha tocado en reparto. Y no tenía muy buenas referencias suyas. Que sí, que daba las notas pero no transmitía. Pues no. Ayer se alzó como una Gilda estupenda. El timbre no es limpio, tiene ese velo "afónico" que me dan ganas de decirle a la mujer que se aclare la garganta porque me pone nervioso, pero después de calentar la voz tras el dúo inicial, estuvo estupenda, matizadísima, delicada y conmovedora. Vamos, que dio vida a un personaje tan soberanamente memo.
Bisaron (¿o se dice "hicieron un da capo"?) de la vendetta. Te puedes imaginar la algarabía en el teatro, estaba que se caía. Hoy además ya está la prensa diciendo que es histórico, que es la primera vez que se bisa en el Teatro Real (lo de Alagna no cuenta porque fue un recital).
De los sobreagudos tradicionales hizo algunos sí y otros no. No hizo el de la vendetta ni el de la bella figlia, pero sí otros en los dúos. ¿No hizo, quizás, los que tenía con Nucci? No sé, no he visto otras funciones.
Celso Albelo sí que dio todos los agudos. Además se lució especialmente en el último, esa repetición de la donna è mobile fuera de escena, con un apianado ejemplar. Muy buen tenor. Tuvo que luchar contra el volumen de la orquesta y fraseó de manera exquisita. Tiene que perder peso. Ya sé que yo también, pero no me subo a los escenarios. Tenor a tener en cuenta a partir de ahora, sí señor.
Los malos estuvieron correctos. Ya de por sí es ingrato el papel de Maddalena, que tiene cuatro frases y luego pelearse para que se la oiga en el cuarteto, pero la Nino Surguladze consiguió superarlo. Además, MENUDA TÍA BUENA y qué manera de moverse. Super sexy. Sparafucile no llegó a resultar todo lo tenebroso que el papel requiere, pero bueno, más que aceptable.
De comprimarios, Mercè Obiol hizo bien la Giovanna y me gustaron los dos cortesanos, David Rubiera de Marullo y Ángel Rodríguez de Borsa. Normalmente no se les oye. El paje fue Graciela Armendáriz, y los Ceprano Tomeu Bibiloni y Marta Urbieta. A Luiz-Ottavio Faria le faltó la rotundidad que tiene que tener Monterone. Monterone es como el Zio Bonzo de Butterfly, su entrada tiene que ser impactante, tiene que acojonar. Y no, no me convenció.
El coro, otro elemento polémico en esta producción proque era un coro contratado para evitar las amenazas de huelga del coro titular, estuvo bien, matizando lo que la orquesta le dejaba. Tampoco nada de quedarse alucinado pero bien.
La puesta en escena es buenísima. Una especie de "Wagner en el Liceu": una plataforma cuadrada con una luz en el perímetro se va moviendo (hacia arriba, abajo, inclinándose) va formando los distintos ambientes. Una "stairway to heaven" es todo lo que hace falta para la casa de Rigoletto. La posición del coro y los juegos de luces hacen el resto. Francamente, muy preferible a las escenografías conceptuales de chichinabo que se suelen hacer para parecer modernos. Ésta será muy trekkie, pero representa perfectamente todos los escenarios, no hay que hacer adivinanzas para saber lo que está pasando ni dónde. Para contastar, y como suele venir siendo habitual en estas escenografías abstactas, el vestuario era en plan lujo (muy Cornejo, vamos).
Punto negativo en la dirección escénica: eso de coreografiar tanto los movimientos, como que todos levantaran la mano al mismo tiempo cuando la orquesta hacía un chimpón. Para el coro vale, pero para los solistas quedaba un poco ridi. Especialmente con el Duque. Como el Nucci pasa de directores de escena y de ensayos, iba a su bola y lo hizo la mar de bien.
Resumiendo: un Rigoletto excepcional, de esos de quedar en el recuerdo, a un nivel muy alto y más si cabe después de haber leído las tibias crónicas de otras funciones con otros repartos.
EDITO LA ENTRADA PARA METER EL VÍDEO DEL BIS DE LA VENDETTA:
Las fotos y vídeos son de la web del Teatro Real y con los otros repartos.
Ahora mi tx quiere que lo lleve a ver más "ópera-maría", que ya se ha visto la Butterfly, la Tosca, Bohème, Traviata, Rigoletto y la Carmen. Pero que quiere más. Yo le digo que seguro que hay algún teatro de esos que viene una compañía de europa del este a hacer bolos este verano, pero me ha dicho que nanay, que en la Zarzuela o en el Real, que si no, no va. ¡Si se me está volviendo sibarita!
Pues debimos estar sentados en zonas muy próximas o es que había varios gritadores de "bravo, brava, bravi" y lo demás, atronando al sufrido público. Pero no nos importó nada, disfrutamos como locos, con la ventaja por mi parte de que era la primera vez que mis hijas iban al Real y veían ópera en directo, y se pasaron toda la función llorando como locas (y yo también un poco, todo sea dicho, que fue empezar el "caro nome" y llenárseme los ojos de lágrimas). Tengo que confesar que no soy una gran amante de la ópera, pero en mi casa hay un auténtico culto por Rigoletto, que a mi marido le encanta, y las entradas de ayer fueron mi regalo de cumpleaños; nunca había hecho un regalo de tal categoría, ni habíamos disfrutado tanto toda la familia juntos en el mismo espectáculo.
ResponderEliminarDe todos tus comentarios estoy de acuerdo prácticamente en todo, matizando quizá que el tenor no me pareció tan bueno, pero es que estoy acostumbrada a la versión de Carlo Bergonzi y es un contraste muy fuerte.
La escenografía y el vestuario, espectaculares, efectivamente.
Y todo tu post, buenísimo. Me ha encantado encontrarlo. Muchos saludos
¡ Gracias por el comentario !
ResponderEliminarYa lo digo, es lo malo de las óperas-maría, que siempre hay donde comparar. Pero insisto en que Albelo se mantuvo en un nivel más que digno.
Estimado Pasa el Mocho:
ResponderEliminarGracias por permitirnos asistir a la representación a los que no estuvimos allí.
Me gustaría hacerle un par de consultas. ¿Sabe si se va a editar la representación en deuvedé? ¿Será en concreto la actuación de Leo Nucci?
Por otro lado, he visto la actuación de en el vídeo de El País, y me surgen dudas debido a mi ignorancia y falta de experiencia. ¿Quién pide el bis? ¿Quién lo decide? Realmente da la impresión de que ya lo tenían previsto, como si el hecho de que estuviese allí el divo requiriese un gesto así. No pretendo quitarle mérito, por Dios, y no he asistido nunca al Real, pero estoy seguro de que no es la primera vez que aplauden a un cantante con la misma o más intensidad, y si nunca bisan... bueno, no sé, me gustaría saber su opinión.
Y saber que el otro bisado ha sido Alagna... no lo soporto. Con lo fácil que es preocuparse por cantar y dejarse de tonterías, y no he visto a nadie tan divo como ese señor (qué hace su estupenda señora con él).
Bueno, en fin. Disculpe la extensión. En cualquier caso, muchas gracias por su blog.
Un abrazo
Gracias, Lindoro, por el mensaje.
ResponderEliminarLo de la representación en deuvedé es un misterio. Yo no vi cámaras "buenas" en el teatro a excepción de las habituales. Francamente, lo dudo. De todas formas, y visto el vídeo del bis, es una producción que dados sus juegos de perspectiva, pierde mucho vista en pantalla.
Respecto al bis, yo creo que está claro que estaba ya más que previsto, pero no le quita mérito y aunque sea un poco "espectáculo" de más, no viene mal tener este tipo de efemérides. Ahora, la exageración de "se ha hecho historia" y tal me parece sacada de madre.
Alagna repitió el Celeste Aida en su recital en Madrid, sin que hubiera aplausos como para pedirlo, y nadie sabe si fue porque lo hizo tan bien o porque no le gustó el resultado de la primera versión.
Saludosssss
Me dejas babeando de envidia. El Verdi más "ópera-maría" me da mucha pereza, precisamente por el efecto pachín-pachín chunda-chunda que decías... pero cada vez que voy a ver un Rigoletto o una Traviata salgo impresionado de la fuerza dramática y la redondez de la obra, y acabo rendido. Me habría encantado ver esa función, a Nucci lo vi en Londres... y no me acuerdo en qué (pero sí recuerdo que yo iba en plan "bah!, menudo vejestorio" y salí muy impresionado). A la Cioffi le he visto una Gilda y, sin ser mi favorita, también me gustó. Gracias por el tip del Chubby-tenor Albelo.
ResponderEliminarNo me extraña que le gustase a tu Tx es que no hay como un buen Rigoletto para convertir a alguien al mundo operístico.
Y enhorabuena por la crónica.
Ya que no puedo ir, al menos te puedo leer... estupenda reseña; al contrario de lo que me suele pasar con otras que leo por ahí en foros y tal, de ti me fío. Si lo dice el Duque de Móchez (¿Gualtier Mochèz?), no sólo sera verdad sino que, además, será cierto.
ResponderEliminarNo me parece mal lo del bis, le da un poco de vidilla al asunto, aunque tampoco hay que sacarlo de madre, como dices, y convertirlo en la segunda llegada del mesías.
Me he tirado levemente de mis escasos pelos, porque del repertorio de opera-mary Rigoletto es de las que más subidón me da, y me hubiera gustado mucho estar allí, aunque los del bravi-bravo-breva me sacan de quicio.
Por cierto, voy a meter el brava bravi, brave en lo peor de todo. Sobre todo el brave.
ResponderEliminarBuah, una de mis pasiones la ópera, pero que me encuentro ahora mismo como tierna principante (desde hace un año y medio que me interesa).
ResponderEliminarMe encantan los blogs, y casualmente tenía blogs de todo lo que me gusta, pero no había topado con ninguno sobre ópera...
Menos mal, la espera ha valido la pena porque na más entrar en el suyo... me he leído todas las entradas de pé a pá de la portada.
Enhorabuena, me encantan sus crónicas... lo que no entiendo es ¿quién es tx?
Un saludo y ánimo, una suscriptora que se ha ganao, con todas las de la ley.
Gracias, Flaa.
ResponderEliminarEl tx es mi novio.
Y ánimo con la afición por la ópera
Yo también estuve allí.
ResponderEliminarY como era el primer bis vivido por mí en la historia del Teatro Real, salí emocionada, satisfecha y feliz....Y no me hice pis del gusto por aquello de no mojar la butaca de Paraiso.
En fin, una noche que siempre recordaré. Luego nos fuimos a cenar por allí cerquita un grupo de más de 15 y siguió la fiesta...
Besitos.