Vale, sí, el título de la entrada es facilón, pero es que menudo revuelo se ha montado con lo del Così fan tutte de Mozart dirigido escénicamente por Haneke, su óscar y sus películas.
Quien me conozca lo sabe: le tengo una tirria tremenda al Così fan tutte de Mozart. Son estas manías particulares. Pero vamos, junto con los Donizetti cómicos, se lleva la palma. Y no niego que musicalmente sea una obra maestra, llena de dúos y números de conjunto fantásticos, pero eso de que en el primer acto no ocurra NADA y que todo se limite a una sucesión de música agradable me saca de mis casillas y, lo que es temible en mí, me duerme.
Y no iba a ser excepción el Così del Real. El primer acto, señores, duró una hora y tres cuartos. La supuesta genialidad de Haneke como director de escena no la vi por ningún lado. Seguía sin ocurrir NADA. Los intérpretes estuvieron correctos pero sin llamar la atención. Y la dirección de Sylvain Cambreling empezó tirando a plomo (por ser amable). A todo le unimos el que fuera un día de diario y una hora antes de lo habitual... vamos, que me faltó poco para echar la cabezada.
Afortunadamente todo cambió para mejor en el segundo acto. Los cantantes se afianzaron, la orquesta se entonó y por fin la escena nos mostró el cruel y perverso juego de corrupción, traiciones y humillaciones que se traen los personajes.
Haneke usa el papel del actor / espectador: se aleja de que cuando hay un aria o un dúo sólo estén en escena los que cantan. No, aquí siempre hay otro (u otros) personajes como espectadores silenciosos que le dan otro sentido al texto. Y con todo lo tonta que es la trama original de esta ópera con su moralina machista/misógina dieciochesca, aquí el final es demoledor y de una carga dramática tremenda.
Me imagino que se grabará y publicará en vídeo, porque la posición de los cantantes estaba muy cuidada y parecía pensada para ello.
Para esta producción se han buscado cantantes jóvenes que dieran el papel interpretativamente hablando. Esto, que a priori es un riesgo tremendo, ha salido bien, pues se puede decir que la única que pinchó en el terreno vocal fue la Despina.
El resto estuvieron mucho más que correctos, destacando por encima de todos Anett Frisch como Fiordiligi, que sin tener un timbre particularmente bello, se movió a sus anchas en sus arias, manejando con pericia la coloratura, subiendo y, sobre todo, bajando. No era Lucia Popp, no era la Caballé, evidentemente, pero estuvo muy, muy digna. Al lado, la Dorabella de Paola Gardina la complementó con una voz más bonita y timbrada, pero de menor enjundia.
Los chicos fueron la estupenda voz baritonal de Andreas Wolf en Guglielmo y el argentino Juan Francisco Gatell, que empezó muy inseguro con una vocecilla de tenorino algo caprina, aunque cantando con gusto. En el "aura amorosa" cogió confianza y a partir de allí fue a más hasta el final.
Cuatro cantantes que, sobre todo, supieron mantener el tono de conjunto que necesita esta ópera, a tener en cuenta en el futuro y, sobre todo, nada del bluff que se temía. Kerstin Avemo como Despina y William Shimell como Don Alfonso, convertidos en esta producción en matrimonio que no se aguanta y que se dedica a pervertir a las parejitas, vocalmente lucieron muchísimo menos.
Vamos, que muy bien. Y, por lo que me han contado, mejoró bastante respecto a la noche del estreno, con lo que es de esperar que el buen tono se mantenga en las siguientes funciones.
Così sigue estando en mi lista de óperas para escuchar un aria, un dúo o un trío aisladamente, pero eso son cosas mías, que ya se sabe que soy un frívolo insustancial. Esta producción del Real merece la pena y, sin ser el colmo de la genialidad que nos venden, la considero la mar de interesante.
Ah, el Real vuelve a dar gratuitamente un programa de 32 páginas con 5 de ellas dedicadas a patrocinadores y a información del Teatro, biografías, ficha artística, artículo, un poema, un texto de Julio Cortázar y... sin el resumen del argumento. Fail.
Wolfgang Amadé Mozart
Così fan tutte
Anett Fritsch, Paola Gardina, Juan Francisco Gatell, Andreas Wolf, William Shimell, Kerstin Avemo.
Sylvain Cambreling, Michael Haneke
Teatro Real, Madrid, martes 26 de febrero de 2013
Vaya "larga cambiada", tal como empieza la entrada no se espera uno el final de la misma.
ResponderEliminarSi no recuerdo mal Camberling es el que dirigió el año pasado La Poppea ¿No? Pues entonces la capacidad del caballero para facturar "tostones" es más que notable.
Sí, fue el de la Poppea. Es que la larga cambiada es lo que me pasó a mí, AdMi, en el descanso estaba que me quería ir a casa. Y, en serio, qué final. Me imagino que estará disponible en los círculos habituales de vídeos de ópera online piratillas en breve.
ResponderEliminarEs hora de confesiones: tampoco me gusta el Così.
ResponderEliminar¿Necesitaremos algún tipo de terapia para corregir esta deficiencia?
¡Por fin alguien que me comprende! Cada vez que digo que no me gustan el Così, el Elisir o Don Pasquale se me echa encima una manada de furibundos eruditos dándome mil razones por las que me debe gustar.
EliminarNo soy objetivo con "Cosí..." porque la adoro, simplemente.
ResponderEliminarPuede aburrir si lo musical y/o lo escénico no le epsca el punto a la obra.
Me irrita que no hayan conseguido una Despina buena, son la cantidad de soubrettes estupendas (y guapas) que hay que cantarían gustosas en el Real. Eso de que han de ser todos primero guapos y luego cantantes es una maldición.
Me sorprende que el director haya estado aburrido en su trabajo. Aquí es una especie de semi dios.
Hermosa escenogarfía.
Aquí ví en Berlín la producción de Doris Dörrie donde todo trasncurría en la década de 1960. Tenías que haber visto a Werner Güra como Ferrando con dread looks.
Ella canta en el dúo con Ferrando "Hai vinto..." y el oboe entra y yo me muero de amor.
ResponderEliminarQuizás no incluyan ya el argumento porque total, los directores de escena se lo pasan por el forro.
ResponderEliminarSí, y todos los cantantes de ópera se pasan por el forro el estilo musical que cantan y son gordos y son divos insoportables, etc.
ResponderEliminarPor poner todo en el mismo saco...
Esto es como todo... a la gente le gusta generalizar, pero vamos yo he ido a varias óperas en Madrid y he salido con la boca abierta. Claro que depende de la ópera a la que vayas, pero es muy recomendable.
ResponderEliminarMe gustaría que alguien me explique en algún momento cuál es el beneficio que se obtiene de una escenografía moderna y en qué mejora al conjunto de una obra del siglo XVIII o XIX.
ResponderEliminarLos paletos somos así, queremos que coincidan las épocas aunque sea aparentemente.
a mi me gusta la escenografía de época y me encantaría haber estado en el Real aunque fuera para dormirme con Cosi de fondo musical :)
ResponderEliminarGracias por la reseña!