El Onegin inaugural se me quedó dando vueltas en la cabeza.
Qué rabia.
Con lo que me gusta a mí esta ópera y lo sosaina que quedó.
Al llegar a casa repasé mi lista de Onegines en disco.
Y, cómo no, reparé en una rareza que tengo: la versión en inglés grabada en 1994 por Charles Mackerras con Thomas Hampson y Kiri Te Kanawa.
Es un disco raro.
Cantan en inglés, y se hace extraño. A mí no me molesta que se traduzcan las óperas. Creo que no hay nada inamovible y que mientras se haga con coherencia y calidad no hay mayor problema. Pero claro, acostumbrado uno al oído al churriesti chiestli del ruso, de repente escucharlo en inglés choca mucho. Creo que no me pasaría nada si la tradujeran al alemán, polaco o cualquier otro idioma que yo no entienda, que el shock se produce al captar frases y palabras sueltas.
Además, los cantantes parece que están como muy pendientes de la pronunciación, y se recrean en los sonidos sh y t. Es como una clase del Follow me pero cantada. Hampson está muy bien de Onegin, autoritario y cínico, y la verdad es que da gusto oírlo. Kiri es otra cosa. Mira que le tengo yo cariño a esta mujer, tan correcta siempre, pero es que como Tatiana... ay. No llega a levantar el vuelo. Hace cosas preciosas en los momentos más delicados, pero no consigue el lirismo ni la pasión necesarias, y su voz en el 94 estaba ya algo desgastadilla para el papel. Aprobada, vale, pero entiendo las críticas -algunas muy desagradables- que recibió en la época de la publicación del disco.
La escena de la carta:
Y el dúo final:
El resto ni fu ni fa. El Lenski y el Gremin no están a la altura y las mujeres tampoco destacan especialmente.
También está Nicolai Gedda como Monsieur Triquet. Pero como es una parte de la ópera que no soporto, siempre lo paso.
Mackerras y la orquesta de la Ópera Nacional Galesa están... irregulares. Brillan en los momentos más dramáticos pero en las partes más reposadas o intimistas están muy relajados. Las escenas costumbristas del primer acto aburren, y no se consigue crear atmósfera en la escena del duelo. Menos mal que en todo el último acto Mackerras saca genio y lo borda.
Esta es una no-recomendación.
Es decir, jamás le recomendaría a nadie que comprara este disco. Ahora, como curiosidad y como ese "mira qué raro soy y qué cosas más estrafalarias tengo" que nos encanta tanto a los operísticos, no tiene precio.
Qué rabia.
Con lo que me gusta a mí esta ópera y lo sosaina que quedó.
Al llegar a casa repasé mi lista de Onegines en disco.
Y, cómo no, reparé en una rareza que tengo: la versión en inglés grabada en 1994 por Charles Mackerras con Thomas Hampson y Kiri Te Kanawa.
Es un disco raro.
Cantan en inglés, y se hace extraño. A mí no me molesta que se traduzcan las óperas. Creo que no hay nada inamovible y que mientras se haga con coherencia y calidad no hay mayor problema. Pero claro, acostumbrado uno al oído al churriesti chiestli del ruso, de repente escucharlo en inglés choca mucho. Creo que no me pasaría nada si la tradujeran al alemán, polaco o cualquier otro idioma que yo no entienda, que el shock se produce al captar frases y palabras sueltas.
Además, los cantantes parece que están como muy pendientes de la pronunciación, y se recrean en los sonidos sh y t. Es como una clase del Follow me pero cantada. Hampson está muy bien de Onegin, autoritario y cínico, y la verdad es que da gusto oírlo. Kiri es otra cosa. Mira que le tengo yo cariño a esta mujer, tan correcta siempre, pero es que como Tatiana... ay. No llega a levantar el vuelo. Hace cosas preciosas en los momentos más delicados, pero no consigue el lirismo ni la pasión necesarias, y su voz en el 94 estaba ya algo desgastadilla para el papel. Aprobada, vale, pero entiendo las críticas -algunas muy desagradables- que recibió en la época de la publicación del disco.
La escena de la carta:
Y el dúo final:
El resto ni fu ni fa. El Lenski y el Gremin no están a la altura y las mujeres tampoco destacan especialmente.
También está Nicolai Gedda como Monsieur Triquet. Pero como es una parte de la ópera que no soporto, siempre lo paso.
Mackerras y la orquesta de la Ópera Nacional Galesa están... irregulares. Brillan en los momentos más dramáticos pero en las partes más reposadas o intimistas están muy relajados. Las escenas costumbristas del primer acto aburren, y no se consigue crear atmósfera en la escena del duelo. Menos mal que en todo el último acto Mackerras saca genio y lo borda.
Esta es una no-recomendación.
Es decir, jamás le recomendaría a nadie que comprara este disco. Ahora, como curiosidad y como ese "mira qué raro soy y qué cosas más estrafalarias tengo" que nos encanta tanto a los operísticos, no tiene precio.
Jamás se me hubiera pasado por la testera, en cualquier caso, gracias por avisar
ResponderEliminarTengo sensaciones ambivalentes con lo de las óperas traducidas - aquí se hace mucho la ópera italiana en alemán, sobre todo en los teatros del este-. Por un lado, si conozco mucho la ópera, no soporto otro idioma que no sea el original- y menos si está traducido a un idioma que sé como el castellano. A veces las traducciones son pésimas y te quieres matar. Pero en caso de óperas rusas o checas o húngaras lo veo con mejores ojos; será porque no entiendo palabra de esos idiomas.
ResponderEliminarPor otro lado sé que ha hacho mucho por la difusión de algunos títulos que se hicieran en el idioma del país donde se hacen.
No tengo una opinión muy fija.
Recomiéndame BUENAS grabaciones del Oneguin, que no tengo ninguna y las que me recomiendan mis colegas rusas no me atrevo.
No estoy de acuerdo con que las óperas sean traducidas. Llámenme purista, pero me parece una ópera en su idioma original se disfruta mucho mejor que una adaptación. Y más si son en idiomas "extraños" como polaco, checo o húngaro.
ResponderEliminarme gusta mucho dame te kanawa, pero su tatiana es fatal, la escena de la carta esta entre lo menos logrado que he oido en opera, cero atmosfera y una tesitura fuera de lugar, una mala version de un titulo referencial, olvidable, en todo caso despues del ruso, suena muy bien en aleman.
ResponderEliminarsalutti.