A estas alturas de la película no me voy a poner pedante diciendo que Wozzeck es una maravilla de ópera. No, esto no es una revista de reseñas de música clásica y ópera sino un blog personal, así que lo digo claramente: Wozzeck de Berg me parece un plastazo.
Lo he intentado varias veces y no. Y no es que no pueda con el atonalismo, ojo, que nos llevan martirizando casi un siglo con él y lo tengo asumido, es que no puedo con Wozzeck. Son apreciaciones personales. Vamos, que Lulu me fascinó, pero con ésta lo intento y nada.
Lo mismo es que necesito asistir a una función de esas redondas en las que todos los cantantes estén en su papel, la orquesta te apabulle y el director de escena consiga meterme en el mundo opresivo y de denuncia social que tiene el texto. Sí, recuerdo una producción en el Teatro de la Zarzuela allá en los 90 (eres vieja, mari) que me impresionó mucho, pero lo del otro día en el Teatro Real puessssss... no.
A Simon Keenlyside no lo veo como Wozzeck. Tiene una voz demasiado "noble" para el papel. Y un timbre un poco seco. Le puso voluntad y fue el único cantante al que se le había trabajado escénicamente, pero vocalmente se me quedó un poco corto.
Menos mal que teníamos a Nadja Michael para compensar. Aparte de que su parte musical es la que más me gusta de toda la ópera, su Marie estuvo rotunda, con volumen, timbrada y llegando a unos agudos impactantes. ¿Que grita? ¿Cómo no va a gritar en ese papel? Hombre pofavó.
Muy bien también estuvo el Capitán de Gerhard Siegel, con la autoridad necesaria.
Y el resto se movió entre lo discreto y lo "o esto se canta así o de dónde han sacado a éste".
Si lo aderezamos con una puesta en escena de lo más soso que se haya visto en los últimos tiempos tenemos eso, Bostezos en Wozzeck o, lo que es lo mismo, Wozztezozcks.
Christoph Marthaler lleva la escena a un restaurante/merendero que a mí me recordaba a las áreas de descanso de las autopistas que están vacías pero de golpe llegan siete autobuses y petan de gente. Vale, no es necesario que sea un pueblo con un acuartelamiento (porque Wozzeck es un soldado), lo del cambio de ubicación lo tengo más que asumido. Pero es que vuelve a pasar lo mismo de siempre: cuando llevas un rato de ópera te da lo mismo que sea un restaurante, un hospital o un burdel, la escena está tan poco currada que ha desaparecido y ya sólo ves cantantes. A mí que me pase esto en un belcanto pues me da un poco igual, pero en Wozzeck se necesita implicar al espectador en la obra, y escenas como las del bosque o el lago pierden toda su eficacia con una escenografía así.
Como ya he dicho, el personaje de Wozzeck fue el único trabajado desde una manera actoral: al brutote básico que siempre hemos conocido lo convierten aquí en una especie de hombrecillo nervioso, maniático, obsesionado. Correcto, si hubiera algo más de donde agarrar, pero resultó ser lo único notable entre la nada que lo rodeaba. No es suficiente.
Muy listos con eso de no hacer descanso: se evita la desbandada general. No obstante, hubo un goteo constante de deserciones.
Lo que me sorprendió a mí mismo es que, sin gustarme la obra, pude mantener la concentración y no dormirme en la hora y tres cuartos que duró.
La orquesta imagino que estuvo bien. No sé, la verdad. Desde luego, los pocos momentos líricos a mí me sonaron muy bien.
Lo dicho, llámeseme hortera o inculto musical, pero para mí fue una función olvidable nada más salir del teatro.
Alban Berg
Wozzeck
Teatro Real de Madrid,
Jueves, 13 de junio de 2013
Simon Keenlyside, Nadja Michael, Gerhard Siegel, Franz Hawlata, Roder Padullés, Jon Villars, Katarina Bradic
Sylvain Cambreling, Christoph Marthaler
Uffff, yo como todavía no he visto todo el repertorio "sota, caballo y rey" de momento me abstendré de estas "modernidades", de hace casi un siglo, dicho sea de paso.
ResponderEliminarEsto me lo copio:
"Lo del cambio de ubicación lo tengo más que asumido. Pero es que vuelve a pasar lo mismo de siempre: cuando llevas un rato de ópera te da lo mismo que sea un restaurante, un hospital o un burdel, la escena está tan poco currada que ha desaparecido y ya sólo ves cantantes"
Yo creo que me vale para unas cuantas de las que he visto y temo que me valga para algunas de las próximas.
Muchas gracias por compartir tus impresiones,pero que conste que Wozzeck es una maravilla de principio a fin. Una de mis óperas favoritas, junto con Falstaff, Parsifal, Barbero, Bodas...
ResponderEliminarMuchas gracias por tu blog!
ResponderEliminarTengo una pregunta que igual puedas contestar: ¿sabes las fechas de salida a la venta de las óperas de la próxima temporada en el real? no consigo encontrar esta info en su web y justo hoy por casualidad he llamado y era el día que salia a la venta el barbero de sevilla! no querría que se me escaparan algunas otras...
¿Esto es una reseña o un vómito digital? Oiga...bien está que dé sus impresiones, pero es que esto molesta, no da ni para conversación de verdulería rosa.
ResponderEliminarGracias por sus aportaciones, señores anónimos.
ResponderEliminarLa fecha de venta de las distintas óperas la tienes en este enlace:
http://operitas.blogspot.com.es/2013/02/composicion-de-los-abonos-temporada.html
Pulsando en la imagen del plano de localidades.
es curioso comparar la frase "Wozzeck ME PARECE un plastazo" con "Wozzeck ES una maravilla de principio a fin", y así, en una sola frase, tenemos catalogada a la totalidad de la audiencia. pues algo tendrá el agua cuando la bendicen, pero yo me sumo al grupo plastazo.
ResponderEliminarYo pienso que Wozzeck es una de las mejores óperas del siglo XX. Me apasiona. por su belleza, una belleza que nada tiene que ver con el acaramelado preciosismo burgués. Entronca con "Salomé" y "Elektra", con el expresionismo y el "Pierrot lunar". Denuncia la opresión del sistema.
ResponderEliminarRecomiendo dos DVDs. El de Barenboim-W. Meier y el de Abbado-Behrens con orquestas soberbias y unas escenografías que reflejan el ambiente decadente en que tienen lugar.
Huir de las payasadas de Bieito y sus estupideces que no hacen sino deformar la obra y evitar su comprensión.