Con los Teatros del Canal podría haber sido un "no hay dos sin tres" pero al final acabó siendo un "a la tercera va la vencida". Después de dos fiascos infumables en el terreno lírico, aquella horrible Ópera de Tres Peniques y la flojísima Viuda Alegre, por fin he asistido a una disfrutable velada operística con Don Carlo de Verdi.
Claro que el Don Carlo es un operón, operón, de los que te dejan clavado a la butaca y te mete poco a poco en el drama. Bueno, a todo el mundo no, que no veas la señora que tenía delante. ¡No paró de moverse durante toda la primera parte! Adelante, hacia atrás, a un lado, al otro, a recostarse en el regazo de su pareja... qué ganas de darle un cogotazo. Menos mal que luego se calmó.
Sala roja de los Teatros del Canal, entradas agotadas y aforo completo. Y yo con la entrada de mi tx (que se negó a venir) pendiente de colocar hasta tres días antes. Ya me veía en la puerta ofreciéndola, como estaba un señor. Y oye, que el precio estaba bastante apañado.
Cómo no, el reclamo publicitario de esta función es Albert Boadella el cual, según dice, despoja la ópera de todo artificio y le quita el rollo "parque temático de la Inquisición y la Leyenda Negra". En efecto, todo le quita, porque el escenario más desnudo no puede estar. Una trampilla que hace las veces de tumba de Carlos I, cama de Felipe II y prisión es el único elemento escénico. De hecho, me ha recordado mucho la puesta de Konwitschny que vi en el Liceo en 2007: todo vacío y geométrico, pero con vestuario de época. De lujo los figurines esta vez.
Boadella ha cuidado bastante la interacción entre cantantes, buscando una mayor profundización del drama. Buen trabajo. Aunque discutible el presentar a Don Carlo como un tarado tullido al que le dan espasmos continuamente. Primero porque no cuadra con lo que ocurre en la ópera, y segundo porque joder, anda que no distrae. Que está el Posa ahí cantando un aria preciosa en la que dice que se muere por él y el infante está dando manotazos al aire mientras. Cómo no, la amistad de Posa y Carlo va más allá de lo fraternal en esta versión. Bastante más.
Muy interesante el párrafo que deja Boadella en el programa:
“En nuestros días la ópera tiende a convertirse en un club de coleccionistas restringido a supuestos expertos. Se trata de un arte que nació popular y ha pasado a ser rasgo diferencial de una secta filarmónica. Un grupúsculo mitómano que se aferra a la idolatría de las figuras como signo eminente de su exquisitez. Don Carlo es una de las propiedades preferidas de esta petulante élite, pues le atribuyen unos obstáculos técnicos que solo algunos escogidos comisarios son capaces de percibir y determinar si han sido o no superados. Semejante disposición previa frente a la ópera tiene más de competición deportiva que de auténtico deleite ante un arte excelso. Excelso, precisamente, porque Verdi la compuso como patrimonio de todos, sin excepciones eruditas."
En el terreno musical se puede decir que ha sido un reparto homogéneo, no de las noches de recordar pero sí todos muy competentes. Con un total spanish cast, destaca Eduardo Aladrén como Don Carlo, por la valentía con la que aborda el papel. La voz está, un poco más de técnica para controlarla y puede hacer cosas muy buenas en el futuro. Me gustó. Damián del Castillo hizo un Posa elegante y muy en su sitio. También a escuchar en el futuro, le falta asentar el timbre, redondearlo. Sorprendente para bien Simón Orfila como Felipe II, autoritario, con volumen, y matizando (y eso que el inicio del aria ay). Muy correcto Rubén Amoretti como Inquisidor, aunque lo siento mucho, eso de que dé más miedo el rey que el inquisidor no me vale. De las chicas, María Rey-Joly tiene voz, pero se le escapan las sutilezas del personaje. Bien Belén López como paje y Auxiliadora Toledano como voz del cielo. A Nancy Fabiola Herrera ya la conocemos: corta por abajo, brillante arriba y da lo mejor de sí misma cuando se desmelena, y aquí tiene sus buenos momentos, que aprovecha. Éboli es un papel golosina y sabe sacarle jugo.
La orquesta a cargo de Manuel Coves tuvo sus más y sus menos, pero yo diría que estuvo más pendiente de los cantantes que de tener protagonismo propio.
La versión fue la italiana en 4 actos y aquí ya he visto tantas versiones con tanto refrito entre unas y otras que no sé si le han quitado o añadido cosas.
El caso es que de Don Carlo casi siempre se sale con subidón del teatro, y esta vez no fue excepción. Muy digno y disfrutable.
Giuseppe Verdi
Don Carlo
Eduardo Aladrén, María Rey-Joly, Simón Orfila, Nancy Fabiola Herrera, Damián del Castillo, Rubén Amoretti, Belén López, Auxiliadora Toledano, Francisco Crespo.
Manuel Coves, Albert Boadella
Teatros del Canal, Madrid.
Miércoles 2 de marzo de 2016.
Qué bueno que se hagan cosas fuera de lo del Real. Y que le den oportunidades a los cantantes españoles.
ResponderEliminarMarkus adora la obra de Schiller y quiero llevarlo a ver la ópera.
El texo del regisseur tiene puntos discutibles: la obra no es "excelsa" porque haya sido creada como patrimonio para todos. Y hay mucho de circo en una representación operística; digo "circo" sin connotación peyorativa.
Entiendo la intención del regisseur pero debería afilar su argumentación.
A mí me llamó mucho la atención el Don Carlos de Aladren. Valiente y vistoso. Bravo. Ellas, en mi opinión, mal. Todas.
ResponderEliminarMuchas gracias Juan Ignacio. Un cordial saludo. Eduardo Aladrén.
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