viernes, abril 30, 2010

Sopor de Puritanos


Una mala noche la tiene cualquiera.
Lo de I Puritani anoche en Madrid fue de dormirse.

Vale que parto de la base de que es una ópera que a mí ni fu ni fa. Tiene tres momentos fantásticos pero el resto me suena todo igual. Del argumento ni hablamos porque es tan inane y tan dramáticamente ineficaz que da igual lo que pase. A Los Puritanos se va a escuchar y disfrutar belcanto.

Pero no. Juan Diego Flórez no tuvo su noche. El estilo, el fraseo, la interpretación, la intención estaban allí, pero la voz no. Eglise Gutiérrez tiene un timbre de esos velados y mates que sólo brillan en el forte, aparte de que agilidades, las justitas. Yo considero que los agudos no son lo más importante de esta ópera, pero están ahí. Y todos los de la pareja protagonista fueron escasos y apurados.


Mucho mejor los secundarios, en especial Nicola Uliveri como Giorgio.

La orquesta, lenta y un-da-da, muy como siguiendo a los cantantes, para luego meter de golpe un volumen que los tapaba completamente. El coro, siempre en forte.

Da rabia decirlo, pero me aburrí muchísimo. Espero que los que vayan el domingo tengan mejor suerte. Ah, ni caso a las indicaciones de tiempo del programa. Son tres horas, salimos pasadas las once.


I Puritani, de Bellini
Teatro Real de Madrid
Jueves, 29 de abril de 2010
Juan Diego Flórez, Eglise Gutiérrez, Fabio Maria Capitanucci, Nicola Uliveri, Roberto Tagliavini, Gabriella Collecchia, Mikeldi Atxalandabaso. Miquel Ortega

miércoles, abril 21, 2010

Salomé. Nivelazo


Nivelazo total en la Salomé del Teatro Real de Madrid.


Primero, y la más importante, una Nina Stemme fantástica. Con una voz poderosísima, bella, timbrada, demasiado opulenta arriba quizás pero a la vez con capacidad para bajar sin ninguna dificultad y oyéndosela perfectamente. Además, con una dicción perfectamente inteligible (para los que sepan alemán, claro). Una barbaridad de señora, un gustazo.


Luego están la pareja de padres, excelentes Doris Soffel (qué partido le saca al papel de Herodías la condenada) y Gerhard Siegel, un Herodes estremecedor.


Y la orquesta ha estado a gusto, matizando, sugiriendo y, finalmente, impactando.

La puesta en escena es de las ideales para que los más tradicionalistas se lleven las manos a la cabeza y a los más progrescénicos les den palpitaciones orgásmicas: está ambientada en la cámara acorazada de un casino de Las Vegas.


Carsen quiere reflejar un ambiente en el que se han perdido los valores y la traslación espaciotemporal es válida. Lo que ya no se sabe mucho es que pinta el Jochanaan por ahí (y ya que viene del desierto, podría haber sido el de Nevada, y no el típico africano).

En la danza de los siete velos Salomé se disfraza de su madre y hace una parodia de cómo se comporta con los hombres. Y en vez de desprenderse de los siete velos, siete hombres se desnudan ante ella.


¿Escandalosa la producción? ¿Porque salgan cuatro tetas y unos desnudos masculinos? No. Si escandaliza es porque estos desnudos no son de los cachas de turno, sino de siete hombres entre los que había jóvenes, viejos, gordos, delgados... es decir, gente real, no modelos. Y, oh, se les veía la polla. Pues mucho más natural, que lo que me parece ridículo es el típico figurante musculoso que va desnudo pero al final le ponen un pudoroso tanga.


La verdad es que yo al final pasé bastante de la puesta en escena y me centré en la música y la Stemme. Y disfruté mucho.

No me gustaron: el Jochanaan, con momentos en los que no se le oía nada (y sin estar la orquesta especialmente fanfarriosa) y el Narraboth.

Y curiosidad. Si pones en Google "Salomé Teatro Real"... ¿qué es lo que te saleeeeee?


Desde que llegaste a no vivo llorando (silencio - heh)




Salomé de Richard Strauss
Teatro Real de Madrid
Martes, 20 de abril de 2010
Nina Stemme, Doris Soffel, Gerhard Siegel, Wolfgang Koch.
Jesús López Cobos / Robert Carsen

Mira

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